6 nov (Reuters) – La aspirina, un célebre analgésico, será evaluada como un posible tratamiento contra el COVID-19 en uno de los mayores ensayos que se realiza en Reino Unido, que evaluará si puede reducir el riesgo de coágulos sanguíneos en personas que sufran la enfermedad.
Los científicos detrás del proyecto RECOVERY, que está analizando un rango de tratamientos potenciales para el COVID-19, dijeron que incluirán en sus estudios al fármaco, que es usado habitualmente como un diluyente de la sangre.
“Hay razones claras para creer que (la aspirina) podría ser beneficiosa, y es segura, barata y ampliamente disponible”, dijo Peter Horby, colíder investigador del ensayo.
Los pacientes infectados por coronavirus tienen más riesgo de sufrir coágulos por sus hiperreactivas plaquetas, los fragmentos de células que ayudar a detener el sangrado. La aspirina es un agente antiplaquetas y puede reducir el riesgo de coágulos, indicó el sitio web de RECOVERY el viernes.
Se espera que al menos 2.000 pacientes reciban de forma aleatoria 150 miligramos de aspirina diarios junto a su régimen habitual. Los datos de esos pacientes serán comparados con al menos otros 2.000 pacientes que reciben el tratamiento estándar contra el COVID-19 por su cuenta, indicó el sitio web.
Se ha descubierto que pequeñas dosis diarias de aspirina reducen el riesgo de ciertos cánceres. Como diluyente de la sangre, aumenta el riesgo de hemorragias internas y tomar demasiado durante un largo periodo de tiempo ha sido asociado con daños renales.
Otros tratamientos probados en el ensayo RECOVERY son el antibiótico azitromicina y el cóctel de anticuerpos Regeneron. que fue usado para tratar los síntomas de COVID-19 del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
A diferencia del remdesivir de Gilead, que ha sido aprobado como tratamiento del COVID-19 en Estados Unidos pero tuvo pobres resultados en un gran ensayo de la Organización Mundial de la Salid, la aspirina es un medicamento genérico, lo que abarata mucho su fabricación.
RECOVERY fue el primer ensayo que mostró que la dexametasona, un esteroide que también es barato y está ampliamente disponible, podría salvar la vida de personas gravemente enfermas de COVID-19.
También mostró que el fármaco contra la malaria hidroxicloroquina, otrora promocionado por Trump, no aportaba beneficios en el tratamiento de pacientes con COVID-19.
Reporte de Pushkala Aripaka en Bengaluru y Alistair Smout en Londres; reporte adicional de Kate Kelland en Londres y John Miller en Zúrich; editado en español por Carlos Serrano