Según el ‘Libro tibetano de los muertos’, el término ‘bardo (wylie bar do)’, o ‘estado intermedio’, ‘intervalo entremedio’, no es sólo una referencia a la vida después de la muerte (tiempo intermedio de 49 días, de transición o liminal entre la muerte y el renacimiento o reencarnación, entre dos vidas en la tierra, antes de alcanzar la iluminación, el samsara), también se refiere, en un modo más general, a aquellos momentos cuando surgen lapsos intermedios, interrumpiendo la continuidad que, de otro modo, proyectamos en nuestras vidas.
En ese libro se explica que el bardo ofrece un estado de gran oportunidad de liberación, pero, también, puede ser un espacio peligroso, ya que las alucinaciones creadas kármicamente pueden impulsar un renacimiento menos que deseable.
Existen seis estados de bardo tradicionales: el bardo de esta vida, el bardo de meditación, el bardo del sueño, el bardo del morir, el bardo de Dharmata (iluminación de la verdadera naturaleza) y el bardo de la existencia (transmigración o devenir kármico)
El bardo es el tema central del Bardo Thodol (liberación mediante la audición durante el estado intermedio)
Metafóricamente, el bardo se puede utilizar para describir momentos en que la forma de vida habitual queda suspendida, como, por ejemplo, durante un período de enfermedad o durante un retiro de meditación; y ese período, puede ser fructífero, pero, también, puede representar retos ya que nuestros impulsos pueden pasar a primer plano, igual que en el sidpa bardo.
(En la religión católica se consideraba el espacio / estado intermedio del limbo, sin ser un dogma, hasta que, en 1992, Juan Pablo II dijo que no existía como tal)
(Como nota adicional, es preciso señalar que también se utiliza el término ‘bardo’ (gwerh), para denominar a los antiguos poetas celtas de Irlanda, inviolables, sagrados, encargados de transmitir oralmente las historias y leyendas)
Me ha parecido interesante reproducir esta información, recopilada de diferentes webs (Wikipedia), para aplicarla, metafóricamente al momento político actual, si bien, esa utilización, no deja de ser prosaica, vulgar, pragmática.
Pues bien, es perfectamente perceptible que tras los resultados electorales del pasado 23 de julio, en el estado español, en su conjunto, se está viviendo un tiempo intermedio, un verdadero bardo, pues los necesarios pactos y negociaciones de Pedro Sánchez (PSOE) con los partidos independentistas catalanes, ha producido la suspensión temporal (o definitiva) del sistema político anterior.
Y ese bardo, lo viven también los respectivos partidos políticos y, asimismo, lo transitamos los movimientos independentistas de base, y, obviamente, también nos afecta a nivel personal e individual.
Y ese tiempo intermedio, como señala el budismo, puede ser fructífero (positivo) o infructuoso (negativo); en gran medida, depende de nosotros mismos.
Vemos que los diferentes poderes del estado español siguen amarrándose a su habitual forma de actuar, incluso potenciando su agresividad institucional, pues, a modo de ejemplo, hoy el consejo general del poder judicial (CGPJ) ha rechazado, por primera vez, el nombramiento del fiscal general del estado, considerando como no idóneo a Álvaro García Ortiz (que viene ocupando el cargo desde el verano pasado), cuando Dolores Delgado renunció al cargo. Para ello, el CGPJ ha utilizado la misma argumentación que utilizó el tribunal supremo (TS) la semana pasada, para rechazar el nombramiento de la citada Delgado como fiscal de sala; y el argumento es: ‘desviación de poder’, por sus estrechos vínculos con el ejecutivo (en el que ocuparon cargos relevantes recientemente). En esa línea, el TS hoy ha revocado el nombramiento de Magdalena Valerio como presidenta del consejo de estado.
Es evidente que el poder judicial quiere boicotear al ejecutivo, para frenar o impedir la amnistía y las negociaciones con ERC y Junts. Una verdadera instrumentalización de su poder, una prevaricación en toda regla.
