Es bien sabido que todo el que ostenta un determinado poder, acaba abusando del mismo, ese el conocido síndrome de Hubris, al que ya me referí en un anterior escrito que titulé ‘España: Hamartia en lugar de Metanoia’, y expliqué las características esenciales del HYBRIS (Ibris, ubris, hubris), si bien ahora profundizaré un poco más en este aspecto.
“Hybris (del indoeuropeo ut+qweri, ‘fuerza exagerada’) es un orgullo extremo que pasa por desafiar los límites sobreestimando las propias capacidades o derechos (…) unos ejemplos son: la construcción de la bíblica torre de Babel (…) o el doctor Frankenstein”
(Wikipedia)
“El Síndrome de Hubris, la enfermedad de los que creen saberlo todo:
Conocida por ‘la enfermedad del poder’, la patología lleva a perder la perspectiva de la realidad.
La hibris o hybris es un concepto griego que puede traducirse como ‘desmesura’ y que en la actualidad alude a un orgullo o confianza en sí mismo muy exagerada, especialmente cuando se ostenta el poder.
(…)
Según el médico psiquiatra argentino Harry Campos Cervera, ‘el síndrome de Hubris saca su nombre del teatro de la Grecia antigua y aludía particularmente a la gente que robaba escena. Empezó a usarse como trastorno de personalidad al observarse ciertas características en personas que tienen un cargo de poder (…) que, si bien no está dentro del manual psiquiátrico, eso no quiere decir que no pueda haber una patología transitoria que reúna determinadas particularidades (…) y pueden llevar a quien las padece a tomar decisiones erróneas, porque la persona pierde la perspectiva de la realidad total y ve sólo lo que quiere ver’.
‘Si sólo lees el diario de Luís Hipólito Yrigoyen, te va a pasar lo que le pasó a Yrigoyen, señala el citado psiquiatra, haciendo alusión al expresidente de la Nación, cuyos asesores más directos, con el objetivo de no preocupar al mandatario ante una situación que le era desfavorable, hicieron imprimir un diario especial para él, con una imagen de la Argentina que poco y nada tenía que ver con la realidad’.
(Infobae.com)
En muchos países y organizaciones podemos observar personajes que presentan características similares al síndrome que nos ocupa, personajes cuyo narcisismo les aleja de la ciudadanía en general.
La periodista Mónica García Prieto, en su artículo ‘La era de los necios’, generalizando el campo de análisis, comenta:
”El síndrome de Hubris, que describe comportamientos soberbios y arrogantes (habituales en personas en el ejercicio de poder) se ha extendido a todas las clases sociales, pobres y ricos, satisfechos con su ficción de estar informados mediante las redes y capaces de comparar sus infundadas opiniones con astrofísicos o epidemiólogos sin inmutarse. En lugar de evolucionar hacia la tolerancia, la empatía y el respeto, involucionan hacia la prepotencia, la descreencia y la desconsideración”.
(Ara, 19/9/20)
Me parece muy acertada la extensión que hace la mencionada periodista, respecto a la pseudo información que nos invade a todos, como una verdadera pandemia; pero, como he señalado, me centraré en el tema político español.
Esta semana hemos tenido diferentes ejemplos sobre el particular:
1. El exministro de interior del PP, Jorge Fernández Díaz, tendrá que responder como imputado en el caso Kitchen, la causa que investiga si el PP financió con fondos reservados el espionaje ilegal a su extesorero Luis Bárcenas (…) para evitar que airease a la justicia los trapos sucios del PP. (…) No habrá sido por la creación de la policía patriótica, ni por la ‘operación Catalunya’, ni por ‘la fiscalía que afina’, y sí por el presunto uso de fondos reservados para espiar ilegalmente a Bárcenas”.
(Mariona Ferrer Fornells, Ara, 19/9/20)
2. El director del CIS (centro de investigaciones sociológicas), José Félix Tezanos, no ve ningún interés estadístico para incorporar a las encuestas la valoración de la monarquía, ‘No veo relevancia para incorporar esta pregunta, porque no quiero abrir un debate que no está presente en la sensibilidad social y no interesa, además que cuenta con un soporte muy bajo en la escala política, como se vio en el congreso, así que no tiene intención de incorporar una pregunta sobre la Casa del Rey en los próximos barómetros de opinión’.
(Ara, 19/9/20)
Obviamente, ambos ejemplos no tienen la misma relevancia, pues el primero es una extralimitación de sus funciones, un uso y abuso del poder, y de los fondos del estado para ‘engrasar’ sus propias cloacas con finalidades presuntamente criminales, ya que, como reconoció el propio Fernández Díaz, ‘se habían cargado a la sanidad catalana’ (que era una de las joyas de la corona que teníamos antes de los recortes), y eso es gravísimo. Como lo es la utilización del estado con fines partidistas. Por mucho menos cayó Nixon por el espionaje del Watergate.
