En un estado democrático, las decisiones, las omisiones, las acciones o inacciones, y, especialmente, las mentiras, tienen sus consecuencias. Hemos visto que, en Alemania o Reino Unido, por ejemplo, dimitieron ministros por haber copiado una tesis doctoral, o por tener servicio doméstico ilegal. Pero, aquí, en el reino de los borbones, nunca dimite y tampoco es cesado nadie; y menos si se trata del jefe del gobierno, y si se refiere al rey, como mucho, se le pone una alfombra roja y le pagamos los gastos que comporta un rey emérito en una dictadura ‘amiga’.
Esta mañana he leído un artículo titulado ‘Desvergüenza’ (11/07/22), del profesor Alfonso Durán Pich, en su blog ‘Alfdurancorner.com’, que recomiendo, pues hace una radiografía de la desvergüenza del estado: gobierno, jueces, colegios de abogados y de periodistas, partidos (PSOE y su submarca catalana del PSC); del partido ‘independentista’ de ERC (Pere Aragonés y Carme Forcadell); de Podemos y En Comú Podem (Ada Colau y Jessica Albiach); la desvergüenza de Pedro Sánchez al felicitar la gestión policial de Marruecos contra los emigrantes de Melilla; la desvergüenza del citado Sánchez para hacer ‘una nueva versión de ‘Bienvenido Míster Marshall’ (todavía más cutre que la de Berlanga), tratando de explicar al senil Biden la heroica defensa que el Estado español realiza del flanco sur europeo, frente a la ‘amenaza terrorista’; la desvergüenza de la UE que ‘se ha convertido en un cementerio de elefantes muy bien remunerado, que se limitan a auto-protegerse para mantener sus poltronas y continuar repartiéndose premios’; etc.
Ese artículo, el autor lo inicia con una cita del escritor y político mexicano Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893): ‘La insolencia es el escudo de la desvergüenza y la fortaleza de la cobardía’; y lo acaba con el siguiente comentario: ‘¿Desfachatez, insolencia, atrevimiento, descaro, falta de respeto? Ponga usted lo que quiera, porque ponga lo que ponga, es una desvergüenza’.
Efectivamente, este artículo es potente, muy clarificador y forzosamente limitado, pues el listado de desvergüenzas sería infinito, como muy bien sabemos los independentistas catalanes, que, en gran parte, seguimos anestesiados por el veneno del encantador de serpientes que es el mentiroso Pedro Sánchez.
Y lo que es más grave, siguiendo con el cuento de Hansel y Gretel, el ‘encantador de serpientes’, (publicado en 1812, por los hermanos Grimm), el PSOE y el PP, cuidan y miman la transición española, poniendo una serpiente para mate al que intente superarla o reinterpretarla de forma progresista; pues el fin último del sistema es preservar el estado postfranquista, las grandes familias beneficiadas por el dictador y asesino, que frenan toda ley de memoria histórica, por light que sea (como la de José Luis Rodríguez Zapatero en 2007, abolida en 2011 por Mariano Rajoy; y ahora la de Sánchez, boicoteada antes de nacer, por el PP de Alberto Núñez Feijóo). Y eso que nadie se atreve ni a soñar con revisar la amnistía del 1978, que benefició más a los franquistas que a los antifranquistas; y nadie se atreve ni a soñar, tampoco, en pedir la devolución de los patrimonios incautados por las grandes constructoras y empresas del Ibex-35 y muchas de las familias franquistas, que siguen ejerciendo el poder en ‘su cortijo’ español.
Y para garantizar que nada cambio, qué mejor que buscar el apoyo del gran hermano que son los EUA, demostrando, una vez más, nuestro complejo de inferioridad: servil con los poderosos y poderosos con los desgraciados inmigrantes, y con la población de base.
Una buena prueba de ese servilismo y desvergüenza, como cita Alfonso Durán, es la reciente cumbre de la OTAN, que colmó el ego del narcisista Pedro Sánchez, fotografiándose con los gobernantes de varios países miembros, especialmente con Joe Biden.
Esa cumbre, según el gobierno, costó unos 50 millones de €, sin contar los sobrecostes de los ministerios de interior y defensa. Y no sería de extrañar que, pasados unos años, conociéramos despilfarros y comisiones millonarias, como pasó con las visitas del Papa Benedicto XVI (Joseph Alois Ratzinger), especialmente la efectuada a Valencia en el año 2006.
