España: “unidad de destino en lo universal” (J. A. Primo de Rivera)

Este pensamiento, arraigado en la ‘España Invertebrada’ (1921), de José Ortega y Gasset (1883-1955), sigue plenamente vigente en nuestro tiempo, como sabemos y comento en este escrito:

Según el credo de la falange española, fundada por José Antonio Primo de Rivera, (1903-1936) en su artículo primero, titulado “España”, dice:

“FALANGE ESPAÑOLA cree resueltamente en España.

·       España no es un territorio.

·       Ni un agregado de hombres y mujeres;

·       España des, ante todo, una unidad de destino;

·       Una realidad histórica;

·       Una entidad, verdadera en sí misma, que supo cumplir -y aún tendrá que cumplir-misiones universales”. 

En su artículo segundo, “Disgregaciones de España”, cita tres obstáculos, el primero, como no, el separatismo, y dice:

“El separatismo ignora u olvida la realidad de España. Desconoce que España es, sobre todo, una gran unidad de destino.

Los separatistas se fijan en si hablan lengua propia, en si tienen características raciales propias, en si su comarca presenta clima propio o especial fisonomía topográfica.

Pero -habrá que repetirlo siempre- una nación no es una lengua, ni una raza, ni un territorio. Es una unidad de destino en lo universal.

Esa unidad de destino se llamó y se llama España. Bajo el signo de España cumplieron su destino –unidos en lo universal– los pueblos que la integran.

Nada puede justificar que esa magnifica unidad, creadora de un mundo, se rompa.”

(Falange Española, Madrid 7 de diciembre de 1933)

Y este tipo de creencia no es únicamente un patrimonio español, como se explica muy bien en el siguiente fragmento:

“Francia cree, como España, que la nación, el conjunto de ciudadanos, es una unidad míticamente indisoluble. Francia quedó fijada territorialmente en un determinado momento de la historia, un momento idealizado y fabuloso, durante el imperio de Napoleón III, no exactamente un campeón de la democracia, todo hay que decirlo, y desde entonces ya no se podrá modificar nunca. Jamás. Las fronteras se han convertido en sagradas y por los siglos de los siglos, amén, oh là là y olé, de tal modo que si las oscilaciones en la extensión territorial de las naciones fue una constante, sistemática, a lo largo de toda la historia y de todos, para todos los pueblos, hoy la nación moderna, la nación francés -y su imitadora española- sólo acepta modificaciones de fronteras si es para anexionarse territorios, como por ejemplo en el caso de Valonia, si en algún momento Bélgica desaparece en un ay.

Francia, y con ella la Unión Europea, se erigen como baluarte contra las fuerzas de la historia, contra la modificación de cualquier frontera, sea la que sea, y a cualquier precio.

La nación pertenece a todos los ciudadanos, dicen, y al ser una propiedad privada, no se puede fragmentar porque debe llegar intacta, inmaculada, al final de la historia. Una idea que es tan absurda como falsa, como hipócrita. Vale para los corsos, para los catalanes, pero no vale para el Quebec, curiosamente una nación de cultura francesa. En el caso de Canadá, Charles de Gaulle lo dijo bien claro, desde el balcón del ayuntamiento de Montreal, oh là là: ‘¡Vive le Québec libre!’, Canadá si que se puede trocear.

España pertenece a todos los ciudadanos españoles y no puede renunciar ni a un palmo de territorio, no puede dejar de gobernar la isla de Perejil, pero sí pudo regalar el Sahara Occidental a Marruecos. Olé.

No puede aceptar que la nación catalana se quiera constituir en una república independiente porque siendo aproximadamente un 16% de la población, nunca seremos suficientes electores, suficientes ciudadanos, para reclamarlo legítimamente, de acuerdo con las leyes españolas. Este camino, puramente teórico, se utiliza porque es absurdo, irrealizable, porque es una simple estrategia retórica.”

(Jordi Galves, elnacional, 7/11/2017)

Pues bien, en estas estamos, ya que esta mañana (31/8), Pedro Sánchez, en su discurso de apertura del curso político, ha pedido a la oposición, a los agentes sociales y a las comunidades autonómicas, ‘UNIDAD’ entorno a su gobierno en la lucha contra el virus.

“El presidente del gobierno español abre el curso político apelando a la ‘estabilidad’, a las puertas de la negociación presupuestaria (…) Pedro Sánchez, en una conferencia delante de los principales empresarios españoles ha pedido ‘unidad’ en la lucha contra los efectos del covid-19. Un mensaje dirigido principalmente a la oposición y a los grupos parlamentarios que han de hacer posible, en primer término, la aprobación de los presupuestos generales del Estado, pero también una reivindicación de la ‘cogobernanza’ con las comunidades autonómicas, y una apelación al impulso de los agentes sociales, hacia los grandes acuerdos.