Y si el poder judicial fuera realmente independiente, deberían imputar a toda la cúspide del último gobierno del PP, el de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal, etc.; pero ya vimos que en su día ni los jueces ni la policía pudieron ‘descubrir’ quién era M. Rajoy, citado en los ‘papeles de Bárcenas’.
En cuanto se refiere al segundo ejemplo, es una muestra más del montaje de mentiras que rodean a los borbones, y, en este caso, Pedro Sánchez manipula las encuestas del CIS, para no consultar sobre la valoración que tiene la ciudadanía del actual rey. De este modo nos privan de mostrar el suspenso que, con toda seguridad, obtendría el conjunto de la casa real.
No incluir esa pregunta, con el falso argumento que no interesa a la población, es una muestra más, como la que hizo en 1976 Adolfo Suárez y reconoció a la periodista Victoria Prego en 1995:
“Pues es simplemente que cuando la mayor parte de los jefes de gobierno extranjeros me pedían un referéndum sobre monarquía o república (…) y eso era peligrosísimo en ese momento (…) hacía encuestas y perdíamos (…) entonces yo metí la palabra Rey y la palabra Monarquía en la ley … Y así dije que había sido sometido a referéndum ya’.
(…)
Así Suárez confesó cómo el rey fue metido por la ventana en el paquete de la Ley de Reforma Política de 1976. Pero la explicación campechana de este fraude de la Transición, en el que Suárez se otorga a sí mismo un peso político superior al que verdaderamente tenía, está lejos de explicar el verdadero contexto.
La realidad es que el propio Franco antes de morir, el 20 de noviembre de 1975, había planificado una hoja de ruta para dejar ‘atado y bien atado’ lo fundamental“.
Como se ve, el miedo a consultar a la población es un continuo, y evitar la manifestación popular, como hizo Suárez, y como ahora hace Sánchez, es una muestra más de la debilidad de nuestra democracia; y de las malas artes y argucias de los presidentes, para manipular los principales hechos políticos a su antojo. Esa es una muestra más de la patología, del síndrome de Hubris.
Nos quieren callados, dormidos, abúlicos, desinformados, y que cada cuatro años les sigamos haciendo caso y les continuemos votando sin cuestionarles nada, y, después, que nos hibernemos cuatro años más.
Así la mayoría silenciosa seguirá en con su statu quo, pues, como dijo Rosa Luxemburg (1871-1919), ‘quien no se mueve, no siente las cadenas’.
También comentó que debemos luchar ‘por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres’.
De su gran e interesante obra se encuentran múltiples pensamientos enriquecedores, e infinidad de frases que, a modo de pastillas, nos hacen reflexionar; y una de éstas me parece que se ajusta perfectamente a nuestra situación catalana actual:
“A veces la ola del movimiento invade todo el imperio, a veces se divide en una red infinita de pequeños arroyos; a veces brota del suelo como una fuente viva, a veces se pierde dentro de la tierra” (Huelga de masas, Partido y Sindicatos).
Pues bien, muchos confiamos que nuestras fuentes broten como fuentes vivas, y que esa agua enriquezca toda la tierra, sin perderse dentro ni evaporándose, que es lo que quiere el estado español.
También me parece muy clara la siguiente sentencia: “Sin duda los líderes que se echan hacia atrás terminan siendo empujados a un lado por las masas (…)”, y esto deberían tenerlo presente los que ahora puedan sentirse ‘tibios’, por ej. ERC.
Para finalizar, y ya que hay para todos, el estado español debería pensar en la siguiente sentencia:
“¡El orden reina en Berlín! ¡Estúpidos e insensatos verdugos! No os dais cuenta de que vuestro ‘orden’ está levantado sobre la arena. La revolución se erguirá mañana con su victoria y el terror se pintará en vuestros rostros al oírle anunciar con todas sus trompetas: ¡ERA, SOY Y SERÉ!” (El orden reina en Berlín, 1919, último escrito).
Y todo movimiento revolucionario comporta sacrificios, Rosa Luxemburg fue detenida en varias ocasiones, y los movimientos éticos y morales como el que representaba, entre otros, Rosa, reclamó la amnistía para todos los presos políticos, abogando por la supresión de la pena de muerte; todo ello comportó divisiones a finales de 1918, cuando la USPD abandonó la coalición en protesta por los compromisos adquiridos con el statu quo capitalista por el SPD.
El 15 de enero de 1919 Rosa Luxemburg y otros dirigentes fueron detenidos y llevados a interrogar al hotel Adlon de Berlín. Si bien no se sabe lo que pasó, un relato dice que después los trasladaron en vehículos del ejército, y en el viaje siguieron apaleándolos. Después los mataron a tiros, y lanzaron el cuerpo de Luxemburg al río.
(fuente: Wikipedia)
Vemos que muchos detalles muestran que la historia se repite.
Amadeo Palliser Cifuentes