Según el diccionario de la RAE, en su segunda acepción, el populismo corresponde a la ‘tendencia política que pretende atraer a las clases populares, ofreciendo prestar especial atención a sus problemas’. De acuerdo con esta descripción, todos los partidos políticos son populistas.
Ahora bien, habitualmente se utiliza como un adjetivo calificativo (descalificativo) peyorativo que se asigna a los que pretenden las simpatías de la población, con el único y exclusivo objetivo de beneficiarse de su voto. Y visto así, efectivamente, también todos actúan de ese modo, como sabemos.
El populismo tiene su origen en el movimiento ruso del siglo XIX, denominado ‘narodnismo’ (narodnichestvo), derivado del lema: ‘ir hacia el pueblo’, entendiendo el pueblo como una entidad soberana; si bien ya en la última república romana (previa al imperio), aparecieron una serie de líderes llamados populares (factiö populärium), partido o facción del pueblo, que se oponían a la aristocracia tradicional y conservadora (los optimates) encabezados por Cicerón; entre los principales populares destacaron: los Gracos, Publio Clodio Pulcro, Marco Livio Druso, Sulpicio Rufo, Catilina, Cayo Mario y Julio César.
En realidad, el populismo no es una ideología política, sino una estrategia que utilizan todos los partidos: de derechas, de centro y de izquierdas. Es decir, se asimila populismo a demagogia.
El sociólogo y político Ralf Dahrendorf (1929-2009), consideró: ‘Populistas a la derecha, populistas a la izquierda. Quien dice ‘populismo’ se adentra en un terreno difícil … En todo caso, el concepto de populismo es peyorativo … Hablamos entonces de demagogia, y la demagogia tiene un gran repertorio de métodos’.
El término ‘populista’ se ha aplicado para calificar a la teología de la liberación, a la teología del pueblo, también al Papa Francisco se le ha puesto ese adjetivo.
‘Hay autores que llegan a negar que se pueda definir el término populismo. Es el caso, por ejemplo, de Ezequiel Adamovsky que cuestiona la validez científica del populismo como categoría: ‘¿Sirve una categoría que se puede aplicar tanto a la coalición de izquierda griega de Syriza como a sus enemigos del movimiento neonazi Amanecer Dorado? Este mismo autor, afirma:
‘El populismo es un término que se utiliza para definir una serie de fenómenos políticos muy disímiles, que no tienen nada en común, y que agrupan por ejemplo a alguien autoritario, misógino, de derecha y xenófobo como Donald Trump y también pretende meter en la misma bolsa Podemos en España, que en esos rubros tiene ideas exactamente opuestas (…) Y el modo en que los agrupa es metiendo en una misma bolsa justamente todo lo que se aparta de lo que se supone que es el ideal de buena democracia, que no es otra cosa que la democracia liberal’.
(Wikipedia)
En esa línea de confusión, podemos ver que el Partido Popular español, que es precisamente un partido de élites y para las élites, tiene en su nombre el término ‘popular’, para obtener el voto de los desfavorecidos, esa es su estrategia.
El último ejemplo, de Moreno Bonilla (presidente de la comunidad andaluza), proponiendo ayer la supresión del impuesto sobre el patrimonio y una nueva rebaja en el impuesto de las rentas de las personas físicas, con el ‘argumento’ de atraer a empresas catalanas; es una muestra más de ese populismo, utilizado como estrategia, ya que lo que en realidad busca, es favorecer al 0,2 % de las personas más ricas de su comunidad, y, claro, el argumento ir contra Catalunya, le permite obtener el respaldo de su electorado, pues ‘contra Catalunya todo vale’.
