Miguel Ángel Sosa
Twitter: @Mik3_Sosa
Nadie puede dudar que hoy se habla más de México en el mundo. Tal vez no mejor, pero sí con mayor frecuencia. Y no es para menos cuando en el país se gobierna para permanecer en las carteleras aunque sea a costa de escándalos.
En Latinoamérica se movieron las piezas tras el anuncio de asilo a Evo Morales. Hubo algunos sorprendidos aunque en la historia que antecede al presidente de México estaba la clave. Todo se basó en un movimiento cantado en aras de fortalecer su presencia más abajo del Suchiate.
El precio de esa hazaña diplomática aún es incierto. De primera instancia, López Obrador logró desplazar del mapa a Nicolás Maduro, quien tras el fuego intestino que se vive en Venezuela cada día pierde terreno en la esfera regional.
Quien conozca al tabasqueño sabe que no es nuevo su interés en que su proyecto cruce las fronteras de México. Desde hace años ha expresado, de forma directa o velada, una visión regional de su proyecto político.
La acogida a Evo Morales refuerza esa idea de protagonismo y liderazgo entre los países latinoamericanos. No es de gratis la afrenta histórica contra la Corona Española y la conquista europea. Esa es una historia común con los pueblos del continente y por ende, factor de unidad.
A esto hay que sumar la posición geográfica de la República Mexicana. Al sur del “gigante” el país se convierte en un referente para todos los de abajo. Con un gobierno autodenominado de izquierda, los seguidores pululan. La mesa está puesta y Andrés Manuel lo sabe. Falta saber qué opina Donald Trump.
La de Evo es una historia que apenas comienza. El asilo le saldrá muy caro al expresidente de Bolivia, pues tiene mucho más que perder y apenas lo está descubriendo. AMLO tiene ahora una segunda pista para el espectáculo, una que le servirá para tender puentes a tierras lejanas.
ENTRE TELONES. Para todos aquellos que pensaron que con el nuevo gobierno se acabaron las manifestaciones, les tenemos una mala noticia. No sólo éstas continúan, sino que ahora aglutinan a propios y extraños. Alguien está quedando mal hasta con los de casa y sino pregúntenle a los campesinos que sin duda son pueblo bueno.