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España vs. Catalunya: conformismo y mediocridad

Hay muchas fábulas con moralejas sobre la actitud conformista, por la falta de motivación; seguidamente relato una:

Cuentan que un día, un maestro y su alumno fueron de excursión, y el maestro le llevó a una casa muy destartalada, en la que vivía una familia numerosa, todos iban muy sucios. El marido les explicó que su única posesión era una vaca, que tenían en un establo que, como la casa, estaba muy sucio y lleno de trastos. La vaca, famélica, apenas les daba un poco de leche para su alimentación familiar.

Al marchar, y sin que la familia se enterase, el maestro sacó una daga y degolló la vaca; el alumno, atónito, no paró de preguntar al maestro por qué había matado a la vaca, pues la familia, así, perdía su único sustento. El maestro calló.

Al cabo de un año, el maestro y el alumno volvieron a esa casa, y el alumno se sorprendió al verla pintada y restaurada. El alumno pensó que seguramente la familia debió marchar, y la casa ser ocupada por otra familia con más medios.

Pero al picar a la puerta, salió el mismo señor que el año anterior, que les recordó y les hizo pasar. La casa estaba toda limpia y ordenada. Ellos también iban limpios.

El alumno preguntó qué había pasado, para poder haber hecho ese cambio.

El propietario les dijo que el mismo día que le habían visitado ellos, un malhechor les había matado la vaca. La familia se desesperó, no sabían qué hacer, pues habían perdido su única posesión. Ante la desesperación de toda la familia, la mujer explicó que lo único que pudieron hacer es plantar unas semillas que les prestó un vecino, las plantaron en el corral, y al poco, vieron cómo crecían, y cosecharon suficiente para alimentarse. Pasados unos meses, ampliaron los trabajos de plantación y, con el tiempo, pudieron ir al mercado a vender sus productos excedentarios y, así, poco a poco, empezaron la cadena, cada vez con más recursos.

Al despedirse, el maestro le dijo a su alumno, que esa era la lección que quería darle, que, teniendo la vaca, la familia se resignaba con el poco alimento que les daba y, con eso se conformaban, pues sabían que otros aún tenían menos, otros no tenían ni la vaca.

Y la ‘crisis’ por la pérdida de la vaca, les había estimulado para reinventarse.

Particularmente, no me gustan este tipo de fábulas, pues son truculentas y su simpleza es abrumadora; como tampoco me gusta, en absoluto, oír la frase tan sobada de que toda ‘crisis puede ser una alternativa, el inicio de una oportunidad’, ya que esconde un tipo de pensamiento maniqueo, pues considera que las situaciones son blancas o negras, sin más. Es como la frase ‘si no tienes lo que quieres, quiere lo que tienes’ que, en realidad, no deja de ser más que una fórmula vital de un conformismo total.

Por eso me parece incorrecto que muchos falsos gurús de la autoayuda basen su pobre filosofía en ese tipo de mensajes, tan propio de políticos y comentaristas radiofónicos y televisivos, ese es su ínfimo nivel intelectual. Y también transmiten una dosis de resignación para los desvalidos y, así, los responsables escurren el bulto.

Etimológicamente, crisis deriva del término griego krísis, decisión, del verbo krino, decidir, separar y juzgar.

Y es cierto que en momentos conflictivos pueden darse, de forma obligada, las acciones expresadas por el citado verbo krinoservir de estímulo para cambiar, pero reducirlo así, como he comentado, es una simplificación con una falsa moralina.

Política y socialmente vemos que, tener un trabajo, aunque no sea el de nuestros sueños, tener una pensión de jubilación, etc., que nos permitan vivir con una cierta mediocridad, aunque sin la calidad de vida que podamos desear, nos hace ser conformistas. Y de eso se aprovechan los partidos políticos interesados en mantener el statu quo.

Un ejemplo lo tenemos ahora con la desescalada del confinamiento, pues, ver que podemos salir a pasear sin franjas horarias, ir a terrazas y restaurantes, museos, etc.; aunque sea con mascarilla en los espacios cerrados y en los abiertos, siempre que no se puede guardar la distancia de seguridad (ahora de 1,5 m), etc., ya nos parece de fábula, comparativamente con las limitaciones de fases anteriores.

Nos conformamos, pues asumimos, acríticamente, que debe ser así, por responsabilidad social. Y, por lo tanto, no nos replanteamos otras posibles formas de actuación, como han determinado gobiernos de otros países (Alemania, Dinamarca, etc.), que han sido menos invasores de los derechos y libertades de sus respectivos ciudadanos. Así, aceptamos que a partir del lunes puedan venir 11.000 turistas alemanes a las Islas Baleares, pero no podemos ir los españoles peninsulares.

La directora del diario Ara, Esther Vera, inicia su editorial del 14/6 del siguiente modo: “Siempre ‘conviene tener un lugar dónde ir’, como sentencia el I’Ching, el libro fundamental de la filosofía china, que también se conoce como el Clásico de los cambios o Libro de las mutaciones. Siempre conviene saber dónde se quiere llegar y también dónde se está seguro, pero nos damos cuenta, especialmente, cuando los cambios nos superan y nos ponen en crisis, ya sea de manera individual o colectiva”.