‘Cas Mudde y Rovira Kaltwasser consideran que la ideología populista es ‘delgada’, poco desarrollada, es decir, su núcleo ideológico y sus conceptos son limitados, a diferencia de las ideologías ‘gruesas o plenas’ como el socialismo, el liberalismo, el fascismo (…) por lo que para definir su mensaje, los populistas tienen que recurrir, necesariamente, a otras ideologías, a las que denominan ‘ideologías huéspedes’: los populismos de derechas tendrían como ideología huésped algún tipo de nacionalismo y los de izquierda, alguna forma de socialismo’
(Wikipedia)
El político e historiador Sir Isaiah Berlin (1909–1997), escribió múltiples obras, entre ellas, ‘El erizo y la zorra’ (1953), basándose en la fábula griega del poeta Arquíloco (680 a.C.- 645 a.C.), fábula que Esopo (620 a.C.-564 a.C.) esa misma idea cambiando el erizo por el gato (y los hermanos Grimm tomaron, también al gato)
‘El erizo y la zorra
Yacía malherida una zorra en el fondo de un barranco por el que corría un riachuelo. Incapaz de moverse por la gravedad de sus lesiones, la zorra tenía sobre su cuerpo un enjambre de moscas que chupaban su sangre y debilitaban.
Un erizo que pasó cerca de allí, al ver la terrible situación en la que la zorra se encontraba, se apiadó de ella, y le preguntó si quería que ahuyentase a aquellos insectos, pero, sorprendentemente, la zorra se negó: No, gracias, mejor déjalas tranquilas. Agradezco tus buenas intenciones, pero lo mejor será que no te molestes.
El erizo, extrañado ante aquella respuesta, le preguntó si es que no le causaban daño.
Sí que me lo causan, pero estas moscas que aquí ves están ya saciadas y me pican muy poquito. Si las ahuyentas, otras más hambrientas ocuparán su lugar y chuparán el resto de la sangre que me queda, ocasionándome una muerte segura. Por eso es mejor sufrir este pequeño mal que no otro que me causaría un más grave perjuicio’.
(https://www.fabulascortas3.com)
‘La zorra y el gato
Había una veza un gato que llegó a un bosque por primera vez. No conocía a nadie y al ver a la señora zorra pensó: Quizá pueda hacerme amigo suyo, intentaré ser amable con ella.
Buenos días, querida señora zorra. ¿Cómo se encuentra usted? Hace un día maravilloso, ¿no cree?
La zorra lo miró con desprecio y tras unos instantes, pensando si merecía la pena contestarle o no, finalmente lo hizo: Pero ¿quién eres tú para dirigirte a mi, como si me conocieras de algo? Que yo sepa, no te conozco de nada … ¿O es que te crees más listo? Dime, ¿qué sabes hacer que no sea decir miau?
Bueno … la verdad es que no sé hacer muchas cosas, contestó el pobre gato, avergonzado.
Ja, lo sabía.
El gato se sintió muy mal ante la humillación de la zorra, y estaba dándose la vuelta para volver por donde había venido, cuando tuvo una idea: Aunque hay algo que sé hacer muy bien.
¿Ah sí? ¿Y qué es?
Sé subirme de un salto a los árboles cuando los perros me persiguen. Ya me he salvado dos veces.
La zorra se echó a reír escandalosamente. Ja, ja, ja ¿de verdad es eso todo lo que sabes hacer? Yo conozco cientos de trucos para librarme de ellos. Pero tu eres un simple minino, seguro que no podrías aprender ni la mitad.
En ese momento apareció un cazador con cuatro perros ladrando como locos.
¡Corra, señora zorra, corra!
El gato saltó rápido a la copa del árbol más cercano, mientras que a la pobre zorra de nada le sirvieron sus cientos de trucos para escapar, porque los perros fueron más rápidos que ella y lograron atraparla’.
(http://www.cuentoscortos.com)
Según Isaiah Berlin, ‘el zorro sabe muchas cosas, el erizo sólo sabe una, pero bien’. En la versión del gato, éste sustituye al erizo, como hemos visto.
‘Berlin dividió a la humanidad entre zorros y erizos. El erizo sabe de pocas cosas, pero lo que sabe son certezas. Eso, le ayuda a veces, pero también le limita, porque le fuerza a ver la vida desde un único punto de vista. Berlin consideró erizos a Platón, Lucrecio, Hegel, Dostoievski o Braudel. El otro extremo lo ocupa el zorro, que conoce de mucho, pero de manera superficial. No tiene una única visión de la vida, por lo que se mueve en la incertidumbre y aprende a navegar en el desconcierto. Aristóteles, Erasmo, Shakespeare, Pushkin o Joyce encajarían en la categoría de zorro, según Berlin.
