El poder judicial español, nuestro Atila, también tendrá su final en los Campos Cataláunicos.

La sentencia de ayer del tribunal superior de justicia de Catalunya, condenando a los miembros de la mesa del Parlament de Catalunya por desobediencia, es un grave paso más hacia el abismo, y tenemos que pensar que aún hay 2850 ciudadanos más, pendientes de juicio por el referéndum del 1 de octubre del 2017; y eso, como aviso atemorizador ante el mundo independentista.

Atila (406-453), el Gran Khan de los hunos occidentales, tras su victoriosa marcha conquistadora, sufrió su primera gran derrota en Châlons-en-Champagne, donde tuvo lugar la Batalla de los Campos Cataláunicos, el 20 de junio del año 451 (fecha más aceptada) o 20 de setiembre de ese mismo año (fecha alternativa).

Atendiendo a la leyenda del comentario de Atila que ‘por donde pisa mi caballo no vuelve a crecer la hierba’, junto con la simple casualidad del citado nombre de los Campos Cataláunicos (que tomo aquí como un juego), me permiten hacer cierta comparación entre este personaje y la situación actual del poder judicial español contra Catalunya (guardando las obvias distancias).

En primer lugar, para centrar el tema, transcribiré algunos datos históricos:

Atila

“(…) El año 450 Atila proclamó su intención de atacar el poderoso reino visigótico de Tolosa, mediante una alianza con el emperador Valentiniano III, pues hasta entonces había mantenido buenas relaciones con el Imperio Romano de Occidente. (…) pero la hermana de Valentiniano, Honória, para escapar de su matrimonio pactado entre el emperador y un senador, envió a Atila un escrito pidiendo ayuda, junto con su anillo de compromiso. Atila aceptó el acuerdo y reclamó la mitad del imperio de occidente, como dote. Cuando Valentiniano descubrió la trama, sólo la intercesión de su madre, Gala Placídia, consiguió salvar la vida de Honória, pero fue exiliada.

Asimismo, envió una carta a Atila, negando categóricamente la legitimidad de la propuesta de matrimonio. Atila envió una embajada proclamando la inocencia de Honória, la legitimidad de su propuesta y sus intenciones de reclamar sus derechos.

(…)

A partir de ese momento, fue uno de los enemigos más temidos por parte del imperio romano occidental y oriental. (…) Fue considerado ‘El azote de Dios.

(…)

El continuo avance de Atila hacia occidente, convencieron al rey visigodo Teodorico I de aliarse con los romanos. (…) Los ejércitos se encontraron a las afueras de Châlons-en-Champagne, donde tuvo lugar la Batalla de los Campos Cataláunicos; la batalla que tradicionalmente se ha considerado como una victoria de la alianza romano-goda, acabó con la muerte de Teodorico, los hunos retirándose en desbandada, y la imagen de invencibilidad de Atila, desacreditada.

(…)

Atila volvió el 452 para reclamar su matrimonio con Honória, invadiendo y asolando Italia, a su paso.

(…)

Finalmente, el rey de los Hunos se paró en Po, donde recibió una embajada formada por el prefecto Trigetius, el cónsul Aviennus y el Papa León I. Después del encuentro, Atila marchó de Italia, sin haber conseguido la mano de Honória ni los territorios deseados. Se han planteado diversas hipótesis por la retirada de Atila, la más probable, las plagas y el hambre que coincidieron con su entrada en Italia debilitaron su ejército

(…)

Hay diferentes versiones sobre la causa de su fallecimiento: una hemorragia nasal (…) una hemorragia interna (…) asesinado por una de sus esposas, siguiendo las instrucciones de Marcial, el emperador Romano de Oriente”

(Fuente Wikipedia)

Injusticia española

‘La sentencia del tribunal superior de justicia de Catalunya (TSJC) que condena por desobediencia a los miembros independentistas de la que era la mesa del Parlamente en octubre del 2017, no es sólo un ataca al parlamentarismo, como han destacado los partidos soberanistas, sino que muestra de manera descarnada y cruda el escarnio que ha sufrido la que era la presidenta del Parlamente, Carme Forcadell, por parte de la justicia española.

