Esta frase, infantilmente atribuida a Galileo Galilei (1564-1642) tras abjurar de la visión heliocéntrica de Nicolaus Copérnicus (1473-1543), y evitar, de ese modo, la tortura; pues en ese momento la iglesia mantenía la visión bíblica geocéntrica. Y esa visión errónea la mantuvo hasta el siglo XVIII, si bien hasta el siglo XX no efectuó un acto de reconocimiento, pero no de rehabilitación, como matizó Juan Pablo II, al encargar una comisión para estudiar la controversia entre Ptolomeo y Copérnicus.
El propio cardenal Ratzinger (futuro papa Benedicto XVI), cuando era prefecto de la congregación para la doctrina de la fe (anterior santo oficio), en 1990 hizo suya la tesis de Paul Feyerabend: ‘La iglesia de la época de Galileo se atenía más estrictamente a la razón que el propio Galileo (…) su sentencia fue razonable y justa’.
Es grande la cantidad de ejemplos históricos de represión del conocimiento, por parte de los respectivos poderes. Y esa represión del conocimiento no se ha limitado ni limita al científico, histórico, biológico, etc.; si no también, de los movimientos sociales.
En nuestro caso, el movimiento independentista catalán, la injusticia española sigue aplicando su maza de hierro, pues ayer nos enteramos que la fiscalía acusa a dos jóvenes por desórdenes en la plaza Urquinaona en octubre del 2017 y pide 14 y 7 años de prisión respectivamente.
Por una manifestación con desórdenes y ‘agresiones’ a agentes de la policía (con lesiones leves), pedir una condena de 14 años a un vecino de Arenys de Mar, una condena superior a la adjudicada a Oriol Junqueras (13 años), no deja de ser un sinsentido, pero responde a la lógica de la represión por parte del poder.
Lo que es inasumible, es que ese tipo de noticias se silencie, o apenas se cite, en los medios de comunicación.
Y que sea así en los medios sistémicos, no hace más que confirmar que sus propietarios, mayoritariamente la banca, son el primer poder, que pueden quitar y poner ministros y jefes de gobierno. Pero es menos comprensible que los medios catalanes, salvo excepciones, hayan dado una cobertura insuficiente, a mi modo de ver.
Aquí, en Catalunya, nos ‘tienen distraídos’ con temas importantes, sí, pero menores, como el caso de las presiones a una periodista por parte del diputado de Junts, Francesc de Dalmases, al que ya me referí en un anterior escrito (y que, por cierto, todavía no ha dimitido). Nos tienen mirando el dedo que señala la Luna, en lugar de mirar el satélite.
Las presiones a la prensa han existido siempre, en todos los niveles: económico, social, psicológico, etc.; si bien en este caso hubo presiones físicas, agravando la situación, obviamente.
Pero apenas hubo críticas a la noticia del pasado 19 de julio, en la que se notificó que la Generalitat de Catalunya había repartido 4.657.000 € entre diferentes medios, asignando 436.000 a La Vanguardia (del Grupo Godó) y, por ejemplo, únicamente 156.900 € (el 3%) al PuntAvui, un diario independentista. Y si eso lo hace el gobierno de la propia Generalitat …, ¿no es una forma de coaccionar o de pagar favores actuales o futuros?
Está claro que todos los poderes del estado (incluida la Generalitat de Catalunya) pretenden anestesiar a los independentistas catalanes.
Pero sabemos que los más de dos millones que votamos a favor de la independencia, seguimos pensando igual, aunque la mayoría no se manifiesten, y que, llegado el momento de las próximas elecciones municipales del 2013, volverá a confirmarse su persistencia.
En ese momento, se ratificará la sentencia de Galileo ‘eppur si muove’.
Pero no podemos seguir en el sofá de casa, confiando que ya nos llegará el momento.
Tal como comenté en mi escrito de ayer, la ética y la moral están condicionadas históricamente, pues es evidente que los valores predominantes, por ejemplo, en la Edad Media, no se parecen en absoluto a los actuales.
Pero, los valores del 2017 y los del 2022, sí que lo son idénticos, ya que la sociedad no ha cambiado, en ese sentido; y por eso, me parece inconcebible que la mayoría de los votantes, ahora se puedan sentir confortables, con la que nos está cayendo.
Los audios del 2015, publicados hoy, entre el comisario José Manuel Villarejo, el juez de la audiencia nacional, Fernando Andreu, el director del centro de inteligencia, José Luis Olivera y el empresario Adrián de la Joya, señalando a Pep Guardiola (ex futbolista y ahora entrenador), como un ‘caso de ‘idiotización’ de los independentistas, incluso los que marchan al exterior, que, extrañamente, no se internacionalizan’ (…) que tratan despectivamente de ‘charnegos’ a los habitantes de Nou Barris (barrio de Barcelona, que votó a Ciudadanos), si bien el citado Olivera corrigió a Villarejo aclarándole que muchos de ese barrio eran ya de ‘terceras o cuartas generaciones’.
