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El ‘vuelva usted mañana’ del putativo estado español

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

Ayer la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, según las siglas en inglés) avaló, de nuevo, la vacuna de Oxford AstraZeneca, y países como Alemania, Italia, Francia, etc., desde hoy han reiniciado su aplicación, de acuerdo con los planes que tenían establecidos.

En España, ayer, la ministra de sanidad, Carolina Darias, reunida virtualmente con los responsables sanitarios autonómicos, informó que hoy la ponencia de vacunaciones y la comisión de salud pública se reunirían para definir de nuevo los colectivos a los que se ha de destinar esa vacuna, y el ministerio, este fin de semana, analizará la conveniencia de ampliar los topes de edad de 55 a 65 años. Y, el lunes informarán de todo ello a las comunidades autónomas, para que el martes reorganicen su trabajo, y el miércoles puedan reiniciar su vacunación con la vacuna en cuestión.

En total, 5 días de retraso respecto a los países citados. Y eso, en un tema de salud, de vida y muerte.

Obviamente, en todos los países se efectúan los estudios precisos y, en todos se actúa de la mejor forma técnico-sanitaria.

La diferencia, a mi modo de ver, es que esos países hicieron el trabajo previamente, mientras que aquí, en el estado español, todo se hace a posteriori. Y los fines de semana son sagrados.

En otros países vacunan los siete días de la semana, y en Israel, por ejemplo, las 24 horas del día.

Es lógico que todo o casi todo, depende de los recursos disponibles. Y aquí, en España, hay otras ‘necesidades’ que el estado considera prioritarias, antes que dotar de más personal sanitario, que ya está bastante estresado.

Me parece que en el estado español este ejemplo es uno más, que refleja los defectos centralistas, y que, principalmente, son dos:

·       Que no aceptan las sugerencias de los responsables autonómicos, y mucho menos si vienen de Catalunya, pues, desde hace semanas pidieron ampliar el tope de edad para esta vacuna a los 65 años y, también, aplicar la primera dosis, y esperar a las 12 semanas para la segunda, permitiendo, de ese modo, ampliar el colectivo parcialmente vacunado y, por tanto, con una gran defensa inmunológica, como hacen los ingleses.

·       El corporativismo funcionarial, que muy bien reflejó Mariano José de Larra y Sánchez (1809-1837), que escribió gran cantidad de artículos criticando el costumbrismo y la política madrileña de su época, y al que me refiero a continuación.

Entre esos artículos escribió el de ‘Vuelva usted mañana’, que he incluido en el título del presente escrito.

‘Vuelva usted mañana’

El Pobrecito Hablador, núm. 11, enero de 1833

(…)

Verdad es que nuestro país no es de aquellos que se conocen a primera ni segunda vista, y si no temiéramos que nos llamasen atrevidos, lo compararíamos de buena gana a esos juegos de manos sorprendentes e inescrutables para el que ignora su artificio, que estribando en una grandísima bagatela, suelen, después de sabidos dejar asombrado de su poca perspicacia al mismo que se devanó los sesos por buscarles causas extrañas. Muchas veces la falta de una causa determinante en las cosas nos hace creer que debe de haberlas profundas para mantenerlas al abrigo de nuestra penetración. Tal es el orgullo del hombre, que más quiere declarar en alta voz que las cosas son incomprensibles cuando no las comprende él, que confesar que el ignorarlas puede depender de su torpeza.

(…)

Un extranjero de estos fue el que se presentó en mi casa, provisto de competentes cartas de recomendación para mi persona. Asuntos intrincados de familia, reclamaciones futuras, y aún proyectos vastos concebidos en París de invertir aquí sus cuantiosos caudales en tal cual especulación industrial o mercantil, eran los motivos que a nuestra patria le conducían.

