DAMASCO (AP) — El presidente sirio Bashar Assad y su esposa han dado positivo al coronavirus aunque sus síntomas son leves, informó el lunes su despacho.
En un comunicado, la presidencia siria indicó que la pareja se realizó pruebas al sentir síntomas del COVID-19. Añadió que Assad, de 55 años y su esposa Asma, que es 10 años más joven y quien en 2019 anunció que se recuperó de cáncer de seno, seguirán trabajando desde su residencia aunque aislados, por al menos dos o tres semanas.
Los dos “están de buena salud y en condición estable”, señaló el parte.
Siria, que la próxima semana cumplirá 10 años sumida en una guerra civil, ha registrado casi 16.000 casos de coronavirus y 1.063 decesos al menos en las zonas controladas por el oficialismo. Pero lo más probables es que la cifra real sea mucho mayor debido a la escasez de pruebas PCR, particularmente en el norte del país donde el gobierno no controla.
La pandemia, que ha extenuado los recursos incluso de los países más desarrollados, ha planteado un enorme problema para el sistema médico de Siria, en ruinas después de años de guerra.
Siria inició la semana pasada una campaña de vacunación, pero las autoridades no han divulgado detalles de la misma ni le han permitido a periodistas presenciar inoculaciones. El Ministerio de la Salud ha indicado que las vacunas provinieron de un país amigo, al que declinó nombrar.
El anuncio surge pocos días después de reportes según los cuales Israel le pagó a Rusia 1,2 millones de dólares para que le entregue vacunas a Siria. Al parecer, a cambio de ello Siria dejó en libertad a una mujer israelí que estaba detenida en Damasco. Las condiciones del supuesto acuerdo, al parecer mediado por Moscú, permanecían sumidas en el más estricto hermetismo. Siria niega que hay atenido lugar y Rusia se ha negado a comentar al respecto.
El hecho de que Israel esté financiando la campaña de vacunación de Siria sería vergonzoso para el gobierno de Assad, que considera a Israel su archienemigo.