Lluís Corominas, Lluís Guinó, Anna Simó y Ramona Barrufet han sido condenados por los mismos hechos que protagonizó Forcadell a un año y ocho meses de inhabilitación. En cambio, la expresidenta fue juzgada en otro juicio, junto a los políticos y activistas, y condenada a la brutal pena de once años y medio de prisión por un delito de sedición.

(…)

En ningún momento se explica, qué hizo diferente Forcadell del resto de los miembros de la mesa. Su abogada Olga Arderiu se cansó durante el juicio de preguntar si su clienta había participado en alguna reunión preparatoria del 1 de Octubre, o de cualquier otra movilización. La respuesta siempre fue la misma: no. A pesar de esto, el tribunal rechazó la petición para que su caso fuese juzgado por el TSJC, con el resto de sus compañeros. Y al final le impuso una de las penas más altas sin ninguna prueba que acreditase su participación directa en los hechos.

(…)

Además de todo esto, es palmario que, en España, vía tribunal constitucional, se ha impuesto una visión restrictiva del parlamentarismo, en el que la mesa ha de entrar a prejuzgar la constitucionalidad de las diferentes propuestas. Es una cotilla que rebaja el valor de la cámara que, según algunos, sólo habría de poder debatir temas sobre los cuales la Generalitat tiene competencias, de manera que, por ejemplo, una resolución de condena del genocidio de los rohingyas de Myanmar, sería ilegal.

Los Parlamentos están para debatir y aprobar leyes que, si son inconstitucionales, el tribunal constitucional ya se encargará de anular. Pretender que este trabajo lo hagan los miembros de la mesa, es un exceso”.

(Editorial Ara, 20 oct.)

Con esta sentencia, el TSJC:

·       ha acabado con la inviolabilidad parlamentaria,

·       ha convertido a la mesa, en un órgano censor, y

·       ha devaluado a los parlamentos autonómicos, al limitarles el marco de sus posibles debates, a sus exclusivas competencias.

Es una sentencia denigrante, un ejemplo más de la invasión de los diferentes poderes, por parte del poder judicial, que se ha conferido el poder de ser juez y parte.

Y esto es muy deprimente, pero, encima, el colmo es ver cómo los líderes de los partidos unionistas han salido en tromba felicitándose por la victoria de la justicia; y oír a tipos (pues no merecen un mejor calificativo) como Miquel Iceta, Carlos Carrizosa, Eva Granados, Inés Arrimadas, etc., justificando el estado de derecho, y argumentando que ellos ya habían avisado lo que pasaría. Esto ya no es demagogia. Esto es pura basura. Una respuesta de una persona acomodaticia, carente de toda moral y ética, pues deberían defender el libre parlamentarismo; pero son unos meros mandados.

Y estos personajes son ejemplos perfectos del tremendo ‘caballo de Troya’ que tenemos en Catalunya; tipos amorales e indignos, sin ningún nivel de empatía con sus compañeros de ‘trabajo’ (ya no digo amigos), me refiero a que han sido compañeros, pero no es el calificativo adecuado, pues ni acompañan (en el buen sentido), han sido ‘rivales coincidentes’.

Otra de las batallas del consejo general del poder judicial, presidido por Carlos Lesmes, que, a su vez, es presidente del tribunal supremo, y que hace dos años que tiene su mandato caducado, pero sigue en funciones gracias al bloqueo que está haciendo el PP, que pretende, así, mantener su mayoría en el poder judicial, mayoría que no tiene parlamentariamente, pero que, prevaricando, mediante un fraude de ley, mantiene la mayoría que le ‘garantice’ unas sentencias más suaves en los temas que tienen pendientes, nada menos que una treintena, casos: Gürtel, Púnica, Lezo, Taula, l visita del Papa a Valencia, Orange Market, etc.