En un discurso con el lema ‘España puede’, ha pedido ‘un nuevo clima político’ basado en la estabilidad. ‘Es preciso que la máxima unidad se imponga sobre los viejos clichés y hábitos, porque nos esperan retos enormes que sólo podemos abordar con el esfuerzo de todos.

(…)

‘El virus pone de manifiesto una vez más que somos una única humanidad y que si el virus no hace distinciones entre humanos, los humanos tampoco nos hemos de dividir’. ‘Nadie tiene derecho a bajar los brazos porque tenga una ideología diferente a la del gobierno o una identidad diferente porque sólo con la unión de todos tendremos una auténtica oportunidad de vencer el virus’, ha sentenciado.

Según Pedro Sánchez ‘solo la unión nos dará la estatura necesaria para abordar el problema con garantías’. También ha defendido el plan de estabilidad que el Estado enviará a Europa que pretende ‘acelerar’ algunas de las transformaciones que es preciso activar, como, por ejemplo, la esfera digital, la transición ecológica, la cohesión territorial y la igualdad de género.

Reclama a los partidos que prioricen la lucha contra el covid. En este sentido, ha recordado que no apela a la ‘unanimidad’ ni pide que ‘nadie abandone sus convicciones’, si no ‘sólo que las acompasen al momento excepcional e inédito que nos ha tocado vivir’. ‘Han de acompasar estas convicciones e ideología a un bien superior, que es el bien del país’. ‘Unidad es la palabra clave, porque el desafío sólo se puede abordar con la máxima unidad’

(…)

En este sentido ha advertido que delante la situación que genera la covid-19, se puede optar por la ‘unidad’ o por la ‘división y las querellas’. ‘Frenamos la oleada más feroz de la pandemia unidos, y ahora toca relanzar la economía también desde la unidad’, ha sentenciado.

(…)

‘España es un país admirable y es preciso dejar atrás la leyenda negra, porque ‘España puede si quiere’. ‘España puede abordar los retos que se proponga, pero esta no es una tarea sólo del gobierno de España, sino del conjunto de la sociedad del país. Esta es una tarea de todos, no de una parte. En estas circunstancias el gobierno lo tiene claro, elegimos unidad, pues el desafío es enorme y no lo puede superar media España dando la espalda a la otra mitad’.”

(ElPuntAvui, 31/8/20)

Reto al lector a encontrar alguna diferencia entre esta mentalidad y la citada de la falange, yo no sé encontrar ninguna, ni las formas (vistos nuestros presos políticos y exiliados).

Que el discurso gire entorno a la ‘unidad + unidad’, ya que somos un país maravilloso, la envidia de la galaxia, que lo podemos todo, pero, claro, tras haber conseguido la ayuda europea. Ayuda condicionada a un plan de regeneración económica, que Pedro Sánchez ya ha apuntado en sus cuatro puntos, pero, obviamente, sin haber pactado nada con los presidentes autonómicos, ese es su trágala habitual.

Él decide, y los demás han de acatar, esa es su idea de la cogobernanza. Un plan que presentó en plan de miting, a los ejecutivos de las empresas del Ibex-35; menospreciando que el 95 % del empleo está generado por pequeñas y medianas empresas, o por autónomos.

Ese mismo trágala pasará con los presupuestos generales del estado, que decidirá, y dejará algún fleco para ‘negociarlo’ con los partidos periféricos. Y todos sabemos que los presupuestos son ideológicos, disfrazados, esta vez, por la pandemia; y también sabemos que, de lo presupuestado a lo finalmente ejecutado, respecto a Catalunya, hay un abismo en negativo.

En definitiva, que la ‘unidad de destino en lo universal’ (José Antonio Primo de Rivera) + ‘una grande y libre’ (Francisco Franco) = todo sigue ‘atado y bien atado’ (Francisco Franco); y los actuales discípulos, Pedro Sánchez (PSOE) y Pablo Casado (PP) cuidan de que ese ‘patrimonio’ ideológico persista.

Por todo eso, los independentistas deberíamos rechazar el pragmatismo expuesto por Mas-Colell (comentado en mi escrito de ayer) y que, ahora, parece ‘abrazar’ ERC; por eso es preferible la ‘confrontación democrática inteligente’ (Puigdemont), aunque todos sepamos que es más incómoda y también utópica, dada la férrea defensa de las fronteras ya comentada.

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com

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