Acostumbrado a la actividad en que viven nuestros vecinos, me aseguró formalmente que pensaba permanecer aquí muy poco tiempo, sobre todo si no encontraba pronto objeto seguro en que invertir su capital. Parecióme el extranjero digno de alguna consideración, trabé presto amistad con él y lleno de lástima traté de persuadirle a que se volviese a su casa cuanto antes, siempre que seriamente trajese otro fin que no fuese el de pasearse. Admiróle la proposición, y fue preciso explicarme más claro. ‘Mirad, le dije Mr. Sans-délai, que así se llamaba; vos venís decidido a pasar quince días, y a solventar en ellos vuestros asuntos’. Ciertamente, me contestó. Quince días, y es mucho. Mañana por la mañana buscamos un genealogista para mis asuntos de familia; por la tarde revuelve sus libros, busca mis ascendientes, y por la noche ya sé quién soy. En cuanto a mis reclamaciones, pasado mañana las presento fundadas en los datos que aquél me dé, legalizadas en debida forma; y como será una cosa clara y de justicia innegable (pues solo en este caso haré valer mis derechos), al tercer día se juzga el caso y soy dueño de lo mío. En cuanto a mis especulaciones, en que pienso invertir mis caudales, al cuarto día ya habré presentado mis proposiciones. Serán buenas o malas, admitidas o desechadas en el acto, y son cinco días; en el sexto, séptimo y octavo, veo lo que hay que ver en Madrid; descanso el noveno; el décimo tomo mi asiento en la diligencia, sino me conviene estar más tiempo aquí, y me vuelvo a mi casa; aún me sobran de los quince, cinco días.

Al llegar aquí Mr. Sans-délai traté de reprimirme una carcajada que me andaba retozando ya hacía rato en el cuerpo (…) ‘Permitidme, Mr. Sans-délai, le dije entre socarrón y formal, permitidme que os convide a comer para el día en que llevéis quince meses de estancia en Madrid. ¿Cómo? Sí, dentro de quince meses estáis aquí todavía.

(…)

Amaneció el día siguiente, y salimos entrambos a buscar un genealogista, lo cual sólo se pudo hacer preguntando de amigo en amigo y de conocido en conocido; encontrámosle por fin, y el buen señor, aturdido de ver nuestra precipitación, declaró francamente que necesitaba tomarse algún tiempo; instósele, y por mucho favor nos dijo definitivamente que nos diéramos una vuelta por allí dentro de unos días. Sonreíme y marchámonos. Pasaron tres días; fuimos.

‘Vuelva usted mañana, nos respondió la criada, porque el señor no se ha levantado todavía. Vuelva usted mañana, nos dijo al siguiente día, porque el amo acaba de salir. Vuelva usted mañana, nos respondió el otro, porque el amo está durmiendo la siesta. Vuelva usted mañana nos respondió el lunes siguiente, porque hoy ha ido a los toros’. ¿Qué día, a qué hora se ve a un español? Vímosle por fin, y ‘Vuelva usted mañana, nos dijo porque se me ha olvidado. Vuelva usted mañana, porqué no está en limpio’. A los quince días ya estuvo. Pero mi amigo le había pedido una noticia del apellido Díez, y él había entendido Díaz, y la noticia no servía (…)

(…)

Por último, después de cerca de medio año de subir y bajar, y estar a la firma, o al informe, o a la aprobación, o al despacho, o debajo de la mesa, y de volver siempre mañana, salió con una notita al margen que decía: ‘A pesar de la justicia y utilidad del plan del exponente, negado’ (…)  ’¿Para esto he echado yo mi viaje tan largo? ¿Después de seis meses no habré conseguido sino que me digan en todas partes diariamente: Vuelva usted mañana, y cuando este dichoso mañana llega en fin, nos dicen redondamente que no? ¿Y vengo a darles dinero? ¿Y vengo a hacerles un favor? Preciso es que la intriga más enredada se haya fraguado para oponerse a nuestras miras. ‘¿Intriga, Mr. Sans-délai? (…) Puede perjudicar a los que hasta ahora han hecho de otra manera eso mismo que ese señor extranjero quiere. ¿A los que lo han hecho de otra manera, es decir, peor? Sí, pero lo han hecho. Sería lástima que se acabara el modo de hacer mal las cosas. ¿Conque, porque siempre se han hecho las cosas del modo peor posible, será preciso tener consideraciones con los perpetuadores del mal? Antes se debiera mirar si podrían perjudicar los antiguos al moderno. Así está establecido; así se ha hecho hasta aquí; así lo seguiremos haciendo (…)’