También hemos visto hoy que Pedro Sánchez, en una entrevista a TVE, a la pregunta de si en España ha habido ‘lawfare’, ha contestado que: ‘En España, definitivamente, se han instrumentalizado instituciones públicas para perseguir a adversarios políticos y ocultar pruebas en causas judiciales que afectaban al PP, eso es la Operación Kitchen’. Es decir, Pedro Sánchez, el máximo responsable del espionaje de los partidos independentistas e instituciones catalanas mediante el sistema Pegasus y de la represión de estos últimos años, ha rehuido de su responsabilidad, no ha asumido ni reconocido esos hechos, e, igualmente, ha rehuido de entrar en la judicialización de la represión del independentismo. Y, claro, si no concibe (o no quiere reconocer) SUS PROPIOS ERRORES, difícilmente los corregirá.
Ayer, en la tertulia de Xavier Graset (3cat, Més 324), Josep Antich, director de elnacional.cat, explicó que cree que la ley de la amnistía será demorada, ya que el poder judicial y el PP, harán todo lo legal y alegal, para frenarla y, que, en todo caso, no cree que esa ley entre en vigor antes de mediados del 2025, por lo que Carles Puigdemont y Oriol Jun queras, no podrán presentarse a las elecciones autonómicas (repitiéndose, nuevamente, la interferencia judicial en las campañas electorales catalanas)
Pero aún más grave, el citado Antich comentó que estaba convencido que el PSOE utilizaría los diferentes escollos en la tramitación de esa ley, como monedas de intercambio en los progresivos pasos de las negociaciones. De ese modo, Pedro Sánchez, incumplirá, de nuevo, lo pactado, ya que la amnistía era el paso previo para empezar las negociaciones. Pero, claro, una vez de nuevo en el poder, se olvida de los pactos. Así, irá pasando y superando diferentes cotas de la negociación.
Igualmente hará con la tramitación del catalán, euskera y gallego en las instituciones europeas.
Y eso es vergonzoso. No es ético ni moral.
Es evidente que todos los poderes del estado, incluyendo el ejecutivo, están anclados en el pasado, están viciados, corroídos hasta la médula. Son incorregibles. Por eso, su bardo actual, este tiempo intermedio, será negativo, infructuoso para los independentistas. Obviamente, para el sistema que conforman, será positivo, ya que mantendrá su statu quo. Vergonzoso y deprimente.
Sabemos que el sistema se auto-protege, ya vimos que el rey Felipe VI, ayer, hizo una proclama defendiendo la constitución del 78, y, como no, la unidad de la patria; el rey, en el fondo, únicamente pretende defender su negocio familiar.
Ante este panorama, es inconcebible, al menos para muchos como yo, que los diferentes partidos políticos independentistas, sigan mareando la perdiz, peleándose y compitiendo entre ellos, para preservar sus respectivas cuotas de poder, o aumentarlas, a la primera de cambio. Y, peor todavía, si finalmente prospera la aparición de cuartas o quintas candidaturas; pues esto nos llevará a la insignificancia.
Por todo ello, mucho me temo que el actual tiempo intermedio (bardo) tampoco lo aprovecharán, así que también será infructuoso, negativo, pues primarán sus impulsos por encima de toda meditación.
Por último, y por parte de los movimientos independentistas de base, mucho me temo que tampoco aprovecharemos este intervalo, no nos redefiniremos, seguiremos igual, sin adecuarnos al ‘zeitgeist’ (Herder, 1769), al espíritu del nuevo tiempo, al clima político actual. Y así nos irá. Todo lo veo bastante negativo, pues, dentro de unos años, veremos que apenas se habrá conseguido una amnistía limitada y descafeinada, y la delegación parcial de la red de trenes de cercanías, nada más. Un balance que, a mi modo de ver, será penoso, por más que los diferentes partidos nos los vendan como el mayor logro sideral.
A mi modo de ver, el verdadero problema es que las bases independentistas están desmovilizadas (culpa de ERC fundamentalmente) y ahora, predomina un falso sentido de comodidad, sobre una falsa realidad de progreso. Hemos perdido la ilusión, y cada uno vamos a la nuestra. Eso lo veo también en nuestro pequeño colectivo que nos manifestamos diariamente en la avenida Meridiana de Barcelona. Así, perderemos la oportunidad de adaptarnos al nuevo tiempo. Ya no tenemos ganas ni fuerzas de ir más allá de donde estamos. Deberíamos efectuar un análisis introspectivo, para saber qué y cómo deberíamos actuar en lo sucesivo, pues, salvo desear la utópica independencia, carecemos de estrategia general que enmarque las diferentes acciones que hacemos. Y así, continuaremos en nuestro limbo particular, es decir, despistados y distraídos por fuegos fatuos.
