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Época de desconcierto

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Todos somos conscientes de que vivimos un momento de gran confusión, desorden, desorientación, ya que el concierto, que proviene del latín ‘concertarte’, es decir, el debate, la disputa, el pleitear, para intentar llegar a un acuerdo, a una conclusión, brilla por su ausencia, como intento exponer en este escrito.

Un ejemplo paradigmático es el milenario problema entre los judíos y los palestinos, en el que muchos estados y organismos internacionales defienden, cínicamente, el reconocimiento de dos estados, cuando vemos que esa ‘solución’ no es viable, ya que un estado palestino, dividido, fragmentado, distanciado, y, controlado por las fuerzas armadas israelíes, no deja de ser un engaño, pues social y económicamente, sería inviable. Y, por otro lado, el primer ministro Benjamín Netanyahu, apoyado por la mayoría parlamentaria (knéset), rechaza ese reconocimiento, ya que dice que perjudicaría la seguridad de Israel, pues es necesario que las fuerzas armadas israelíes controlen la seguridad de todo el territorio oeste del Valle del Jordán’

Y he comentado que es una defensa cínica, por parte de muchos mandatarios mundiales, ya que ninguno aceptaría una solución así, si afectase a su propio estado; por ejemplo, Pedro Sánchez nunca reconocerá el estado catalán, mostrando que el camino para ser reconocido internacionalmente requiere un conflicto armado.

Por eso, me parece que esos presuntos ‘estadistas’ nos ‘venden consejos que para ellos no tienen’, como dice un viejo refrán.

Otros refranes dicen ‘quien toma el buen consejo, será sabio y llegará a viejo’ o, ‘que un buen consejo no tiene precio’, pero la verdad es que, generalmente, se prefiere la fortuna, el éxito mediático inmediato y puntual, más que resolver realmente los problemas.

Y los mediocres políticos, centrados en su imagen y sus propios problemas, anteponen ‘su realidad’ confundiendo a la ciudadanía. Un buen ejemplo lo tenemos con el reconocimiento, por parte de Pedro Sánchez, del lawfare, el deep state y la postverdad de las fake news, cuando le han afectado familiarmente, no cuando él ha sido, y sigue siendo, parte activa de esas malas artes contra los independentistas catalanes.

Y ese desconcierto lo podemos ver, claramente, entre los propios partidos independentistas, e, incluso, en el propio seno de esas organizaciones.

Por esto me parece ilustrativa la lectura de la siguiente fábula:

‘Los lobos silentes y los corderos indignados

Los lobos ni siquiera llegaron a disfrazarse de ovejas. No acudieron a la plaza, a cualquier plaza, con atuendos ‘casual’. Simplemente callaron. Fueron lobos silentes.

Dejaron que una marea tranquila, casi una ‘acqua alta’, inundara el foro. Sabían bien que sería suficiente para que los mamuts acabaran atrapados en el barro, incapaces de desviarse del camino que sus mayores habían trazado durante generaciones.

Los lobos son buenos estrategas: sabían que debían acabar primero con los mamuts si querían comerse los corderos, y que un ataque directo sería demasiado peligroso.

Cuando empezó a llover, un quince de mayo, vieron el cielo abierto donde otros preveían un huracán.

La lluvia, bendita lluvia, dejó a los mamuts paralizados. Quien intentó moverse, cayó de costado y fue incapaz de levantarse. Algún mamut, que intentó tomar la iniciativa, que intentó dirigir el grupo hacia tierra firme, acabó solo, casi a salvo, llorando amargamente por la mucha memoria, pero escasa inteligencia de su grupo.

Los corderos, hasta entonces protegidos por la mera presencia de los paquidermos, aunque más de uno pereciera aplastado por sus patas, e incluso muchos durante sus estampidas, quedaron al descubierto.

Los primeros ataques no se hicieron esperar: en alguna plaza los lobos recibieron la ayuda de las hienas, que se quejaban de la escasa carroña disponible, para cerrar el cerco sobre los corderos, a la espera del ataque definitivo. Y en otra prefirieron desestabilizar el grupo de corderos mediante razzias veloces, seguidas de retiradas no menos veloces, con el fin de inquietar al grupo suficientemente como para provocar su dispersión posterior y poder atacar a los corderos en su camino de regreso a casa.