Pues bien, en plena magma de corrupción, Carlos Lesmes ha seguido nombrando presidentes de audiencias nacionales y de salas del tribunal supremo, para seguir controlando el poder judicial durante muchos años más, y así, surfear el gobierno de Sánchez / Iglesias, hasta que consiga el PP una futura mayoría. Si esto no es prevaricar y cometer fraude de ley, que venga Atila y lo explique.

Y ahora, subiendo muchos grados más la tensión en el pulso de la judicatura con el poder legislativo, que está preparando un proyecto de ley para posibilitar el cambio de la cúpula judicial por mayoría, en lugar de los tres quintos actuales (en el congreso y senado). Y, ante este posible cambio legislativo, Lesmes, el gran inquisidor y maquiavélico presidente, ha convocado un pleno de urgencia, el próximo 28, para examinar y opinar sobre la iniciativa registrada en el congreso.

‘Lesmes ha movido pieza después de la petición de siete vocales de los 21 miembros del órgano de gobierno de los jueces. Se da la circunstancia que todos los miembros del grupo promotor fueron escogidos a propuesta del PP; y esto en un momento que este partido reclama ‘despolitizar’ la justicia.

(…)

Por su parte, el PP ha registrado una contrarreforma en el congreso, pues quiere que sean los jueces los que escojan a los jueces’

(Mariona Ferrer Fornells, Ara, 20 oct.)

Y esto es un golpe de estado dentro del propio estado, ya que el poder judicial no tiene potestad para examinar ni hacer informes sobre las iniciativas parlamentarias; esto es una invasión de poderes, que deja a las invasiones de Atila en un juego de niños.

El poder judicial debe hacer los informes que le pida el gobierno. Y punto.

La contrarreforma del PP es como la contrarreforma española a raíz del Concilio de Trento (1545-1563), que acabó con la Guerra de los Treinta Años, y fue iniciado como respuesta al cisma provocado por Martín Lutero (1483-1546) y las diferentes iglesias protestantes. Y así nos fue esa contrarreforma, pues eso perpetuó el declive económico, social y político respecto al resto de la UE; declive que en la actualidad se observa, mires por donde mires.

Que los jueces elijan a sus propios representantes, sería una regresión en toda regla, pues sería perpetuar, de forma férrea, el mantenimiento de las actuales élites y clases judiciales, que, como sabemos, siguen ‘añorando’ el espíritu franquista.

Actualmente, los miembros del consejo general del poder judicial, denominados vocales, son elegidos del siguiente modo:

6 propuestos por el congreso de diputados, han de ser jueces o magistrados.

6 propuestos por el senado, han de ser, también o jueces o magistrados.

4 propuestos por el congreso, han de ser juristas de reconocida competencia.

4 propuestos por el senado, han de ser, también, juristas de reconocida competencia.

1 el presidente, elegido por el pleno del consejo del poder judicial.

Defender la separación de poderes, como dicen tanto el PP y el PSOE, es una falacia, ya que realmente, los que eligen son los parlamentarios, y es correcto que sea así, pues tienen el respaldo del electorado y, por lo tanto, teóricamente ajenos a las familias de las élites consagradas. Pero, como sabemos, las elecciones de los parlamentarios tampoco son objetivas, son fruto de la rivalidad partidista.

Por lo tanto, no hay un sistema perfecto, pero entre lo malo y lo peor, es preferible lo malo.

Y la separación de poderes, en sentido estricto, debe entenderse en la ejecución de las propias funciones; es decir, que un juez no pueda ver menospreciado su trabajo y criticado por el poder legislativo ni por el ejecutivo. Esa es la verdadera independencia, ya que se ‘supone’ que los jueces son ‘objetivos’ y aplican las leyes de forma rigurosa.

