Buscar

En el Espacio Cultural San Lázaro se realizó la tercera sesión del curso “Aproximación a la narrativa de James Joyce”

• Titulada “La fiesta de un día, el Ulises”

En el Espacio Cultural San Lázaro se llevó a cabo la tercera y última sesión del curso “Aproximación a la narrativa de James Joyce”, titulada “La fiesta de un día, el Ulises”, en el centenario de su novela.

Alejandro Toledo, editor y ensayista mexicano, destacó que la novela Ulises fue una de las cimas de la narrativa del siglo XX que nació en tierras francesas bajo el sello de la Shakespeare and Company. El primer ejemplar apareció el 2 de febrero de 1922.

​Afirmó que las fechas que celebran los lectores de Joyce son el día que apareció Ulises y el 16 de junio, que es el Bloomsday, la jornada en que transcurre la novela.

​Relata que en la obra se narra cómo dos personas con intereses y edades distintos (los veinte años de Stephen, aprendiz de poeta, y los cuarenta de Leopold, vendedor de publicidad; uno intelectual y el otro hombre común) se vuelven amigos a partir de una serie de coincidencias fortuitas. Básicamente aborda el tema de la amistad.

​“Esto hace un poco quijotesco todo, pues la trama es similar en este punto al Quijote de Cervantes, pues también es la historia de una amistad entre el caballero de la triste figura, alguien educado en las letras y su escudero Sancho Panza, que es un ser rústico”, consideró.

Comentó que es una novela de tintes cómicos y desde su aparición fue considerada como un libro de difícil lectura, y aún ahora, los lectores se dividen entre aquellos que han disfrutado recorrerla como si fuera una ciudad llena de misterios y sorpresas, y quienes la aborrecen y abandonan.

Afirmó que el Ulises no es tan arduo como parece. Para leerlo, la preparación necesaria es seguir el trayecto del mismo Joyce, pues es un autor que va de lo simple a lo complejo; es decir, hay que empezar con los cuentos (Dublineses), luego la novela en clave autográfica (Retrato del artista adolescente).

Destacó que el día del Bloomsday se convirtió en cita anual en Dublín, pero también en muchas otras ciudades. Hay quienes se disfrazan como irlandeses de comienzos del siglo XX y deambulan por sus urbes con un ejemplar de Ulises, se detienen en alguna esquina y leen uno o dos párrafos.

“Es un libro con fama de difícil, de contrastes, pero también se convierte en un libro muy amado que da pie a este tipo de celebraciones como las que ocurren cada año el 16 de junio el Bloomsday: el día del Bloom”, agregó.

Detalló que en el Ulises hay muchas cosas en movimiento. Uno de sus efectos inesperados es hacer que el lector perciba una continua movilidad como si la urbe, que es el telón de fondo del argumento central que gira en torno a los Bloom y el joven poeta Stephen Dedalus, no dejará de moverse.

Opinó que hay un capítulo que concentra muchos de estos efectos de dinamismo, pues se observan diversas estampas de personajes dublinescos que se desarrollan más o menos de forma simultánea en una zona específica de la ciudad, incluso con entrecruzamientos.

Observó que, si Ulises fuera un videojuego, el participante necesitaría tocar en cada muro, buscar en cada rincón, abrir cada baúl, para encontrar un premio escondido. Hay quienes obsesionados con la novela ya lo han hecho.

​Puntualizó que antes de publicarse la obra, Joyce quiso alertar a los lectores y proporcionó, vía el poeta Valery Larbaud, algunas claves. Una de gran importancia: los paralelismos con La Odisea.

En cuestión de herramientas, agregó, el primer aprendizaje del lector es entender esa corriente de conciencia (Stream of Consciousness, la llamó el psicólogo William James) que salpica el relato al reproducir las reacciones mentales espontáneas de Dedalus o Bloom, o lo cubre por completo en dos ocasiones, en el capítulo tres, ya referido, o en el capitulo final, dedicado a Molly, los dos de gran belleza.

¿Qué puede hacer el lector común ante una novela como esta? Dice Jean Genet que la dificultad es una cortesía del autor con sus lectores, y asegura José Lezama Lima que “sólo lo difícil es estimulante, sólo la resistencia que nos reta es capaz de enarcar, suscitar y mantener nuestra potencia de conocimiento”.

Participación de funcionarias

Al concluir el curso, María Vázquez Valdez, directora de Bibliotecas de la Coordinación de Servicios de Información, Bibliotecas y Museos, dijo que fueron tres sesiones que dejan rutas y pistas para continuar indagando sobre las obras de James Joyce.

​Mencionó que en el acervo de la Biblioteca Legislativa y General del Congreso está el grueso de la producción literaria de Joyce, está en varias ediciones el Ulises, así como el análisis de sus obras.

​“Tenemos también el libro de Alejandro Toledo, en las Bibliotecas de la Cámara de Diputados está James Joyce y sus alrededores, y algunos otros títulos del maestro”, añadió.

​Puntualizó que el curso alcanzó a cuatro mil 515 personas, fueron 555 reproducciones y más de 300 interacciones. “Agradecemos el haberse conectado y reproducido. Los invitamos a continuar siguiendo estos cursos en homenaje a escritoras y escritores, como los que tenemos para este año, José Saramago y César Vallejo, entre otros”.

Carolina Alonso Peñafiel, coordinadora de Servicios de Información Bibliotecas y Museo, agradeció la participación en el evento. “Fue un placer aprender nuevos aspectos de la narrativa de Joyce”.

El curso, vía electrónica, fue organizado por el Espacio Cultural San Lázaro, la Biblioteca Legislativa de la Cámara de Diputados y la Biblioteca General del Congreso de la Unión, en el marco del Seminario de Letras de Humanidad.