¿Qué más debemos esperar, para reaccionar?, ¿no tenemos suficiente con tantas muestras de la cloaca del reino de España?, ¿no vemos que la estrategia de la injusticia española, atrayendo primero a Meritxell Serret y ahora a Anna Gabriel, lo que pretende es blanquear su imagen y aislar el entorno de Carles Puigdemont?
O es que, sin saberlo, esperamos que llegue el año 2029 y, mágicamente, se cumpla el pronóstico que comento seguidamente:
El político y filósofo catalán Alexandre Deulofeu i Torres (1903-1978) estudió la matemática de la historia y la evolución de las civilizaciones, y en su obra ‘La Matemática de la Historia’ (edit. Aymà, Barcelona, 1951), señaló que: ‘cada civilización puede llegar a vivir tres ciclos de 1700 años cada uno. Comprendidos dentro de esas civilizaciones, los imperios tienen una duración media de 550 años’.
De una entrevista a Juli Gutiérraz Deulofeu, divulgador de las tesis de su abuelo, cabe destacar:
(…) ‘Dentro de cada civilización se dan alternativamente tres períodos con etapas de fragmentación de 650 años y de unificación territorial de 1050 años. Y dentro de esta etapa de unificación surgen progresivamente los imperios que, en promedio, duran 550 años. La unión de los reinados de los Reyes Católicos en 1479, diez años después de su boda, es el punto de partida al imperio español que debería terminar aproximadamente 550 años después, es decir, en 2029’.
¿La disolución total del Imperio español se prevé para el 2029, todavía cabe esperar 10 años? No necesariamente. Los imperios duran de media 550 años. Por lo tanto, en tanto que promedio, el español puede durar 540, 543 o 539… La previsión de disolución del Imperio ruso, configurado en su última etapa en la URSS, se adelantó 9 años, del 2000 a 1991. El caso español ya se sitúa en un margen de error de sólo el 1,8%, estamos en el año 540 de los 550 de media.
¿La independencia de Catalunya está garantizada según la Matemática de la Historia? No. La independencia de Catalunya es un resultado plausible ya que la metrópolis de Madrid pierde todo su poder. Cómo se articulará la parte disuelta de la Península Ibérica, es una incógnita. Puede ser a base de estados independientes, o de unas cuantas federaciones o una confederación total o parcial de la extinta España, tal vez incluso con Portugal… Lógicamente, para formar parte de una confederación, por ejemplo, antes hay que ser independiente. En cualquier caso, será Catalunya quien decida la fórmula, pero con supervisión alemana implícita o explícita.
(…) ¿El Imperio español sólo desaparecerá gracias al proceso catalán? El conflicto de España con Catalunya puede ser un detonante, pero no necesariamente el único. Como todo imperio en su fase final, la corrupción y la implosión financiera también tiene un papel capital. La independencia de Catalunya puede ser una causa o una consecuencia de la disolución de España.
(http://www.matematicadelahistoria.cat/article/158/faqs)
Asimismo, en una entrevista realizada en 2014 en La Vanguardia, al referirse al 2029, el nieto del filósofo señaló: ‘Déjese de Junqueras o Mas: ¡lo que ellos quieran no pinta nada! La historia sigue sus inexorables ciclos matemáticos, ¡eso es lo determinante! Y eso sostenía mi abuelo’.
(https://www.lavanguardia.com/lacontra/20141209)
Paradójicamente, según el lingüista Francesc de Borja Moll (1903-1991), en su obra ‘Els Llinatges Catalans’, el apellido Deulofeu corresponde a la grafía ‘Deu lo feu’ (Dios lo hizo), del latín ‘Deus illum fecit’, nombre aplicado a los niños de padre desconocido y que eran abandonados a las puertas de los conventos o casas parroquiales.
Si el padre de Alexandre, farmacéutico, era hijo o nieto de un niño ‘expósito’ ¿sería un ‘buen augurio’ que el pronóstico del 2029 tuviera un trasfondo con el ‘Dios lo hizo’?
Bromas aparte (o no), y como he dicho, debemos ser pragmáticos, ser realistas, y actuar, pues cada acción debe tener su reacción. No podemos seguir asumiendo, tolerando, más palos de las mazas de hierro de la injusticia española, ni los que puedan llegar, con manos de seda, del Pinocho Pedro Sánchez. Debemos ser consecuentes con el 2017, seguir impulsando a nuestros representantes políticos y sociales para que, de forma sincera y transparente, trabajen por nuestra independencia, por todos los medios a su alcance, y al coste que sea, pues, en caso contrario, todo el coste y padecimientos sufridos, no habrán servido para nada. Y si no tienen el valor suficiente, que marchen a casa, pues nadie es indispensable. No pueden hacer como la iglesia católica, ocultando la realidad, pues el movimiento independentista sigue vivo y, como la Tierra: ‘eppur si muove’.
Con todo, si finalmente tenía razón Alexandre Deulofeu, y el 2029 podemos ser independientes, yo ya firmaría.