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España es diferente

Los tópicos son expresiones triviales, unos ‘lugares comunes’ muy difundidos, acertados o no. Y con este escrito expongo unos hechos puntuales recientes que confirman que el tópico del título sí que es acertado.

Primer ejemplo:

Ayer falleció el torturador Antonio González Pacheco, conocido como “Billy el Niño”, torturador sádico durante su etapa en la brigada político – social y multicondecorado por el PP de Aznar, condecoraciones y pluses salariales mantenidos por los repetidos gobiernos socialistas (Zapatero y Sánchez), incluido el actual, formado asimismo por UP (Unidas Podemos), y obviando, por lo tanto, las acusaciones de lesa humanidad contra ese siniestro personaje.

A Pablo Iglesias le faltó tiempo, ayer, para twittear que están estudiando retirarle dichas condecoraciones, incluso post-mortem. Es evidente que hace pocos meses que el actual gobierno de coalición está en ejercicio y, encima, deben afrontar el problema de la pandemia; pero eso no ha frenado a este gobierno para condecorar a los policías que se destacaron en su actividad represora en Catalunya, por querer votar.

Todavía hay otros policías vivos que mantienen sus condecoraciones por actividades similares, y si el estado profundo español no acepta que se les juzgue, como mínimo, sería deseable que les retirasen las condecoraciones.

Pero España es diferente, aquí la única justicia “democrática” la aplica el Covid 19, aunque, desgraciadamente, también ha matado a muchísimos inocentes.

Segundo ejemplo:

Hace un par de días, Sánchez participó telemáticamente en una cumbre europea, destinada a la recaudación de fondos para afrontar la crisis de la actual pandemia; hasta aquí, todo correcto.

Ahora bien, es la primera vez que un presidente español participó en una cumbre UE-Balcanes, en la que también estuvo el presidente de Kosovo, país que España no reconoce como estado. Y las condiciones que puso el gobierno español fueron que no se plantasen banderas ni cualquier otro símbolo institucional y que no se mencionase a nadie por su cargo.

Este es el estilo de política del actual gobierno “progresista”, una política de vuelo gallináceo, pues les preocupa mucho la foto, la imagen; ya que consideran que lo que no se ve, no existe.

A un político con talla, a un verdadero estadista, estas minucias no le preocuparían en absoluto, pero, claro, aquí, en el reino de España, todo es diferente.

Tercer ejemplo:

Hace un par de días, en el debate en el congreso de diputados para aprobar la cuarta prórroga quincenal del estado de alarma, el partido nacionalista vasco (PNV) negoció su apoyo afirmativo, a cambio de una mayor colaboración en la toma de decisiones y, Sánchez, en su discurso de réplica final, se comprometió a una co-gobernanza, para la definición del descalamiento.

Pues bien, ayer, la vicepresidenta Carmen Calvo, en unas declaraciones, manifestó, sin ningún rubor, que daban por sentado que el estado de alarma se prorrogará por quinta y sexta vez, hasta final de junio. Está claro que este gobierno tiene una forma muy especial de entender lo que es el diálogo y da un mínimo valor a los pactos.

Una conducta educada, honrada y sincera, comportaría respetar los compromisos, pero los compromisos con el estado español carecen de valor, como sabemos muy bien los catalanes.

Estos tres ejemplos actuales me parece que son una muestra suficiente para confirmar que el estado español es diferente, en ningún otro país se hubiera aceptado, sin más, seguir manteniendo una monarquía supuestamente corrupta, un estado profundo con raigambre y cultura pre – democrática que sigue manteniendo en la prisión o en el exilio a los líderes políticos y sociales catalanes, etc.

Tampoco se aceptaría el chantaje de Sánchez, amenazando que si no se votaba la prórroga, vendría el caos, ya que consideró que ese era un argumento sólido para provocar el pánico y que los partidos apoyasen su propuesta.

La palabra caos (del griego khaos) designa un abismo oscuro, y en la mitología griega era un abismo desordenado y tenebroso que existía antes de la creación.

La palabra pan designaba al dios griego Pan, que hacía apariciones repentinas por las noches, causando terror. Ico, por su parte, proviene de oikos, casa. Juntas dan lugar al pánico.

Ahora que estamos confinados y nos asaltan abusivamente con discursos y falsas ruedas de prensa del gobierno, manteniendo sus repetidos mantras de que “o nosotros o el caos”, “nosotros, o vendrá la derecha” y “en esta pandemia entramos juntos y saldremos todos juntos”, vemos que, en realidad, el verdadero caos, es seguir haciendo caso al dios pan en nuestras propias casas. Ya que ellos son nuestro pan que nos inocula el pánico.

Pedro Sánchez, siguiendo su estilo personalista, que ha cogido el gusto al poder absoluto, hasta ahora ha tenido suerte, y ha ido sobreviviendo, incluso a las crisis de su propio partido; pero es de esperar que más pronto que tarde, esa suerte funambulista se le agote, y muestre que bajo esa fina película no hay nada. Y, por no escuchar, le pasará como a Ícaro, para acabar con otro dios griego, que para escapar de la isla de Creta, en la que estaba retenido con su padre Dédalo, construyeron unas alas de plumas de ave, soldadas con cera. Al salir volando, su padre le dijo que no se elevara mucho, pues el calor del sol podría deshacer la cera. Ícaro no hizo caso, y al derretirse la cera, cayó, inevitablemente, al mar. Su padre denominó Icaria, a la isla mas próxima a la caída, en el Mar Egeo.

Muchos esperamos que a Sánchez ya le quede poca cera.

Amadeo Palliser Cifuentes