“La gran fisión de Caixabank y Bankia ha sido un terremoto que responde a la lógica de un sector en una crisis grave, pero que abre muchas incógnitas (…) Es sorprendente ver cómo han cambiado las relaciones entre el gobierno catalán y La Caixa en los últimos veinte años, y cómo la gran institución financiera pacta su futuro con el gobierno del Estado, mientras el president de la Generalitat se mantiene, no sólo ajeno, si no en silencio”.
(Esther Vera, Directora del Ara, 6/9)
“Por si no quedaba claro, sólo viendo la euforia de la prensa española, queda claro que la fusión Caixabank-Bankia, es una gran operación de estado. Concentración bancaria española, control político. En Madrid dicen: ‘Con la fusión acaba el proceso’. Saben dónde disparan”
(Pilar Rahola, tuit)
“La catalanidad del banco: el nuevo grupo tendrá servicios centrales en Barcelona y Madrid.
Éste es uno de los puntos más sensibles. El escepticismo ha crecido con fuerza en los círculos de poder de Barcelona, desde que se supo la operación. ‘Esto se ha acabado. No quedará nada. Ni Abertis, ni Naturgy, ni La Caixa’, lamenta amargamente un alto directivo, que teme que la fusión acabe decantando el banco hacia la capital española. La desconexión entre el grupo de la estrella y el poder político catalán parece absoluta, y prueba de esto es que la Generalitat se enteró de la noticia por los medios de comunicación.
(…)
El temor es que se repita el caso de BBV, que en los años 90 compró Argentaria (un banco más pequeño) y ahora es una entidad plenamente madrileña. (personalmente, en la empresa en la que trabajé durante más de 4 décadas, pasó un fenómeno similar: el pequeño absorbido acabó absorbiendo al mayor, al absorbente)
(…)
¿Qué hará el Estado?: quedará como segundo principal accionista, pero podría marchar.
A ningún banco privado le gusta tener como segundo principal accionista un gobierno, especialmente porque el gobierno regula el sector bancario. A pesar de que el reparto accionarial de la nueva entidad todavía se ha de detallar, está claro que la Fundació La Caixa será el primer accionista (con aproximadamente un 30% del capital, según las fuentes consultadas) y el Estado el segundo (con menos de un 20%)
La incógnita es qué hará el gobierno español con esta participación. Algunas fuentes apuntan que se la irá vendiendo al mercado, a medida que vea que la pueda colocar a buen precio. Pero es sencillamente imposible que, en el contexto actual, el Estado recupere los más de 20.000 millones que aportó para rescatar Bankia, lo que puede suponer un problema. Si el Estado se vende su participación, sus millonarias pérdidas del rescate financiero ya serán definitivas e irreversibles, hecho que será políticamente difícil de gestionar. Y, además, el Estado habría de apuntar esta pérdida en sus cuentas públicas, lo que haría aumentar el déficit público, ya disparado por el Covid-19.
En resumen, el gobierno español tiene incentivos para vender la participación…, pero también para mantenerla. Pero, desde el BCE no quieren que el estado se eternice en el accionariado de Bankia”.
(Àlex Font Manté, Ara, 6/9)
“Francesc Cabana: ‘Es el final del sistema financiero catalán’
Francesc Cabana, el principal historiador de la economía y las finanzas catalanas, lo tiene muy claro: ‘Es una mala noticia, tanto para la política como para la sociedad catalana’, ‘es el final del sistema financiero catalán. Es cierto que queda el Banc Sabadell pero, argumenta, no tiene el peso de Caixabank, y, sobre todo si se tiene en cuenta que ese banco ya suena entre los analistas de los mercados, como protagonista de la siguiente fusión, en este caso con el BBVA’.
La fusión de Caixabank con Bankia ‘es una estocada fenomenal, un sablazo, al proceso independentista’, y desde el punto de vista de la cogobernanza, asegura que La Caixa pierde peso, ‘si tienes al Estado como socio, ¿quién manda?’; Para Cabana es evidente que será el estado el que mandará, a pesar de tener una participación menor, pero tiene en sus manos casi todos los permisos y autorizaciones que necesitan los bancos para operar’.
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Cabana no cree que si culmina la fusión, se mantenga la sede operativa de Barcelona, como ahora. ‘Si tienes una sede en Madrid y tienes al Estado de accionista, tu mismo’
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‘tener un sistema financiero es muy importante para la evolución política y económica’, ‘un gobierno autonómico sin soporte financiero detrás, no puede hacer nada’, ‘es un golpe brutal, no sólo al procdeso independentista, también a la economía catalana’.