A pesar de mi agnosticismo, me parece interesante volver a algunas ideas de Gautama Buddha (Siddhärtha Gautama):
‘el tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El tiempo puede ser un grillete’.
‘no hay camino a la felicidad, la felicidad es el camino’.
‘Los 7 lemas de Buda son: El dolor y el sufrimiento no son lo mismo; aprende a vivir el presente; la plenitud está en la unidad; la vida no es un camino llano, prepara tus recursos; tu dolor no debe buscar culpables; ¿qué es para ti lo esencial?; la valentía de desaparecer.
Pues, realmente, el problema y su solución dependen de nosotros.
A modo de recordatorio final, me parece interesante reproducir el siguiente fragmento de mi escrito del pasado 10 de mayo de este año, si bien algunas referencias, ahora, están un tanto alejadas; pero, en su conjunto, creo que siguen siendo válidas para replantearnos algunas cosas:
(…) seguidamente reproduzco un mensaje que circula por las redes sociales, titulado ‘Hem deixat …’ (hemos dejado), de Ítaca on Patreon, que he traducido para este escrito:
‘Greuges (agravios) contra Catalunya 20 d’abril de 2023
- Hemos dejado de protestar.
- Hemos dejado de manifestarnos.
- Hemos dejado de demostrar lo que hacemos o sentimos con símbolos.
- Hemos dejado de escuchar la radio y mirar la televisión pública.
- Hemos dejado de seguir los plenos del Parlament.
- Hemos dejado de preocuparnos por el continente para preocuparnos sólo por un contenido vacío y lleno de trampas.
- Hemos dejado de escuchar cuando se nos explica algo desde el exilio.
- Hemos dejado de oís hablar en catalán en nuestra manera de comunicarnos por pensar que el catalán es una manera de molestar a los pobres españoles.
- Hemos dejado de preocuparnos por si las embajadas independentistas de la Consellería d’Exteriors son o no son sólo oficinas de negocio de Foment y Pymes.
- Hemos dejado de querer oír a los políticos.
- Hemos dejado que nos destrocen la enseñanza de nuestros hijos y nietos y con ellos el futuro de la cultura catalana.
- Hemos dejado de cantar ‘Els Segadors’ y poner la ‘estelada’ en los balcones por que un pequeño dictador ha decidido gobernar la barraca sin nosotros y lo estamos aceptando.
- Hemos dejado pasar un juicio de farsa, programado para que los políticos pudiesen renegar de lo poco que habían hecho.
- Hemos dejado que pasase de largo un activo para el independentismo, el exvicepresidente de la mesa Josep Costa, cuando defendió los derechos de TODOS delante del TSJC.
- Hemos dejado pasar que todos los abogados menos Gonzalo Boye -sobre el que pesa una casa de lawfare por blanqueo de capitales- renunciasen a defender de una manera digna a unos represaliados políticos por miedo a perder el trabajo con el Régimen del 78.
- Hemos dejado hacer que el portavoz de JuntsxCat, Albert Batet, no haga oposición independentista porque se siente el amante dolido que quiere volver a los brazos de Morfeo cuando el activismo dijo que está haciendo lo contrario por lo que se le votó.
- Hemos dejado que las tertulias políticas se parezcan a aquellas reuniones que se hacían en los años 80 en la bodega de la Moncloa cuando a Felipe González le tocaba gobernar el bipartidismo. Copa, puro, traje de pana, por medio el GASL e ir haciendo. Un juego que muchos también tragamos.
- Hemos dejado pasar pedir responsabilidades a los partidos políticos por no haber hecho aquello por lo que se les votó.
- Hemos dejado que Pedro Sánchez se pueda pasear por Catalunya como el colonizador que es.