Algunos corderos se quejaron amargamente de que los lobos no reconocieran sus buenos servicios para acabar con el enemigo común. Un lobo bueno, tan sólo acertó a balbucear una respuesta: ‘no hemos tenido elección: es nuestra naturaleza’.

(https://search.app/X8kZo9SUFvcZS988)

Esta fábula podemos aplicarla, metafóricamente, a la relación entre los lobos y hienas, el corrupto estado español, y los desconcertados y desorientados corderos independentistas. Y también podemos aplicar la siguiente canción de Ovidi  Montllor i Mengual (1942 – 1995) ‘La fera ferotge’ (la fiera feroz), del 1972:

La fiera feroz

Por orden del alcalde

se hace saber a todos

que una fiera feroz

del parque se escapará.

Se ruega a las señoras

compren muchos alimentos

y no salgan de casa

hasta que vuelva ‘el buen tiempo’

Todo el que tenga coche

que marcha corriendo

y se vaya a la playa

a la torre o a los hoteles.

El alcalde se encarga

haciendo uso de sus poderes

a la fiera feroz

dejarla sin dientes.

El que esto no cumpla

que no se queje después

si por culpa de la fiera

recibe algún tormento.

Yo que no tengo casa

ni coche, ni un carrito

me encontré aquel día

la fiera en la calle.

Temblando y medio muerto

¡Ai! Dios, rediós, la fiera

y al verme temblando

me dijo muy claro

Chico, ¿por qué tiemblas?

yo no te comeré.

¿y entonces, por qué te escapas

del lugar donde tienes marcado?

Quiero hablar con el alcalde

y decirle que tengo hambre

que la jaula es pequeña

yo necesito espacio.

Los guardias que la ven

le quieren atacar

la fiera se defiende

no la dejan hablar.

Como son muchos y ella está sola

no puede y le dan una paliza

y empreñados por el trabajo

a la jaula la vuelven.

Por orden del alcalde

se hace saber a todos

que la fiera feroz

ya no les sacará el sueño.

Y gracias a la fuerza

no ha posado nada nuevo

todo es normal y ‘bonito’

y el pueblo está en paz.

Si esta canción no es un excelente ejercicio de prospectiva, es decir, de anticipar el futuro en base al conocimiento del presente, respecto a lo que pasó tras el referéndum del 2017 (que la ‘fiera’, la ciudadanía salimos a votar), pero que el estado, tras aplicar todas sus fuerzas (legales e ilegales), nos redujo de nuevo al estrecho redil en el que estamos.

Y seguimos en ese redil, desorientados, con unos ‘líderes’ sin estrategias claras y objetivas a corto y medio plazo, siguiendo quimeras (no las que hizo referencia Juan Carlos I, en su momento), pero quimeras, al fin y al cabo.

En definitiva, que debemos dejar de ser meros corderos, y tener nuestra propia estrategia, no dependiendo de los mamuts, esos falsos y circunstanciales ‘protectores’, pues esos mamuts (la constitución) ya sabemos que el poder judicial la aplica a su gusto y manera.

Todo depende de nuestra unión, pues eso nos fortalece siempre, y, así, olvidando los intereses partidistas y personales, podremos acordar estrategias, tácticas y acciones, democráticas y pacíficas, pero contundentes y rupturistas.

Y debemos despreciar las tácticas de Pedro Sánchez, de dividir entre independentistas ‘buenos’, ERC, y los malos ‘Junts’, pues con eso quiere crearnos más confusión, ya que, ‘a río revuelto ganancia de pescadores’, y estos pescadores, siempre son los españolistas.

Y, claro, el primer paso es no investir al inquisidor Salvador Illa, pues junto con la derecha y la extrema derecha, avaló la aplicación del 155 y la represión consiguiente y actual. Y, ante eso. NI OLVIDO NI PERDÓN.