Comentario que es evidentemente lógico, antes de andar, de dar el primer paso, has de saber hacia dónde quieres ir, en caso contrario, ni el camino, ni el final (que no, la meta), serán trascendentes. Pero sería ideal que además de tener un objetivo, éste no fuese ‘impuesto’ por un estado de crisis, ya que, en momentos así, lo más fácil es que estemos ofuscados por la imperiosa necesidad y, por lo tanto, sin el necesario equilibrio mental que nos permita definir la meta de forma inteligente.

Es importante reconocer que la motivación, como motor intrínseco y/o extrínseco, es la generadora del cambio, y se precisa antes de empezar a andar, pues es la que determina la meta a conseguir.

Abraham Maslow (1908-1970) estableció, en 1943, su teoría psicológica sobre la pirámide jerárquica de las necesidades humanas, situando en la base de la pirámide, las fisiológicas, y en la cúspide, la autorrealización:

1.     Fisiología: respiración, alimentación, descanso, sexo y homeostasis.

2.     Seguridad: seguridad física, de ocupación, de recursos, moral, familiar, de salud, de propiedad privada.

3.     Amor / pertenencia: amistad, afecto, intimidad sexual.

4.     Reconocimiento: auto-reconocimiento, confianza, respeto, éxito.

5.     Autorrealización: moralidad, creatividad, espontaneidad, falta de prejuicios, aceptación de hechos, resolución de problemas.

Asimismo, el citado autor matiza lo siguiente:

·       Sólo las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento de todas las personas, ya que la necesidad satisfecha no genera ningún comportamiento.

·       Las necesidades fisiológicas nacen con la persona, el resto de las necesidades surgen con el transcurso del tiempo.

·       A medida que la persona consigue controlar sus necesidades básicas, aparecen gradualmente necesidades de orden superior. No todos los individuos sienten necesidades de auto-realización, pues éstas son conquistas individuales.

·       Las necesidades más elevadas no surgen en la medida que las más bajas van siendo satisfechas. Pueden ser concomitantes, pero las básicas predominan sobre las superiores.

·       Las necesidades básicas requieren, para su satisfacción, un ciclo motivador relativamente corto, en contraposición, las necesidades superiores requieren un ciclo más largo”.

(Ansfried B. Weinert, ‘Manual de psicología de la organización’ Herder 1985, Barcelona).

Retornando a la fábula inicial, la familia en cuestión, centrada en sus necesidades fisiológicas, difícilmente podía romper su circulo básico, y plantearse posibilidades de niveles superiores, ya que las necesidades fisiológicas insatisfechas, son absorbentes e invalidantes.

Por eso, pensar que la pérdida de la vaca pueda ser un estímulo motivador, por si sola, no creo que Maslow lo aceptase. A mi modo de ver, además de las exigencias y los retos, se requieren determinados rasgos psicológicos que, simplificando mucho, podríamos denominar progresistas (en contraposición con los conservadores)

En el ámbito político, todos sabemos que el déficit fiscal entre Catalunya y el estado español, nos comporta, a los catalanes, una pérdida de 16.000 millones de € anuales. Los que no lo saben, o no lo quieren saber, representan otro problema (intelectual, ético y moral). Y por ese déficit, en la sociedad catalana:

·       si bien, en conjunto, tenemos los tres niveles inferiores medianamente satisfechos, y los dos superiores, como se ha dicho, son individuales,

·       tenemos, asimismo, una importante cantidad de personas con problemas: paro, falta de recursos elementales (alimentación, vivienda, etc.), falta de seguridad (laboral, legal – inmigrantes -, etc.).

Pero, si en general, como he comentado, podemos tener medio satisfechos los tres niveles básicos, no podemos decir lo mismo de los dos niveles superiores, ya que nos falta mucho para tener el reconocimiento como país y la autorrealización (la independencia).

Y lo triste es que, mayoritariamente, tanto los partidos independentistas, como muchos conciudadanos, parece que se han instalado en el conformismo del autonomismo posibilista, alejando al horizonte utópico, los deseos de autorrealización.

Personalmente, creo que deberíamos ser más beligerantes, democráticamente, y considerar que nuestros representantes políticos y sociales en prisión o en el exilio, son la vaca degollada, que nos debería motivar a la radicalidad democrática, pues no podemos olvidar y no debemos hacerlo. Y volver a pantallas anteriores, como querer impulsar un nuevo Estatut, o una mayor implementación del actual, estoy convencido que no sólo no resolvería los problemas, si no que sería una puntilla grave a nuestras ilusiones.

Debemos ser exigentes, querer hacer posible lo que hoy parece imposible. En caso contrario, seguiremos sin avanzar, o dando pasos sin rumbo, sin dirección, y proseguiríamos con nuestra actual mediocridad.

Amadeo Palliser Cifuentes