- Hemos dejado de tener el derecho de saber la agenda de nuestro presidente de la Generalitat, por que es un cobarde que tiene miedo a ser pitado o increpado cuando se merece más por lo que no está haciendo o por reventar el independentismo. Destruirlo todo para volver atrás, a la gris y mediocridad de un país ahogado, devastado por un gobierno parasitario. Un gobierno que adopta la metamorfosis del crustáceo terrestre denominado cerdito de Sant Antoni que se alimenta de detritus y excreta urea con la pérdida de agua que esto comporta, a pesar de no necesitar el agua para sobrevivir en sus fases vitales. Han encontrado el hábitat perfecto para tener su prole, la Generalitat.
- Hemos dejado que nos quiten el derecho de tener la presidencia del Parlament, Laura Borrás, con los votos de los ciudadanos, permiten que gobierne la JEC con un poder que le ha dado el TS y manipulen de manera partidista los partidos políticos, siempre a favor de los españoles o de los catalanes españolizados. Hemos dejado que la mesa del Parlament, por un ataque de cuernos políticos, expulsase hace muchos meses y sin haber estado juzgada a la presidenta elegida por el pueblo, y ahora, una vez sentenciada con lawfare se sienten incapaces de ratificar la primera cagada y se desdicen porque lo han de dejar por escrito. Un escrito que habrá de revisar el TEDH y quedará impreso en nuestra historia.
- Hemos dejado de ser lo que somos, para ser lo que quieren que seamos.
- Hemos dejado que la casta política independentista haga lo mismo que la casta política española, porque son lo mismo, menos honrosas excepciones.
- Hemos dejado que el republicanismo ficticio ocupe las noticias por no haber de hablar de la rendición del independentismo.
- Hemos dejado que la casa real ocupe los informativos de una televisión pública supuestamente republicana e independentista.
- Hemos dejado que sea permisivo el abuso de la minoría nacional por parte del que dice defenderla.
- Hemos dejado de darnos soporte entre nosotros porque nos quieren divididos para ganar la hegemonía y hacer perder la independencia.
- Hemos dejado de ver el futuro independentista como posible, cuando es inevitable.
- Hemos dejado de sumar porque resta a quien nos quiere controlados.
- Hemos dejado de desear lo que es nuestro porque nos están inculcando que querer lo que es nuestro es egoísta y por tanto nacionalista.
- Hemos dejado que nos digan que somos una mancha que sólo mancha.
- Hemos dejado que nos devalúen el Primero de Octubre diciéndonos desde hace 5 años, que no fue válido, que no fuimos suficientes y que aquel referéndum del cual nos sentimos orgullosos fue un acto de soberbia, por parte de la unión de la derecha corrupta para no perder el control, y de los ignorantes y arrepentidos republicanos de izquierda.
- Hemos dejado de sumar victorias por engrandecidas derrotas que quieren ampliar la opción de la rendición. Pero ni la humillación sirve a quien nos quiere aniquilados.
- Hemos dejado que Aragonès se disponga a escuchar otros mecanismos alternativos al referéndum, como un nuevo Estatut d’Autonomía, que es lo que verdaderamente han pactado bajo mano.
- Hemos dejado destrozar la capital de Catalunya, hasta el punto que TripAdvisor (que no permite el catalán) diga que Barcelona es la ciudad más decepcionante de España. Felicitar a la alcaldesa procesista votada por un político unionista xenófobo, Manuel Valls, con el único proyecto político de arrasar la ciudad condal.
- Hemos dejado que Jordi Cuixart nos tomase el pelo con aquello de ‘ho tornarem a fer’ (lo volveremos a hacer), mientras se abrazaba con Iceta y ahora vuelve dispuesto a aleccionarnos con el independentismo.
- Hemos dejado solos a más de 6000 imputados y hemos sobreprotegido a la casta que nos arrincona.
¿Dejaremos ahora que nos hagan tragar la renuncia definitiva del proceso independentista llamándole ‘acuerdo de claridad’ a una trampa de ERC con el soporte explícito del estado español e la sombra, que ya se hizo en Quebec con resultados nefastos para el independentismo?
En ‘Ítaca’ no dejaremos de explicar todo aquello que perjudica el viaje que todos los independentistas queráis incluir. Solo vosotros decidís cómo queremos llegar a la costa y sólo nosotros habremos de sufrir las consecuencias’
Estoy convencido que mirarnos al espejo, y pensar en esas ideas, puede sernos útil, si queremos aprovechar el actual bardo para seguir haciendo pasos hacia la independencia.