Hoy, hay algo que no podemos negar, a todos nos tiene harta la publicidad que nos bombardea por redes sociales, sea de nuestro interés o esté dentro del algoritmo de algo que podría interesarnos, si vemos que es publicidad muchos pasamos de largo. Y es esto, lo que ha obligado a las empresas a replantear la manera en la que se comunican con su audiencia, especialmente ante la creciente saturación de contenido en redes sociales y el desinterés progresivo de los usuarios por la saturación de anuncios. Aunque en 2020, con el confinamiento, el 23% de los presupuestos de marketing se destinó a redes sociales, y para 2022 este porcentaje creció al 57%, el panorama actual muestra una tendencia preocupante, o tal vez diferente: en 2024, el gasto ha caído al 11%, el nivel más bajo en siete años.
¿Por qué sucede esto? La respuesta radica, en parte, por la saturación de contenido en redes sociales. El mercado publicitario digital ha alcanzado un punto crítico donde la atención de los consumidores se fragmenta y la fatiga ante los anuncios es evidente. Esto ha hecho que muchas empresas se cuestionen si la inversión en redes sociales realmente se traduce en conversiones y en un incremento tangible de ventas. A pesar de las proyecciones optimistas que indicaban un crecimiento continuo en la inversión digital, la realidad ha sido diferente, con una desconexión entre las expectativas y los resultados.
Vamos, las marcas, que en un principio apostaron por la cantidad de contenido, ahora enfrentan el reto de reconquistar la atención de una audiencia cansada de mensajes repetitivos, y hasta el momento esto sólo es un recordatorio de que el posicionar la imagen de nuestra marca de manera exitosa no se basa en saturar a los consumidores, sino en entender profundamente sus necesidades y comportamientos, y actuar conforme a ellos, pero sin descuidar la esencia de mi empresa.
Sin embargo, este cambio en el comportamiento de los consumidores no significa el fin de la publicidad online. Más bien, se trata de encontrar un equilibrio entre creatividad y efectividad, dejando de lado la tendencia a generar contenido de manera masiva y volviendo a lo esencial: la creatividad que construye historias y en generar experiencias memorables. Porque la imagen de las marcas que logran conectar emocionalmente con su audiencia son las que permanecen en su mente más allá de un simple clic.
Ahora, ante la saturación de los medios digitales, métodos como el marketing directo y el impreso han demostrado su capacidad para mantener una relación tangible y directa con el consumidor. Un ejemplo de esto es el marketing directo, pues según estudios el 42% de los destinatarios leen o escanean el correo físico que reciben, y ciertamente pone al descubierto que la percepción de un mensaje personalizado, lejos del ruido de las notificaciones digitales, puede resultar mucho más impactante, porque no hay saturación de información ni distractores adicionales que reclaman mi atención. Sin duda a medida que el marketing digital se ha vuelto cada vez más efímero, lo impreso ofrece una experiencia más tangible y personalizada, permitiendo a las marcas comunicar sus mensajes de manera detallada y duradera. En un mundo donde la atención de los consumidores es cada vez más difícil de captar, lo físico se convierte en una forma efectiva de crear un vínculo más profundo y duradero.
Pero eso no es todo, por ejemplo los productos promocionales y la publicidad exterior son excelentes elementos para hacer que la imagen de mi marca permanezca. Estudios de la Asociación Internacional de Productos Publicitarios (PPAI) señalan que el 85% de los consumidores realiza negocios con una marca después de recibir un artículo promocional, mientras que la publicidad exterior, como las vallas, tienen un potencial de generar un retorno de inversión de hasta el 497%, lo que demuestra que la visibilidad sigue siendo crucial para muchas marcas que buscan mantener su presencia en la mente del consumidor.
Sin embargo, quizás el canal más poderoso para posicionar efectivamente la imagen de mi empresa -o mi imagen personal-, es la recomendación de boca en boca, ya que nada menos el 92% de los consumidores confía más en las recomendaciones de amigos y familiares que en cualquier otra forma de publicidad. Y debemos recordar que la confianza es uno de los pilares fundamentales de la imagen y por ende un factor determinante en las decisiones de compra.
Si bien, en la construcción efectiva de la imagen integral de una marca no se pueden ignorar los factores sensoriales, como el aroma como un medio para conectar emocionalmente con la audiencia y así convertirse en el punto diferenciador que permite a una marca destacar en un entorno digital saturado. En el panorama actual las empresas o personas tienen que logran equilibrar ambos mundos, porque las tendencias pueden cambiar y los presupuestos pueden redistribuirse, pero la comunicación de una buena estrategia de imagen sigue siendo la misma: entender al consumidor, ser auténtico y encontrar la forma de conectar de manera significativa con mi audiencia.
Al final, debemos recordar que sin importar cuánto avance la tecnología la imagen pública de una marca no se construye sólo con presencia digital, sino con un enfoque integral que combine creatividad, autenticidad y una experiencia multicanal que perdure en la mente de mi público meta. Ante el reto de un mundo saturado de mensajes, el equilibrio entre la innovación y lo tradicional es la clave para construir una imagen que trascienda la volatilidad de las tendencias.