Es preciso señalar que Larra criticaba la pereza, como característica general, como nuestra pandemia, diríamos hoy; pero me parece que hay más, que es consecuencia del propio sistema endogámico, burocratizado jerárquicamente, con intereses ajenos al propio trabajo, con la desgana propia del funcionario con plaza fija de por vida, etc.

Y esa desgana, esa falta de interés, de compromiso, para facilitar y mejorar los trámites, en mayor o menor medida, siguen vigentes en la actualidad, siempre con contadas y honrosas excepciones.

Desde el rey, todos los poderes, los políticos y funcionarios, han olvidado que están al servicio de la ciudadanía, no al revés, como creen, y actúan en consecuencia, para nuestra desgracia.

Volviendo al tema de las vacunas, vemos que el ‘vuelva usted mañana’ lo justifican con los trámites de la ponencia de vacunaciones y de la comisión de salud; y todos sabemos que es cierto el refrán: ‘parálisis por análisis’, o por un exceso de reflexión. Y también, que ‘si se quiere dilatar una decisión, se ha de crear una comisión’.

Todo análisis requiere su tiempo, pero en el caso que nos ocupa, no se puede entender, por la necesaria urgencia de la vacunación, y dado que la EMA no ha modificado los protocolos, como vemos si comparamos la forma de actuar de los citados países, Alemania, Italia, Francia, etc., a nadie se le escapa que algo falla en el reino de Felipe VI, más bien, fallan muchas cosas.

Obviamente, tomar decisiones genera ansiedad, especialmente a las personas que no tienen la preparación adecuada, como es el caso, pues los políticos no deberían tomar ciertas decisiones en el ámbito sanitario, que les corresponde tomar a esos especialistas.

Tenemos demasiados ejemplos de decisiones ‘políticas’ durante esta pandemia, y muchas de ellas desafortunadas; también las hay entre las tomadas por los responsables sanitarios, obviamente, pues estamos ante un problema que es nuevo para todos.

Pero el temor a decidir, el miedo a gobernar, esperar a ver cómo reaccionan los países de nuestro entorno, es una demostración de la falta de líderes, de estadistas. Y Pedro Sánchez prefiere ser conservador, prefiere no hacer … esperar que las cosas se solucionen solas, sin tener que asumir riesgos. Ese es su nivelito, siguiendo la estela de Mariano Rajoy.

Por eso no deja de ser curioso que, al extranjero de ese artículo, Larra le llamase ‘Sans-délai’, (Sin retraso)

Hoy se celebra la onomástica de San José, el padre putativo de Jesús.

Padre Putativo (origen de la forma Pepe), se dice cuando una persona es tenida por padre, no siéndolo. También puede ser un hijo putativo, una abuela putativa, etc.

Putativo, del latín putativus (reputado, considerado), deriva del verbo latino putare (estimar, considerar, pensar, ponderar)

También se considera un ‘delito putativo’, cuando ‘la conducta que toma un individuo es real y considerada incorrecta, pero al no estar estipulada por la ley como un delito, no puede castigarse. Por ejemplo, la persona que comete adulterio en un país donde este acto no es considerado como un delito’

(fuente Wikipedia)

Pues bien, para finalizar este escrito, me parece que, precisamente, el estado español es un estado putativo con una democracia putativa, ya que es considerado como tal, pero no lo es, ya que desgraciadamente tenemos muchas pruebas.