Cierto, dice Cabana, que Caixabank no ha dado soporte al Procés, pero matiza: ‘No se oponía’, y añade, ‘con esta operación se opondrá, hará todo lo posible, y es evidente que aquí nos quedamos otra vez sin ningún banco’.
A este economista también le duele que la sede social se quiera mantener en Valencia, donde Caixabank la llevó después del 1 de octubre’ (…) ‘¿qué quiere decir esto?, exclama Cabana, si La Caixa es una institución catalana’, y recuerda la imbricación de la entidad con Catalunya, desde que la fundó Francesc Moragas.’
Además, Cabana cree que la operación de fusión puede tener un coste laboral bastante importante, con el ‘cierre de centenares de oficinas y el despido de unos cuantos limes de trabajadores, pues habrá mucho trabajo duplicado’, ‘Es un desastre esto’.
El historiador (…) también cree que una integración de las dos entidades, a la larga, podría acabar afectando a la obra social de La Caixa (…)”
(Xavier Grau del Cerro, Ara, 6/9)
Como se puede ver, esta importante noticia, adoptada y respaldada por Pedro Sánchez, de espaldas al president de La Generalitat, es una doble muestra de deslealtad:
· En primer lugar, por tratarse de seguir con el ‘manual de instrucciones’ que puso en marcha Felipe VI, con su toque de corneta cuartelero, mediante su nefasto y desgraciado discurso del 3 de octubre del 2017, que rápidamente fue seguido por las principales empresas, trasladando su sede social fuera de Catalunya, gracias a un decreto exprés preparado por Mariano Rajoy.
· En segundo lugar, por la opacidad, la falta de transparencia y honradez respecto a Catalunya, ya que ni el president de la Generalitat ni el vicepresident, sabían nada, y se enteraron por la prensa.
Y estos son los mimbres con los que Pedro Sánchez quiere tejer su ‘diálogo’…, esta vez ha superado a Penélope, la mujer de Ulises, rey de Ítaca en la ‘Odisea’ de Homero, que para demorar la petición de sus pretendientes e ir ganando tiempo, por las noches destejía el sudario para el anterior rey Laertes. Pues bien, en nuestro caso, Sánchez demora todo lo posible, y lo imposible, la realización de un diálogo productivo políticamente. Y no sólo para ganar tiempo, que lo tiene todo, sino para ni siquiera intentar buscar una solución al ‘problema’ catalán.
Una fábula sufí ves muy ilustrativa al respecto:
“Dos esclavos:
Una vez el sultán iba cabalgando por las calles de Estambul, rodeado de cortesanos y soldados. Todos los habitantes de la ciudad habían salido de sus casas para verle. Al pasar, todo el mundo le hacía una reverencia. Todos menos un derviche harapiento.
El sultán detuvo la procesión e hizo que trajeran al derviche ante él. Exigió saber por qué no se había inclinado como los demás.
El derviche contestó: Que toda esa gente se incline ante ti, significa que todos ellos anhelan lo que tú tienes; dinero, poder, posición social. Gracias a Dios, esas cosas ya no significan nada para mí. Así pues, ¿por qué habría de inclinarme ante ti, si tengo dos esclavos que son tus señores?
La muchedumbre contuvo la respiración y el sultán se puso blanco de cólera. ¿Qué quieres decir?, gritó.
Mis dos esclavos, que son tus dueños, son la ira y la codicia, dijo el derviche tranquilamente.
Dándose cuenta de que lo que había escuchado era cierto, el sultán se inclinó ante el derviche”
Pues bien, en nuestro caso, el estado español y todos los ególatras que, de forma endogámica, usurpan los puestos de mayor relevancia, son como el citado sultán, dominados por la ira, la codicia y, especialmente, también por la venganza y las ansias de castigo hacia los ‘insumisos independentistas catalanes.
Los cortesanos y gran parte de la ciudadanía se limitan a observar y dar cabezazos aduladores y de consentimiento, ya que todo lo que sea ir contra los catalanes, ya les parece bien. Por eso, al toque de Felipe VI, ‘el preparao’, se lanzaron como locos al grito de ‘a por ellos’. Y todo sigue ese curso, ya que el narcisista y ‘disciplinado’ Pedro Sánchez, continúa aplicando la cartilla real: la fiscalía sigue persiguiendo e imputando a independentistas; aprovechando la pandemia para centralizar competencias autonómicas; y ahora, con la liquidación del sistema financiero catalán, mediante esa fusión oscura y traicionera (con nocturnidad y alevosía).
