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El que espera desespera

La mediocridad y la inutilidad generalizadas complican, voluntaria o involuntariamente, la realidad, ya de por si compleja, como intento explicar a continuación.

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

‘El pergamino que se conserva en el Museo Nacional de Tokio consta de cuatro pinturas que muestran distintos infiernos: Hakkaru jigoku, Kamatsuchu jigoku, Unkamo jigoku y Uenkaseki jigoku. Mientras que el pergamino del Museo Nacional de Nara está ilustrado con siete pinturas que recrean múltiples infiernos, con nombres de lo más explícitos: Infierno de excremento, Infierno de medidas, Infierno del mortero de hierro, Infierno del gallo llameante, Infierno de la nube de arena negra, Infierno de pus y sangre e Infierno de zorros y lobos. El rollo de la familia Masuda consta también de siete pinturas que muestran avernos terribles: Infierno del elefante llameante, Infierno de los sonidos chillones, Infierno de las llamas que disparan, Infierno del desollado, Infierno de las heces hirvientes, Infierno del desmembramiento e Infierno de la montaña de hierro (…)’

(https://historia.nationalgeographic.com.es)

Pues bien, a pesar de la desbordante imaginación japonesa, no llegaron a pensar en los infiernos actuales, con sus demonios de ineptos, burócratas, prepotentes, despreocupados, maleducados (mejor dicho, soberbios faltos de empatía; pues no hay que culpar a sus padres que, posiblemente, los intentaron educar bien), ya que, todos ellos superan a los mencionados infiernos de excrementos, pus, sangre, etc.

Y lo malo, es que esas características ‘personales’, en muchos casos, no son naturales, propias, de los sujetos, si no que son impuestas por el mismo sistema, empresa o estado; y, claro, los sujetos que mejor asimilan y adoptan esas imposiciones, son los que triunfan y son promocionados por el mismo sistema, que, así, se retroalimenta.

Estos días estoy teniendo claros ejemplos de esa negativa burocracia basada en protocolos que ‘todo lo justifican’, y esto lo estoy sufriendo desde hace semanas en el tratamiento sanitario, pero hoy, también, en una sucursal de CaixaBank.

En el ámbito público podría mitigar mi queja, pensando que los recursos disponibles son escasos (pero, claro, viendo como despilfarran en armamento y demás porquerías, mucha mitigación desaparece); pero, en una oficina bancaria privada, con beneficios multimillonarios, ese tipo de tratamiento es del todo ininteligible, ni perdonable.

Como he dicho, la realidad es dura y compleja, por eso sería deseable una mayor dosis de humanidad, que nos permitiera mitigar y simplificar nuestra existencia.

Pero es evidente, a mi modo de ver, que el predomino de los inútiles y mediocres, que ocupan puestos de trabajo para los que, a pesar de que puedan tener impresionantes currículos académicos, o los padrinos adecuados, no están cualificados, pues les falla su educación, el respeto, la deferencia para escuchar (no sólo oír), en definitiva, les falta la empatía precisa para atender al público: pacientes, clientes, etc. Y eso lo vemos en muchas áreas de actividad, y ya no digamos en los cuerpos policiales o la hacienda pública, que, desde su ‘superioridad’, se consideran por encima del bien y del mal, y nos tratan a todos los ciudadanos, de entrada, como culpables.

Y esa burocracia, esos protocolos cuadriculados, los vemos en todo momento. Por ejemplo, ayer el president Salvador Illa (155) concedió los galardones de la Creu de Sant Jordi 2025, a 21 personas y 10 entidades. Y, ‘curiosamente’ la primera línea de la web de la Generalitat, a ese respecto dice: ‘La elección de las personas galardonadas preserva la paridad de género’.

¿Qué puñetas tiene que ver esa paridad?, cada año hay merecedores, indistintamente del género; la discriminación de género, aplicada a rajatabla, es un grave error. Pero, así es el protocolo buRRocrático adoptado por esos mindundis, para mostrar su ‘respeto’ a ambos géneros, y enseñar su ‘modernidad’. Y esa pretendida cuadratura del círculo solo muestra la mediocridad del gobierno en cuestión, que vive de apariencias y formalidades.

Curiosamente, ayer escribí sobre los premios princesa de Asturias, y por desgracia, la concesión de la Creu de Sant Jordi, tampoco es ejemplar, pues no respeta sus objetivos, ya que según la mencionada web de la Generalitat ‘premia por sus méritos, a las personas y entidades que han prestado servicios destacados a Catalunya en la defensa de su identidad o en el plano cívico y cultural’.

