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Estrategia de Pedro Sánchez ante cada acción independentista: reacción e inacción

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Como henos visto, Pedro Sánchez no se diferencia de Mariano Rajoy, pues, en última instancia, ambos tienden a la inacción, a dormir los problemas y esperar que el tiempo los ‘solucione’ o aporte nuevos retos más perentorios; como intento explicar en este escrito.

En toda empresa privada y en todo trato privado, los acuerdos o pactos adoptados tras largas negociaciones, son ‘sagrados’; pero, en la política actual, no es así, pues esos acuerdos, llegado el momento, vuelven a ser renegociados, hasta el agotamiento total; y así, los problemas se cronifican, y las soluciones nunca llegan, como nos muestra la experiencia.

Y estos días hemos tenido una nueva muestra, y ya son tropecientas mil, pues, el ‘ultimátum’ que planteó Carles Puigdemont, al plantear la moción de confianza, ha sido rápidamente ninguneada por los voceros del gobierno español. Y, como apuntó Pilar Rahola, un ultimátum, no admite prórrogas.

Y la alternativa planteada por Carles Puigdemont, de frenar todo tipo de negociación sectorial, hasta que no se produzcan nuevos avances en la mesa de negociación, esta vez con el mediador internacional Francisco Galindo Vélez, no deja de ser una nueva salida anestesiante, pues, nos vendieron que en todas las reuniones bilaterales realizadas en Ginebra, participaría el mencionado diplomático, para ir verificando los progresivos avances. Y, por lo que se ve ahora, no ha sido así.

Y muchos independentistas ya estamos hartos de promesas incumplidas, y de relatos partidistas, pues Junts informa que no se cumplen los acuerdos, y los ministros de Pedro Sánchez, en tromba, dicen lo contrario, que se van cumpliendo y que garantizan su total cumplimiento, que el PSOE es un partido de palabra y cumplidor.

Cuando vemos que, en realidad, ese partido presenta una esquizofrenia patológica, ya que en Madrid van confirmando promesas en ese camino hacia el acuerdo y, en Catalunya, el cipayo Salvador Illa no se cansa de repetir su mantra de que la situación está normalizada, pacificada.

Ante tanta promesa incumplida, me parece interesante citar algunas afirmaciones del poético artículo de Rosa Amor del Olmo, titulado ‘Las promesas incumplidas como hilos de seda’:

‘Las promesas incumplidas son como hilos de seda que se deslizan entre los dedos, tan etéreas como el susurro del viento. En un mundo donde las palabras son monedas de cambio, las promesas se erigen como monumentos de compromiso. Sin embargo, con frecuencia, estas promesas se desvanecen en el aire, dejando tras de sí el eco de expectativas rotas.

Vivimos en una era donde las promesas son pronunciadas con ligereza, pero su cumplimiento se convierte en una tarea titánica. La sociedad se ha acostumbrado a un baile de compromisos rotos, donde las palabras pierden su peso y la confianza se desliza como arena entre los dedos. En este escenario, las promesas incumplidas se han vuelto la norma, más que la excepción.

(…)

Las promesas se entrelazan en nuestras vidas cotidianas, desde las promesas políticas que flotan en el aire antes de unas elecciones hasta las promesas personales que susurramos en la oscuridad de la noche. Sin embargo, a menudo, estas promesas se desintegran antes de tener la oportunidad de echar raíces. ¿Es acaso la promesa una moneda devaluada en el mercado de las interacciones humanas? Por supuesto.

En este paisaje de promesas rotas, surge la pregunta de si podemos restaurar la integridad de nuestras palabras. ¿Es posible tejer promesas que resisten la prueba del tiempo? Tal vez, la clave radica en la sinceridad y en la disposición de respaldar nuestras palabras con acciones concretas. Las promesas deben ser más que simples adornos retóricos: deben ser compromisos que llevamos en el corazón, forjados con la firmeza de la voluntas.

Las promesas incumplidas y la sombra de la mentira que a menudo las acompaña pueden ser la semilla de la desilusión. Como un telar que conecta nuestras expectativas con la realidad. Las promesas nos brindan la esperanza de un futuro más brillante. Sin embargo, cuando esas promesas se desvanecen como burbujas de jabón, la desilusión se cierne sobre nosotros como una sombra persistente.

La promesa incumplida es como un pacto roto en el escenario emocional. Despierta no solo la decepción, sino también una sensación de traición. La confianza, una vez sólida como roca, se resquebraja, dejando un eco de vulnerabilidad en su estela. Es como si la realidad se desvaneciera ante nuestros ojos, revelando una verdad dolorosa.

La madre de la desilusión es la promesa que se desmorona, llevándose consigo la armonía emocional. Nos deja preguntándonos si las palabras tienen algún valor; si la sinceridad es una quimera y si la confianza puede ser reconstruida. La mentira, como compañera fiel de la promesa incumplida, agrega un matiz adicional de dolor, ya que la base misma de la relación se ve sacudida.

Sin embargo, en la oscuridad de la desilusión, también encontramos la oportunidad de la resiliencia (…) enfrentar la realidad con valentía, reconociendo la verdad detrás de la desilusión, nos permite sanar y reconstruir (…)

(El Obrero, 10 de noviembre del 2023)

Como nos ha demostrado la historia desde 1714, siempre nos han dado palos y represión; y ahora, intentan suavizar las formas, mediante promesas que sabemos que se incumplirán, pues la realidad es la misma, y la represión sigue.

Por eso, me parece muy apropiado reproducir la siguiente fábula de Jean de la Fontaine (1621 – 1695):

El león enfermo y los zorros

Un día el rey león cayó enfermo y su médico, que era un búho, le recomendó hacer reposo durante un tiempo. El león decidió entonces que como iba a permanecer mucho tiempo inactivo, solo y aburrido, que vinieran a visitarlo un animal de cada especie. Se aclaró que se otorgaba total inmunidad contra las garras del león, y que ningún invitado sería atacado.

Así que todos los animales, eligieron un embajador y lo enviaron. Los zorros estaban eligiendo a ver quién sería el elegido, cuando uno de ellos interrumpió la charla y dijo: ‘Vengo de recorrer las inmediaciones de la cueva del león, y he podido ver que las huellas de quienes fueron a visitarlo están todas en dirección a la entrada, pero ninguna en dirección opuesta. Creo que este dato por si solo, debe inspirarnos recelo, ya que a pesar de las promesas de inmunidad, es fácil ver como se entra en la casa del león, pero imposible saber cómo se sale’.

(https://search.app/yRUgJrHG9PYzbMXo8)

Y ante este panorama, muchos independentistas estamos cansados de seguir con ese ‘juego truculento’ y, también, de tonterías infantiles, como la matrícula del Renault de Carles Puigdemont, personalizada con el ‘1 O 2017’.

Queremos una efectiva unión estratégica entre Junts y ERC, adoptando el plan de acción que está tramitando la ANC, pues, todo lo que no sea esto, comportará más fracasos, desilusión y desmotivación, ya que,sabemos que el tahúr Pedro Sánchez, seguirá su plan preconcebido, dilatando los procesos, para seguir incumpliendo los acuerdos pactados.

Y ante un personaje como Pedro Sánchez, que no pretende solucionar los problemas, sino eternizarlos, para irlos utilizando a su conveniencia en posteriores negociaciones, está claro que no podemos ni debemos confiar en absoluto.

Y seguir bailando al ritmo que nos marque, no es más que aceptar su actuación fraudulenta e ir dilatando la solución del conflicto, y eso es hacerse  corresponsables de ese proceder.