En la fábula, el sultán, al escuchar al derviche, muestra una gran sabiduría y rectifica; en nuestro caso, el sultanato Felipe VI / Pedro Sánchez / Carlos Lesmes / etc., no escuchan a los independentistas, la muestra es que la citada fusión fue ocultada al propio president de la Generalitat. Y, por lo tanto, siguen el ritmo marcado por el discurso del rey, el mencionado 3 de octubre 2017. Todo ha de seguir ‘atado y bien atado’, como dijo Franco, no sea cosa que el dictador se enfadase y saliera en plan zombi, para ‘animar, y envalentonar’, todavía más, a sus seguidores, y considerase tibios a toda la pléyade citada.
En cuanto a Caixabank, tras esa nueva muestra de deslealtad hacia Catalunya, mi más sincero desprecio; pues abusan de su poder, de cada vez más concentrado. Con el oligopolio que están consolidando, acabaremos todos sometidos y cautivos. Merecerían el castigo de los clientes independentistas, pero saben muy bien, que casi ya no hay alternativa, sólo nos queda la Caixa d’Enginyers y la Caixa de Guissona, ya que al Banc de Sabadell también le faltó tiempo, para seguir la corneta real, como en el cuento de Hamelín (y, además, según parece, en breve caerá en la órbita del BBVA).
Por nuestra parte, ojalá fuéramos como el derviche de la fábula, pero no tenemos su inteligencia, y preferimos dividirnos y subdividirnos, pues lo que prima es conseguir la poltrona, para posicionar bien a todos sus correligionarios.
Por todo esto, sabemos que la situación de cada vez se nos complica más, ya que los poderes del estado buscan la asfixia total de Catalunya, por tierra, mar y aire. Y, eso sí, con Pedro Sánchez, con su cara más cínica, distribuyendo las culpas a Quim Torra, a Carles Puigdemont, y a todo el que le cuestione, y si por él fuera, en lugar de hacer como el sultán, directamente aprisionaría al derviche. Ese es su talante.
Por eso estoy totalmente de acuerdo con el tuit de hoy, de Carles Puigdemont: ‘Un estado opresor no tiene nunca clemencia. Sólo hay una manera de superar esta situación, y es derrotarlo. No se puede transaccionar con un Estado opresor, se le derrota. Es difícil, es largo, es incierto, pero es posible’.
Y por nuestra parte, deberíamos replantearnos muchas cosas, buscando alternativas a las empresas energéticas, gasísticas, bancos, medios de comunicación, tenemos opciones más éticas, o, cuanto menos, no unionistas declarados, y si actuamos en ese sentido, seguro que se plantearán algunas decisiones centralistas y anticatalanas.
Un buen ejemplo, para finalizar: esta semana La Vanguardia publicó un artículo de Joaquín Luna,
“en el que comparaba a Carles Puigdemont con el piloto suicida que provocó el accidente del avión de Germanwings en los Alpes Franceses, en el que murieron 51 ciudadanos españoles, en su mayor parte catalanes.
El accidente pasó el 24 de marzo del 2015, cuando hacía el trayecto Barcelona Düsseldorf.
Joaquín Luna, conocido por sus comentarios machistas y una feroz oposición al independentismo, afirma que el president en el exilio sigue el método del piloto, ‘mis delirios son los de los pasajeros y aquí, los pasajeros con los ciudadanos de Catalunya”
(LaRepública)
Y Carles Puigdemosnt, en un tuit, contestó el pasado 4/9):
“¿Y ese grupo quieren hacer un diario serio? Esto podéis leerlo en ‘La Vanguardia’ de hoy. Repugnante. Un insulto a las víctimas de la tragedia y al mismo tiempo, también, una banalización de las enfermedades mentales. Y una ofensa a todas las personas que votan Junts x Cat. Basta”
Está claro que estamos en plena guerra sucia, desde hace muchos años, y ahora recrudecida, como vemos los independentistas catalanes; ya que los catalanes no independentistas ya están conformes con esta situación de ‘cuanto peor, mejor’, pues creen que ‘a río revuelto, ganancia de pescadores’, y me refiero a los Iceta, Colau, Carrizosa, etc.
Nosotros debemos ser activos, en la línea apuntada, debemos superar la pereza que comporta hacer los cambios burocráticos precisos (yo el primero, pues es muy fácil hablar y pedirlo a los otros, lo sé; si bien, un amigo me ha dicho muchas veces que el cambio es fácil), y, en su momento, ir todos a votar; no debemos desfallecer, ni desvirtuar ni dividir el voto independentista.
Amadeo Palliser Cifuentes