Pero todo esto queda muy bien escribirlo, cuando la realidad, desgraciadamente es radicalmente diferente, como hemos visto por la sentencia tan divergente, por un mismo hecho: a la mesa del parlament, 20 meses de inhabilitación y multa de 30.000€, por desobediencia; a la presidenta del parlament, que era un miembro más de la mesa, y su voto tenía el mismo valor, ya que no hay voto de calidad, la sentencia fue de 11,5 años de prisión, por sedición (acusada inicialmente por rebelión).

La subjetividad explicaría ciertos matices diferenciales en una sentencia respecto a otra, pero tanta, tantísima …, sólo es una demostración más de la injusticia española.

Comparación injusticia española y Atila

Ya he comentado que, para hacer esta metáfora, es preciso salvar muchas diferencias, pero, a pesar de esto, es muy útil, por lo que aquí van mis elucubraciones:

Los hunos podrían asimilarse a los unionistas españoles, especialmente a los que copan las cúpulas de los diferentes poderes del estado, incluidas sus correspondientes cloacas.

Y concretamente, el rey Felipe VI, podría ser asimilado a Atila (siguiendo con la metáfora, pues como personaje, ‘el preparao y prepagao’ no le llega ni a la altura del betún), apoyado en Carlos Lesmes y sus huestes judiciales, policiales, etc.; tras ellos no crece ningún tipo de hierba, ni crece la justicia, ni la ética, ni la moral, ni, ni…

Es evidente que cada líder tiene sus fieles y, obviamente, en el bando contrario, tiene sus opositores. En el caso de Atila, considerado por los romanos como ‘el azote de Dios’, era visto como un gran líder y conquistador por su pueblo.

Y nuestros personajes citados, a título de ejemplo de los muchísimos que hay, como Marchena, Llarena, Lamela, etc., tienen sus corifeos, y las grandes familias ‘patricias’ herederas del franquismo, pero olvidan que todo tiene su final, como pasó con el imperio de Atila, pues tras su muerte, sus hijos se pelearon con Ellak, el heredero designado y, enfrentados y divididos, fueron derrotados en la Batalla de Nedao (Panonia, 454), por los ostrogodos y gépidos, liderados por Ardarico.

El suceso de Honória, la hermana del emperador romano podría asimilarse a los intentos de los independentistas catalanes, de negociar una salida, pero ya hemos visto que no fructificó, pues los unionistas catalanes (asimilables al emperador Valentiniano) boicotean todo potencial (pero imposible, como sabemos) tipo de solución. Y el gran khan, como gran aprovechado, pretendió la mitad del imperio como dote; y en Catalunya vemos que el estado profundo español no se conforma sólo con el 50%, lo quieren todo.

Finalmente, siguiendo con este juego, y utilizando la similitud entre los nombres de los Campos Cataláunicos y el de Catalunya, si la batalla de los Campos Cataláunicos marcó el inicio del declive de Atila, nosotros sabemos que el referéndum del 1 de octubre del 2017, fue esa batalla, que ganamos los independentistas. Y ese fue el inicio del fin de nuestra vinculación con la España de la contrarreforma, que el resto de España sigan con sus inquisidores ‘Torquemadas’, nosotros ya estamos cansados de ser vasallos.

Ante los inquisidores que rechazaron los avances de Galileo-Galilei (1564-1642), después de tener que abjurar de su visión heliocéntrica, dijo: ¡e pur si muove! (pero, se mueve). Nosotros, los independentistas catalanes, sin abjurar de nuestro deseo independentista, seguimos diciendo que nos movemos y nos seguiremos moviendo.

Ya hemos agotado nuestra paciencia, ante un estado que, como un ‘Alien’, está expandido en todos los organismos y entes estatales. Por todo esto, seguiremos el camino señalado por Carles Puigdemont: la confrontación democrática e inteligente.

Que ellos sigan pensando que la Tierra es plana, nosotros, ahora si, haremos la ‘contumaz desobediencia’ (como en su jerga judicial, el TSJC acusa a los miembros de la mesa).

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com

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