El tiempo resulta una variable efímera pero muy importante en el tratamiento de las enfermedades. Saber actuar con prontitud puede ser el diferencial entre la vida y la muerte. Por ello muchos se preguntan si México podrá hacer frente de forma efectiva a la pandemia del coronavirus que ya está en más de 200 países el mundo.
Las dudas sobre la actuación temprana o tardía que ha dado el gobierno son pan de cada día. Las dudas sobre el subregistro de contagios y decesos van ocupando más planas en los medios de comunicación.
Y es que más allá de acusar un supuesto golpeteo de adversarios y enemigos, la escasa transparencia en los procesos y mediciones sobre el número de pruebas que se han realizado hace que más de uno levante la cejas cuando lee las noticias.
En la región los números avanzan con mayor velocidad, incluso en países donde se apresuró el cierre de fronteras. Las cifras se actualizan minuto a minuto y con ellas avanzan las dudas sobre si se conoce la cifra real de personas contagiadas de Covid-19 en México.
Se habla mucho de “aplanar la curva” y no son pocos los que cuestionan legítimamente por qué el Presidente López Obrador es el primero en desobeceder las indicaciones al seguir con sus giras y burlarse de la sana distancia.
Tal vez los contagios están “controlados” a nivel nacional, porque así lo deja ver el Ejecutivo federal cuando con un tono dicharachero dice que esta será una “crisis temporal” y que no hay que preocuparse de más porque la pandemia se combate en casa y no en los hospitales.
Todos deseamos que así sea Señor Presidente, que la gente no sufra y que las víctimas sean las menos. Pero cómo dar certezas con tantas incongruencias y contradicciones. En cada hogar hoy hay más dudas y miedo que respuestas.
Porque además somos vecinos de la nación que registra el mayor número de afectados del mundo. Las probabilidades de importar contagios son muchas, así también deberían ser las instrucciones claras y precisas del gobierno para dar calma y serenidad a la gente