El partido de ultraderecha española Vox, creado en 2013 por Santiago Abascal, ex miembro del PP, ha tenido una evolución fulgurante, ya que en las elecciones generales de noviembre del 2019, obtuvo 3,6 millones de votos, el 15,1%, obteniendo 52 diputados y 2 senadores (+1 asignado por los parlamentos autonómicos).
Si la sociedad, los medios de comunicación, etc., fuéramos mínimamente objetivos y tuviéramos unos mínimos conocimientos históricos y los exigibles niveles éticos:
· Intentaríamos minimizar la repercusión de un partido con una ideología franquista, racista, xenófoba, machista, y una larga retahíla de calificativos; si es que consideramos preciso preservar unos mínimos niveles éticos y morales en la política y en la sociedad en general. Y eso exigiría evitar todo tipo de pactos de gobernabilidad en los diferentes niveles del estado.
· Procuraríamos no hacer de caja de resonancia a sus exabruptos, fueren los que fueren; y en eso los medios de comunicación deberían tener un papel importante. Y, obviamente, los partidos deberían hacer el vacío a sus desvaríos, en lugar de caer en su trampa y seguirles el juego.
Ese tipo de conducta sería una censura, obviamente, pero es que hay ideologías que no merecen ser respetadas.
Pero en España todo eso no se da, más bien al contrario, ese partido ha ido marcando la agenda política y mediática y, lo que es más grave, ha hecho que el péndulo político derivase hacia la extrema derecha, y no sólo lo han hecho los partidos afines, como el PP y Ciudadanos, también lo ha hecho el PSOE.
En España, como sabemos y sufrimos, los diferentes poderes: judicial, policial, eclesial, etc., siguen manteniendo un sustrato ideológico predemocrático, y, lógicamente, el ‘calor’ de Vox les va como anillo al dedo, y ambos se retroalimentan.
En el contexto en el que nos encontramos, con una tremenda crisis en todos los niveles: sanitario, económico, territorial, etc., se muestra, por lo tanto, un déficit democrático que afecta a toda la ciudadanía, y también a los súbditos / vasallos (siguiendo con el escrito de ayer); pues, a modo de ejemplo, es triste ver como, en la comunidad de Madrid, el PP y Ciudadanos, anteponen los criterios partidistas a las medidas técnicas que recomiendan los científicos y sanitarios, para frenar los altos niveles de afectación de la pandemia.
Y ante unas crisis de tanta envergadura, nos encontramos que la ultraderecha y la derecha, utilizan cualquier cortina de humo para desviar la atención; y, los medios de comunicación institucionales amplifican su eco.
Había pensado citar la novela ejemplar ‘El coloquio de los perros’, (1613) de Miguel de Cervantes Saavedra (1547 / 1616), pero, una vez releída en diagonal para este escrito, me ha parecido que los perros Cipión (el maestro del debate, con una superioridad aceptada por su compañero) y Berganza (el que cuenta su vida, y ‘discípulo’ de Cipión), en esta novela de ficción, ya que esos personajes hablan y explican sus vivencias, con unos sentimientos muestran una ‘humanidad’ que, desde hace muchos años, encuentro a faltar en nuestra sociedad. Por eso, no puedo utilizar esos personajes como metáfora; pero sí la descripción de la sociedad que reflejan, ya que no dista mucho del momento político / social actual, pues tienen como común denominador la picaresca sumada a la presunta hidalguía de Rinconetes, Cortadillos y Guzmanes de Alfarache.
Una simple fotografía de nuestra sociedad nos muestra el elevadísimo nivel de funcionarios, comparativamente con los otros países de la UE, y, además del excesivo coste y gasto que comporta, en un país con tantas necesidades, me parece de interés destacar, asimismo, la corrupción, abusos de poder, enchufes, y todas las derivadas que conlleva (si bien es preciso señalar que, como es lógico, en el colectivo de funcionarios, también hay excelentes profesionales dedicados a servir adecuadamente a los ciudadanos); pero, obviamente, el exceso de lastre, en determinados sectores y colectivos.
‘España tiene 445.568 políticos, 300.000 más que Alemania y con la mitad de población que ellos (…) y tenemos el doble de políticos que el segundo país con más políticos de Europa, que es Italia. Además, Alemania está mucho más descentralizada que España, ya que cuenta con seis niveles administrativos (Estado – Länder – Regiones Administrativas – Distritos – Mancomunidades – Municipios), mientras que España tiene cuatro niveles administrativos (Estado – Comunidad Autonómica – Provincia – Municipio)”
(www.hispanidad.com; mayo 2020)
Como he comentado, gran parte de este conglomerado, especialmente los de más elevado nivel, incluso presentan una endogamia patológica, que recuerda la siguiente historieta:
“El remero incompetente:
Dos empresas del mismo sector, una japonesa y otra española, se enfrentaron en una competición de remo.
El primer año, los japoneses ganaron a los españoles con cierta facilidad, así que se creó un comité de empresa para analizar las causas y buscar una solución.