En pleno siglo XXI, con las posibilidades telemáticas y problemas medioambientales, a qué viene una reunión presencial de tantos mandatarios (cada uno con su propio avión, claro), con sus esposas-florero con programas de visitas paralelas, con cenas de gala, etc., si no fue para reforzar sus egos, como reyes absolutos distantes de sus respectivas poblaciones, que vieron afectados sus derechos básicos, como el de la movilidad, etc., pero, es igual, todo lo vale una buena foto para ‘su historia’.
Y ese dispendio, y grandes alegrías y euforias, para celebrar la guerra, la prolongación por años de la invasión de Ucrania, aprobando el incremento del presupuesto de defensa de cada país hasta el 2%.
Pedro Sánchez, enloquecido en su nube, en las sucesivas entrevistas que se hizo hacer en los diferentes medios, explicaba que ese aumento en defensa aportará muchos puestos de trabajo. Ya se ve, el lobby de las armas tiene un objetivo humanitario, que es el empleo; no tiene nada que ver con las muertes que causará en uno y otro bando. Y eso no es una desvergüenza más, ya que, en realidad, son asesinatos que me gustaría que no quedaran impunes.
Asimismo, entre las mentiras de Pedro Sánchez hemos podido oír, repetidamente, el comentario que hizo en dicha cumbre, expresando que, en España, hace 40 años, se hizo un referéndum para aprobar la entrada en la OTAN, y ‘lo ponía en valor’ ante sus colegas.
Pero muchos recordamos el engaño de aquel referéndum consultivo, no vinculante, montado por Felipe González (que, hasta ese momento se manifestaba contrario a entrar plenamente en ese club, pero, una vez en el poder, cambió). La pregunta de ese referéndum, realizado el 12 de marzo de 1986, fue la siguiente:
‘El Gobierno considera conveniente, para los intereses nacionales, que España permanezca en la Alianza Atlántica, y acuerda que dicha permanencia se establezca en los siguientes términos:
- La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada.
- Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español.
- Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España.
¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?
El resultado reflejó la participación del 59,42%, siendo los votos positivos el 56,85%. El no triunfó en cuatro comunidades: Catalunya, Euskadi, Navarra y Canarias.
Que indecencia, que un 56 % fuese considerado positivo y suficiente, incuestionable, mientras que un 52 % de votos independentistas en Catalunya se considera insuficiente (incluso el 99% lo considerarían insuficiente)
Y cuantas mentiras, pues en la guerra contra Irak, aquí vinieron submarinos nucleares, y ahora, hemos visto que Joe Biden ha conseguido ampliar su presencia en las bases de Rota; superando, incluso, los pactos de Madrid de 1953 entre Francisco Franco y Dwight Eisenhower; y eso pasándose por el forro, el texto del referéndum, claro.
Y que tristeza es ver que, para aumentar el presupuesto de defensa, del 1,01% actual, al 2% del PIB, (entre el 2028 y 2030), Pedro Sánchez ya ha aumentado 1000 millones este mismo mes.
Vaya diferencia con el objetivo de aportar el 0,7% del PIB para ayudar al desarrollo del Tercer Mundo, según estableció la Asamblea de la ONU en octubre de 1970 (Comisión Pearson). Varios países cumplieron de forma inmediata (Suecia, Holanda, y posteriormente Noruega, Dinamarca, etc.). Pero, la UE, en 2005, aprobó alcanzar ese objetivo en todos los estados miembros, en el 2012, en el 2008 retrasaron la meta al 2015. Y en ese año, únicamente habían cumplido Luxemburgo y el Reino Unido. Por eso, la UE atrasó el compromiso al 2030.
España es el cuarto país que menos aporta, únicamente el 0,13%, siendo la media europea el 0,30% (Europapress.es, 24 abril 2016)
Comparando las finalidades de ambos objetivos, y el calendario de su aplicación, es evidente que lo que realmente interesa, es ser el mejor siervo del poder.
Y prescindiendo de cualquier otro tema, sólo éste, ya es un motivo para independizarnos de España, un reino amoral, inmoral.
Un estado dominado por las cloacas, que infectan todos los sectores del poder, y que los progresistas españoles (si los hay) aceptan de forma acrítica; excepto ahora, que Pablo Iglesias se ha visto perjudicado, como han revelado las grabaciones entre el comisario José Manuel Villarejo y el ‘periodista’ Antonio García Ferreras, pero hasta hace unos días, incluso Iglesias había aceptado que, contra los independentistas catalanes todo valía, el ‘todo por la patria’ de siempre, a mayor honra de Madrid ‘pilla y corre’ (actualización del ‘villa y corte’)