· Cada hora mueren 23 personas a causa de la obesidad, 1 de cada 10 adultos padece diabetes; esta enfermedad es la principal causa de amputación de miembros y de ceguera entre la población mexicana.
· El consumo de bebidas azucaradas causa la muerte de más de 40 mil personas al año en nuestro país.
· Ex funcionarios de Salud no implementaron las políticas de salud pública recomendadas para combatir la epidemia de obesidad, privilegiaron los intereses privados por encima de la salud pública.
Ciudad de México 30 de julio 2020.- Antes de la pandemia por la COVID-19, en México ya se tenía una epidemia por obesidad y diabetes, factores de riesgo que actualmente hacen que la población mexicana tenga mayores complicaciones y probabilidades de muerte al contraer la enfermedad por SARS-CoV-2. La razón principal por la cual México vive estas epidemias se debe al alto consumo de alimentos ultraprocesados, somos el primer país de América Latina en consumirlos y el cuarto a nivel mundial. La magnitud del problema que se vive en nuestro país lo reflejan las cifras: cada hora mueren 23 personas a causa de la obesidad, 1 de cada 10 adultos padece diabetes y esta enfermedad es la principal causa de amputación de miembros y de ceguera entre la población mexicana. Sólo por el consumo de bebidas azucaradas mueren más de 40 mil personas al año en nuestro país.
Este panorama podría haber sido diferente si los funcionarios que estuvieron a cargo de la Secretaría de Salud y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) en sexenios anteriores hubieran actuado a favor de la salud pública y no de los intereses comerciales de la industria de bebidas y comida chatarra. Lo anterior es narrado en el mini documental “Los Cómplices de la Otra Pandemia”, el cual muestra cómo las decisiones de estos ex funcionarios siempre tuvieron un común denominador: rechazar políticas públicas a favor de la salud pública y así favorecer a la industria; estuvieron en contra de sacar los alimentos chatarra de las escuelas, de tener una regulación efectiva en materia de publicidad dirigida a la infancia y de promover un etiquetado de advertencia que realmente informara al consumidor. La oposición sistemática a las políticas públicas que pudieron haber marcado un ritmo diferente en materia de salud para la población, hoy los hace corresponsables de la magnitud de las epidemias de obesidad y diabetes que convierten a la población mexicana en altamente vulnerable frente a la COVID-19.
El primer ejemplo se da con Josefina Vázquez Mota Ex Secretaria de Educación (2006-2009), quien se negó a retirar la comida chatarra de las escuelas y firmó acuerdos con PepsiCo y Coca-Cola para que promovieran “estilos de vida saludables” al interior de los planteles escolares. Ante la demanda de la sociedad civil de sacar la comida chatarra de las escuelas, Vázquez Mota respondió que esa no era la opción y que había que enseñar a los niños a realizar elecciones saludables. De esta forma Vázquez Mota reprodujo el discurso de la industria de que la obesidad es una responsabilidad individual, que no tiene que ver con un entorno y condiciones que la promueven.
En el tema de publicidad dirigida a la infancia, el Secretario de Salud Salomón Chertorivsky (2011-2012), apoyó a la industria de bebidas y comida chatarra al apoyar que promovieran un código de autorregulación que no contenía ninguna protección a la infancia en materia de publicidad y no prohibía el uso de regalos y personajes para enganchar a los niños en la demanda de estos productos, caracterizados por sus altos contenidos de azúcar. Al defender la autorregulación de la industria y no reconocer el colapso de salud frente a las consecuencias de la obesidad y la diabetes. Al no reconocer que la chatarra seguía en las escuelas haciendo estragos en los hábitos de las niñas y niños. La autorregulación de la industria fue una completa simulación, la propia Secretaría de Salud lo reconocería años más tarde.
El Dr. Pablo Kuri Ex Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud (2011-2018) y Mikel Arriola Ex Comisionado Federal de la COFEPRIS (2011-2016) estuvieron a favor de apoyar un etiquetado frontal que fue diseñado por la industria de alimentos y bebidas; el cual representa un riesgo para la salud de la población ya que induce a una confusión sobre la cantidad máxima de azúcar que se podría consumir al día. Ante las críticas por este etiquetado, el Dr. Kuri declaró que se adoptarían las recomendaciones de consumo de azúcar de la Organización Mundial de la Salud, sin embargo, nunca lo hizo y por el contrario tanto él como Arriola continuaron promoviendo, durante años, al lado de la industria, el etiquetado que la OPS/OMS, en comunicados privados les había señalado como un riesgo.
El Dr. José Narro Robles Secretario de Salud (2016-2018), tres años antes de ser Secretario de Salud, siendo rector de la UNAM, participó en la presentación del libro “La Obesidad en México Recomendaciones para una política de Estado” en la que habló de la dimensión del problema y reconoció la importancia del libro y recomendó que las propuestas de políticas públicas ahí presentadas, deberían hacerse llegar a las autoridades que seguramente, tendrían la sensibilidad de atender. Recomendaciones que no siguió, ni tuvo la sensibilidad de atender cuando estuvo al frente de la Secretaría de Salud. Narro en su gestión, declaró emergencias epidemiológicas por obesidad y diabetes en 2016, al tiempo que mantenía a la industria al interior de la Secretaría de Salud ocupando la mayoría de los asientos del Observatorio Mexicano de Enfermedades No Transmisibles, que se encargaba de evaluar las políticas contra la obesidad.
Durante años, los funcionarios públicos al frente de la Secretaría de Salud y COFEPRIS no implementaron las políticas de salud pública recomendadas para combatir la epidemia de obesidad, no escucharon a organismos internacionales y nacionales y defendieron las posturas en contra de estas medidas promovidas por la gran industria de bebidas y comida chatarra, sirviendo a los intereses privados por encima de la salud pública.
En medio de las epidemias de obesidad y diabetes y de la pandemia por la COVID-19, hoy más que nunca es necesario el apoyo a las políticas públicas que garanticen la salud de la población, a través de un etiquetado frontal de advertencia, una regulación efectiva de la publicidad dirigida a la infancia en todos los medios, incluyendo internet, el aumento del impuesto a las bebidas azucaradas y la salida de la comida chatarra de las escuelas.
Sólo con una política integral, será posible corregir el rumbo de la salud pública en México y evitar las miles de muertes a causa de la obesidad y diabetes, al tiempo que se fortalece el sistema inmunológico de la población frente a la pandemia, ya que todos estos productos favorecen procesos inflamatorios que debilitan nuestras defensas.
El minidocumental “Los Cómplices de la Otra Pandemia” puede ser visto en