Tras varias reuniones e informes, se decidió por unanimidad que, para tratar de ganar al año siguiente, se debía renunciar a la formación tradicional, compuesta por diez remeros y un jefe de equipo, y optar una nueva jerarquía con un jefe de equipo, dos asesores y ocho remeros.
A pesar de esta innovadora organización, los japoneses volvieron a ganar, por lo que se decidió crear una comisión permanente que estudiara la competición y elaborara un plan específico para obtener la victoria.
Un año después, y con un equipo formado por un supervisor, un jefe de equipo, dos asesores especialistas, un analista de datos, dos encargados de sección y cuatro remeros, los españoles llegaron a la meta dos horas después que los nipones.
Para el siguiente año, y después de encargar un costoso estudio sobre la frecuencia de remo ideal en agua dulce, la comisión propuso un rompedor cambio de estructura, pero los españoles volvieron a fracasar, con los japoneses venciendo con cuatro horas de ventaja.
Muy preocupados por tan malos resultados, la empresa decide contratar a una prestigiosa consultora externa, que presenta un detallado informe:
El equipo japonés, manteniendo una táctica conservadora, siguió con su estructura tradicional de un jefe de equipo y diez remeros.
El equipo español, por su lado, puso en práctica una estructura abierta y más dinámica con el objetivo de cre4ar sinergias, y estuvo formado por un director de deportes acuáticos, dos asesores, un ingeniero naval, un representante sindical, dos consultores, un coordinador interdepartamental, un coach motivacional, un jefe de equipo y un remero.
Tras un minucioso análisis en el que se han considerado todas las posibles variables, y teniendo en cuanta la demostrada eficacia de esta estructura en otros ámbitos empresariales, la conclusión es clara: el remero es un incompetente.
A la luz de este informe, se creó un gabinete de crisis en el que participaron los directores de todos los departamentos, emitiéndose un comunicado con las medidas adoptadas:
Para la próxima edición se ha acordado prescindir de los servicios del remero y el trabajo será subcontratado, ya que a partir de la vigésima tercera milla náutica se ha observado cierta dejadez por parte del remero en plantilla, mostrando poco compromiso con la empresa y llegando al extremo de afirmar que ‘el año que viene va a remar Rita la cantaora”.
Pues bien, en un estado como España, con el excesivo cuerpo funcionarial, pasa como en esta historieta, que al final, como vemos ahora con la pandemia, faltan sanitarios, maestros y demás servidores públicos esenciales, pero, eso sí, la cúpula funcionarial sigue siendo enorme, es como el cachalote, la ballena, que es el animal que tiene la cabeza más grande que su cuerpo, ya que la cabeza le llega casi hasta la mitad del cuerpo.
Y con este caldo de cultivo, es lógico explicar que el ambiente en esa cabeza empresarial esté enrarecido, por la constante competencia y rivalidad, para ocupar la mayor parte del organismo, buscan la propia metástasis para capitalizar todos los espacios disponibles, y así garantizar la más perenne etapa vital, optimizando sus vínculos y privilegios.
Y que en este momento, un partido como Vox, con apenas un 15% de los votos, pero apenas un 10% del censo electoral, acabe marcando la estrategia política, denota varias cosas, la principal, que el cuerpo en sí está más deteriorado de lo que nos imaginamos, y ya lo acepta todo como bueno y válido; pues, dada esta situación lo que importa menos son las bases, la ciudadanía, como tampoco importaban los remeros en la historieta. Lo que realmente les preocupa es la supervivencia de las respectivas cúspides.
Y en esta situación, Vox, con sus exabruptos, insultos y salidas de tono, lo que hace es enervar al resto, que entran al trapo, siguiendo su juego, y multiplican su respuesta en la misma línea, comportando una escalada geométrica; y, de este modo, todos quedan ‘autojustificados’, como hemos podido ver ahora que ha hecho Ciudadanos en el caso de Heribert Barrera, y que ha provocado que los Comunes de Ada Colau, los socialistas de Miquel Iceta, etc., se hayan subido al carro de los insultos y desprestigio de un fallecido que, por lo tanto, no puede defenderse.
(Realmente, algunos de sus comentarios eran racistas, y duros, pero habría que ver en que situación mental estaba ya el autor, es decir, si la senilidad le había afectado más o menos; pero no debe olvidarse su obra de lucha antifranquista en defensa de la democracia durante toda su vida)
Excepcionalmente, las respuestas tienden a ser positivas, como en el caso de las respuestas de solidaridad con Gerardo Pisarello, al que Abascal, de Vox, por haber criticado al rey, por su llamada telefónica de apoyo al poder judicial, le ha dicho: ‘Cuando un extranjero mancha la bandera y da soporte a un golpe separatista, se sienta en la mesa del Congreso, lo más lógico es que ensucie la mesa y ataque al rey que se enfrentó al golpe. Todo lógico, excepto que no lo hayamos retornado a Argentina de una patada al culo’
En definitiva, que un reducido 15% de los votantes acaben dominando la agenda política española, muestra la incompetencia de nuestros políticos, o, en su caso, que ya les va bien el ‘cuanto peor, mejor’, pues ‘a río revuelto, ganancia de pescadores’. Y eso es lo que buscan.
Amadeo Palliser Cifuentes