Pues bien, ¿qué servicio a Catalunya han prestado personas como Loles León (actriz), o José Creuheras Margenat (presidente del grupo Planeta y de Atresmedia)?; cuando esos dos personajes mencionados, si tienen algo en común, es su anticatalanismo:

  • como ha demostrado en diferentes ocasiones León, con sus mentiras, como expresó a Tony Clapés (RAC1): ‘tuve que marchar de Catalunya ya que no tenía oportunidades; salió esto de la normalización lingüística y entonces fue muy difícil. Empecé a ser charnega, después ‘botiflera’ y ahora me dicen colona, porque estoy allá, en Madrid’ (19 junio 2022);
  • y del grupo Planeta, ya no digamos, pues, desde la editorial de la Razón, es el principal ‘martillo de herejes’ (independentistas catalanes); además de ser de las primeras empresas que trasladaron su sede social fuera de Catalunya, siguiendo el toque de la corneta real (como también hicieron CaixaBank, etc.     

y comparando estas concesiones de premios, a la mencionada ayer, me parece clara, la mentalidad de colonos que tiene el gobierno del monaguillo Illa, fiel servidor de los poderes del estado. Es decir, poner buena cara, mostrándose dócil y servil, a pesar de los garrotazos que nos siguen dando desde la Villa y Corte, con su mentalidad colonizadora.

Y para cabrear más al personal, y volviendo a Eduardo Mendoza, galardonado por el reino español y, claro, ahora, aprovechando el momento, para conceder múltiples entrevistas, hoy he leído, en la web de ‘Historia National Geographic) que, ayer dijo: 

‘La filosofía y la religión están muy bien, claro, pero son para los ricos. Y si uno es rico ¿para qué quiere la filosofía y la religión?

(https://share.google/1K2y5lphVuQa8g1Xh)

Vaya nivelito …

Un nivelito, o subnivel, similar al de Donald Trump que ayer, en referencia a la fracasada y torpedeada reunión entre Volodímir Zelenski y Vladímir Putin, en Estambul, dijo:

‘No estoy decepcionado de nada (…) ¿Por qué iba a estarlo?, él (Putin) no iba a ir si yo no iba (…) mira, no va a pasar nada hasta que Putin y yo nos reunamos, ¿de acuerdo?’ 

Y, claro, mientras esos falsos líderes siguen haciendo su mal teatro en beneficio propio, la población de Ucrania sigue muriendo y padeciendo, (como la de Gaza y la de tantos lugares), pero eso, para esos personajes, no tiene la menor importancia, como no la tiene para los gobernantes europeos, que se limitan a simples comentarios puntuales, cuando pasa algún hecho mayúsculo, pues tienen asumida la ‘normalidad’ de la guerra actual.

Por eso, sólo nos queda confiar en la deidad ‘Agnostos Theos’, el ‘dios desconocido (Ne ton Agnoston)’ de la Antigua Grecia, o en Céfiro (Anemoi), el dios del viento del oeste, pues confiar en los humanos … es para desesperarse, como vemos con personajes como Carlos Mazón (presidente valenciano), que quiere que las matemáticas se estudien en castellano, claro.

En definitiva, no podemos confiar en casi nada ni nadie, pues ‘el que espera desespera’, como dijo Juan Ruiz, arcipreste de Hita (1283 – 1351), en su ‘Libro del buen amor’ (1330): ‘mensaje que mucho tarda, a muchos hombres demuele’, y Gabriel García Márquez (1927 – 2014) escribió: ‘No importa. El que espera lo mucho, espera lo poco’.

Pero los independentistas catalanes ‘ya no nos conformamos con las migas, queremos el pan entero’, como dijo Ovidi Montllor i Mengual (1942 – 1995); por eso, debemos confiar en los próximos, con los que compartimos nuestras ideas, y actuar, ya que:

‘El que espera desespera,

dice la voz popular.

¡Qué verdad tan verdadera!

la verdad es lo que es,

y sigue siendo la verdad

aunque se piense al revés’

(Antonio Machado Ruíz, 1875 – 1939)

Y ese mismo autor, en sus ‘Proverbios y cantares (XXIX)’:

Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar

Así que, si queremos conseguir nuestros objetivos, debemos empezar a caminar, a trabajar para ello, solo así dejaremos de esperar y desesperar.