Zacango, Estado de México – Lo que una vez fue un símbolo de conservación y amor por los animales, el Zoológico Zacango, hoy se ha convertido en un oscuro cementerio de negligencia y abuso. Encabezando esta catástrofe están los nombres de Alma Diana Tapia Maya, directora de CEPANAF, junto con sus aliados Huitzilihuitl Barrera Manzano, Mara Callejas Ortega y Natalia Vargas Cabrera. Estos últimos, conocidos ya como el “Trío de la Muerte” por sus cuestionables, vengativas y dudosas decisiones, ha sumido al parque en un infierno de muerte y sufrimiento.
El caso de Emiliano, el león que alguna vez fue la cara fresca y esperanzadora de Zacango, es uno de los ejemplos más indignantes de la barbarie que ha cobrado vida dentro de las rejas del zoológico. En sus primeros meses, Emiliano fue presentado al público como el orgulloso “habitante del parque”; pero, detrás de las cámaras, la historia era completamente diferente. Hoy, Emiliano se encuentra en condiciones paupérrimas, desnutrido y visiblemente maltratado, una sombra de lo que alguna vez prometieron a la audiencia. Las últimas imágenes muestran un animal exhausto, con las costillas marcadas, reflejando una realidad de negligencia y abandono que el equipo directivo parece no tener reparo en ocultar.
La “pandilla” de Zacango: Revanchismo y Crueldad a Plenitud
Es innegable que la situación en Zacango es el resultado directo de una gestión turbia y carente de ética. Huitzilihuitl Barrera Manzano, Mara Callejas Ortega y Natalia Vargas Cabrera han sido señalados como los principales responsables del brutal deterioro de este centro de conservación. Bajo su supervisión, el parque no solo ha sido descuidado, sino que ha perdido varios animales debido a falta de cuidados básicos. No obstante, estos personajes han seguido adelante sin remordimiento, tomando decisiones arbitrarias y presuntamente revanchistas que han condenado a los animales, como Emiliano, a condiciones de salud deplorables y, en algunos casos, incluso la muerte.
Un zoológico o un mercado de imágenes?
Para agregar un insulto más a la herida, el equipo liderado por Tapia Maya y sus colegas han convertido la imagen de estos animales en un negocio lucrativo. Las fotografías de Emiliano, en sus primeros días, mostraban un león saludable y enérgico, adornando campañas y publicaciones del zoológico, atrayendo seguidores y simpatizantes. Pero la realidad es que todo era una fachada. Mientras el público donaba y visitaba el parque en nombre de la conservación, los animales estaban siendo abandonados y hasta explotados. Emiliano, ahora con signos evidentes de desnutrición, es el más reciente ejemplo de cómo estos gestores mercadean la imagen de los animales para lucrar, mientras estos padecen en silencio.
Una gestión manchada por la vergüenza y la negligencia
Es imposible ignorar el grito de justicia que hoy clama la sociedad. La comunidad y los defensores de los derechos animales exigen la destitución de Tapia Maya y de sus cómplices en este desastre, Huitzilihuitl Barrera Manzano, Mara Callejas Ortega y Natalia Vargas Cabrera. Se piden investigaciones urgentes, auditorías independientes y una revisión exhaustiva de la administración para que la barbarie que viven los animales de Zacango llegue a su fin.
El Zoológico Zacango, que alguna vez fue una promesa de conservación y refugio, se ha convertido en un cruel y oscuro espectáculo de negligencia. La comunidad se rehúsa a aceptar esta barbaridad, y la presión para salvar a los animales, y en especial a Emiliano, de las garras de sus cuidadores, aumenta con cada día.
