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En El estado de los mercados de productos básicos agrícolas de la FAO se examinan formas de mejorar la contribución del comercio a la seguridad alimentaria, la resiliencia y los objetivos ambientales

Roma – Un sistema agroalimentario mundial robusto y bien integrado puede ayudar a todos los países a resistir dificultades sin precedentes, como quedó patente durante la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) a principios de 2020, cuando los mercados agroalimentarios mundiales demostraron tener una notable resiliencia.

“Estamos comprometidos a trabajar juntos” escribe el Sr. QU Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el prólogo de El estado de los mercados de productos básicos agrícolas (2022) (SOCO 2022), uno de los informes principales de la FAO presentado hoy.

La guerra en curso en Ucrania, que afecta a una región de gran importancia para la seguridad alimentaria mundial, está haciendo que aumente la incertidumbre y potenciando el riesgo de que los mercados agroalimentarios mundiales se fragmenten y de que se magnifiquen las amenazas del hambre, ya de por sí muy serias debido a la COVID-19, los países en conflicto y las crisis humanitarias en todo el mundo.

En la nueva edición del informe SOCO se examina la forma en que puede hacerse frente a los retos del desarrollo sostenible, tanto presentes como futuros, mediante iniciativas multilaterales y regionales que se refuercen mutuamente. Esto se hace con la mirada puesta en los mercados agroalimentarios mundiales, la resiliencia de los sistemas agroalimentarios, el crecimiento económico y los resultados relacionados con el medio ambiente, teniendo presente que no se puede esperar que las políticas comerciales aborden plenamente todas las compensaciones recíprocas que todo ello conlleva y que se requieren medidas complementarias.

Al redactar el informe SOCO, la FAO elaboró modelos para detectar patrones entre los flujos comerciales bilaterales, los precios relativos y los obstáculos geográficos y para determinar los principales factores que impulsan el comercio, como la ventaja comparativa y los costos comerciales. Las conclusiones del informe se examinarán en el 75.º período de sesiones del Comité de Problemas de Productos Básicos, el comité técnico más antiguo de la FAO, que tendrá lugar próximamente, en julio de 2022.

Cartografía del panorama comercial

La globalización de los mercados agroalimentarios ha suscitado preocupación por los efectos del comercio en el medio ambiente y en las sociedades.

El actual entorno de políticas comerciales se caracteriza por un lento avance de las negociaciones comerciales multilaterales auspiciadas por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y por una proliferación de acuerdos comerciales regionales de mayor profundidad que buscan promover, además del acceso a los mercados, la convergencia de las políticas y los reglamentos nacionales entre los signatarios.

El informe tiene la finalidad de orientar a los encargados de la formulación de políticas para que encuentren formas de velar por que las políticas comerciales salvaguarden la seguridad alimentaria y la nutrición a nivel mundial, respeten el medio ambiente y refuercen la resistencia a perturbaciones como conflictos, pandemias y fenómenos meteorológicos extremos.

Hoy en día, son más los países que comercian entre sí y el mercado agroalimentario mundial está más equilibrado que en 1995. Aun así, la geografía del comercio trazada en SOCO 2022 pone de manifiesto que, aunque la riqueza mundial haya crecido, la proporción que corresponde a los países de ingresos bajos no ha cambiado apenas y las diferencias entre los países en lo que refiere a la productividad agrícola pueden ser enormes.

Dado que el proceso de globalización viene perdiendo fuelle desde 2008, la integración regional del comercio agroalimentario ha pasado a ser mayor, a menudo debido a acuerdos comerciales y promovida por factores como la proximidad geográfica y preferencias similares. Sin embargo, hasta hace poco, esto venía ocurriendo en menor medida en el África subsahariana.

Uno de los motivos es que los mayores costos comerciales —que guardan relación con los aranceles, los seguros, los procedimientos de exportación e importación, los retrasos en frontera y la necesidad de cumplir numerosas normas y medidas no arancelarias— pueden obstaculizar la integración y afectar a la transformación estructural de las economías. En los países de ingresos bajos, la suma de los costos comerciales puede añadir hasta un 400 % al precio final de un producto, porcentaje muy superior al de los artículos intercambiados por países de ingresos altos.

En este contexto, el establecimiento de la Zona de Libre Comercio Continental Africana será importante para el crecimiento económico y el desarrollo de la región. Con todo, deben establecerse políticas complementarias que permitan que la ventaja comparativa se materialice sin marginar a los pequeños agricultores, quienes ven limitada su capacidad de aumentar la eficiencia y competir en mercados más abiertos.

Otra de las conclusiones del informe es el valor de la diversificación de los socios comerciales en lo que respecta a reducir la vulnerabilidad ante posibles perturbaciones, especialmente para los países con una elevada dependencia de las importaciones de productos alimenticios.

En conjunto, el comercio agroalimentario puede mejorar la eficiencia en el uso de la tierra y el agua, pero también puede tener efectos ambientales negativos. Las reglas comerciales multilaterales y el creciente número de acuerdos comerciales regionales contemplan disposiciones relativas al medio ambiente que, cuando son jurídicamente vinculantes, pueden ayudar a enfrentar los efectos ambientales del comercio.

No obstante, en el informe se afirma que las externalidades ambientales de alcance mundial, como las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio climático, se abordan con mayor eficacia a través de enfoques multilaterales, con reglas comerciales que ayuden a ampliar el alcance de políticas que tienen en cuenta los costos totales de esos efectos.

El informe SOCO, que se publica cada dos años, presenta las cuestiones relativas a los mercados de productos básicos de forma objetiva y accesible para los responsables de la formulación de políticas, los observadores de dichos mercados y las partes interesadas en la evolución de los mercados de productos básicos agrícolas y en las consecuencias que tienen para los países en diferentes niveles de desarrollo económico.