Los populismos, que venden certezas, emulan al erizo, mientras que las democracias liberales se asemejan al zorro, siempre con dudas y permanente negociación ante las decisiones. (…) Autoritarismos y populismos venden certeza.
En algunas ocasiones es mejor tener una sola idea clara que muchas sin decisión. Podríamos quedarnos con Esopo, pero, la historia nos dice que, a la larga, se equivoca. Al final, la astucia del zorro garantiza mejor su supervivencia que la estrategia de vía única de los erizos.
Nos toca a nosotros decidir entre erizos y zorros. Pero si erizos elegimos, no nos quejemos luego, cuando el fracaso de la certeza que le compramos se estrelle contra una realidad indiferente a sus cantos de sirena’.
(https://www.lainformacion.com)
Pues bien, tras la exitosa manifestación de la Diada (11 de setiembre), en la cuál, la ANC (la agrupación social que la organizó), lanzó el reto de que, si los partidos independentistas no avanzaban hacia la independencia, efectuarían una lista cívica, con la que participarían en las siguientes elecciones.
Y, claro, todos los partidos independentistas, en especial ERC y la CUP, pero también parte de Junts, se han lanzado por tierra, mar y aire, utilizando todos los medios de comunicación, para atacar a la ANC de populista, de hacer anti-política.
Evidentemente, los partidos ven que esa posibilidad podría afectarles directa y personalmente, perdiendo sus poltronas, sus sueldos y prebendas. Por eso están aplicando la estrategia de: ‘adjetiva, que algo queda’. Insultar, embaucar, mentir, ridiculizar, adulterar, sale gratis.
La ANC no vende certezas, en absoluto; plantea una alternativa posibilista, en línea con la planteada la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon (unas elecciones plebiscitarias).
Mientras ERC, aferrada acríticamente a la mesa de diálogo, como única tabla de salvación posible, sí que la vende como única certeza, ridiculizando a todas las otras posibilidades, catalogándolas de populistas.
Y la CUP, por boca de la retornada Anna Gabriel, diciendo que unos y otros no deben tirarse las alternativas a la cabeza, sino que debe contemplarse la problemática en su conjunto, para estudiarlas debidamente, y extraer la solución adecuada. Decir esto, después de cinco años, cuando ellos eran los que ‘asaltarían los cielos’, es una desvergüenza total, una tomadura de pelo inaudita.
Es evidente que no podemos confiar en los partidos actuales, por eso es preciso contemplar nuevas alternativas, como la que propone la ANC.
Y esa alternativa tendrá sus riesgos, ya conocemos la fuerza bruta del estado español, que sigue con su represión (judicial, policial, política, económica, mediática, etc.)
Por eso, es preciso superar el ‘miedo a la libertad’, rememorando la obra de ese mismo título del psicoanalista Erich Fromm (1900-1980)
Pues, si no actuamos como señaló la ANC, nos pasará como a la gallina de la siguiente fábula:
‘Stalin y la gallina
En una de sus reuniones, Stalin (dictador soviético 1878-1953) solicitó que le trajeran una gallina. La agarró fuerte con una mano y con la otra empezó a desplumarla. La gallina desesperada por el dolor intentó fugarse, pero no pudo. Así, Stalin logró quitarle todas las plumas y les dijo a sus ayudantes: Ahora observen lo que va a suceder.
Puso a la gallina en el suelo y se alejó de ella un poco y agarró en su mano un puñado de trigo, mientras sus colaboradores observaban asombrados, cómo la gallina, asustada, adolorida y sangrando, corría detrás de Stalin mientras este le iba tirando granos de trigo dando vueltas por la sala. La gallina lo perseguía por todos lados.
Entonces, Stalin miró a sus ayudantes, que estaban totalmente sorprendidos, les dijo: Así de fácil se gobierna a los estúpidos. Veis cómo me sigue la gallina a pesar del dolor que le causé. Así son la mayoría de los pueblos, persiguen a sus gobernantes y políticos a pesar del dolor que les causan, por el simple hecho de recibir un regalo barato o algo de comida para uno o dos días’.