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En lugar de pedagogía, macedonia de ‘ideas’

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Tras este lapsus ‘festivo’ de una impuesta ‘felicidad’ y de autoimponernos la formalidad de expresar los mejores deseos, vemos que, con la vuelta a la rutina nos encontramos una sociedad tremendamente crispada, como intento exponer en el prese te escrito.

Así, vemos que ahora, en Catalunya, y en España, un tema que en este momento es relevante es la epidemia de gripe y de Covid. Parece mentira que, si bien ya era un tema recurrente estas semanas pasadas, no ha sido hasta ahora, que este problema ha ocupado todos los medios de comunicación.

Pasa como con la sequía, que desde hace semanas casi todos somos conscientes de que estamos agotando las reservas de las cuencas internas de Catalunya, pero hemos pasado estas semanas sabiendo que en enero el gobierno ya tomará las medidas precisas, igual que los incrementos de todos los precios.

Todos los gobiernos prefieren posponer las graves decisiones, para no romper la magia de las fiestas, pero, prioritariamente, para preservar la rueda de la economía.

Volviendo con el tema del Covid, vemos que la situación de una baja vacunación entre las personas mayores y la nueva obligación de las mascarillas en los centros hospitalarios está caldeando los debates en los medios de comunicación. Y, la primera constatación es que surge, rápida y automáticamente, una gran crispación; pues inmediatamente surgen conceptos como la solidaridad vs insolidaridad, la cultura vs incultura, etc.; pero, en ningún momento se plantea, críticamente, el tema de la libertad.

No se trata de cuestionar a los antivacunas, ni a los terraplanistas, pero sí que hemos aprendido que no todas las medidas adoptadas durante la pandemia fueron acertadas, ya que se procedía por el sistema de tanteo de ensayo / error, puesto que no se sabía más. Pero, aún así, el estado español es el que, según la OMS, fue uno de los que más mortandad tuvimos (fundamentalmente en las residencias de la tercera edad), así que Pedro Sánchez tampoco puede ponerse muchas medallas, por lo que su gobierno debería ser más prudente; y, en este caso, si los ratios de infectados es realmente alarmante, haber tomado las medidas oportunas en su momento; igual con la sequía.

Y tampoco se trata de cuestionar a los populismos, pues, aunque se etiqueta así, como si fuera un aspecto peyorativo y únicamente aplicable a los partidos opositores; cuando, al fin y al cabo, todos los partidos políticos tienden atraer a las clases populares, sin excepción, para obtener su voto, exclusivamente.

Y tampoco es correcto considerar que los populismos proponen soluciones simples para problemas complejos; eso es una mentira para autojustificarse.

Tenemos claro que todos los gobiernos fallan en su comunicación, pues, por omisión, por incompetencia, o por mero interés, nunca explican adecuadamente los problemas en su complejidad, ya que nos consideran a la ciudadanía como niños, como incompetentes.

Y es evidente que los problemas, generalmente, no son tan complejos, más bien es que los diferentes gobiernos no tienen la capacidad de entenderlos ni de explicarlos de forma comprensible.

De ese modo, la simplificación lleva a la banalización, y eso comporta la polarización, que lleva a la crispación. Crispación que aleja a la población de la política. Y esa cadena, me parece evidente.

Y en estas estamos, pues todos los populismos buscan afectar los sentimientos y las emociones más bajas; y, claro, esa simplificación y banalización nos lleva a la situación de posicionarnos de forma polarizada, por lo que difícilmente podremos llegar a una entente, por ejemplo, entre los independentistas y los unionistas.

Y como en las ‘democracias’ la información vuela a una velocidad enorme, pero también las informaciones a medias y las falsas noticias, así tenemos una sociedad desinformada. Desinformada y crispada. Pues ya lo dijo Alexis Henri Charles de Clérel, vizconde de Tocqueville (1805 – 1859): ‘una idea falsa, pero clara y precisa, tendrá siempre más fuerza que una idea verdadera pero compleja’.

Y todo eso lleva a una gran frustración, que, como he comentado, comporta el alejamiento de la política, pero manteniendo el sustrato polarizado, basado en simples esquemas, fundamentados en: mi idea vs la de todos los que no piensan como yo; es decir, sin matices, sin grises.

Y ya estamos cansados de que, en lugar de argumentos, análisis y propuestas, los diferentes partidos políticos se limiten a insultarse, a injuriar al opositor, falseando la verdad (y eso es inmoral), pues únicamente busca destrozar la dignidad del contrario. Y así, todo se reduce a la pura charlatanería barata.

Por todo ello, la ciudadanía deberíamos considerarnos y tratarnos como adultos, con modales y educación, y no tratar a los opositores como si fueran mamarrachos descerebrados.

Por eso, es preciso recapacitar en los siguientes pensamientos:

‘El hecho de que tantos políticos sinvergüenzas y mentirosos sean exitosos no es sólo una reflexión para ellos, sino también para nosotros. Cuando la gente quiere lo imposible, solamente los mentirosos pueden satisfacernos’ (Thomas Sowell, n. 1930)

‘El político debe ser capaz de predecir lo que va a ocurrir mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar, después, por que no ha ocurrido como había previsto’ (Winston Leonard Spencer-Churchill, 1874 – 1965)

Debemos tener clara la paradoja del filósofo cretense Epiménides (s. VII a.C.), que dijo: ‘todos los cretenses son mentirosos’; y han pasado siglos, y los estudiosos Crísipo (280 a.C. – 206 a.C.), San Agustín de Hipona (354 – 430), etc., han analizado si decía la verdad, y, entonces él también era un mentiroso, pues todos los cretenses lo eran; o bien, no era mentiroso y, por lo tanto, lo afirmado era verdad. Y nadie ha encontrado una solución aceptable.

Por eso, no es sano ni cívico, descalificar, de entrada, a TODOS los políticos, pues, no todos son mentirosos; siempre hay unos pocos que son la excepción que confirma la regla.

En definitiva, que tenemos mucho trabajo individual, si queremos ser ciudadanos adultos; pues tenemos que desbrozar toda la información basura que nos invade. Y sólo así, podremos actuar en consecuencia y conciencia.