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Exige la agroindustria al CONACyT frenar su campaña de desinformación contra los alimentos y el glifosato

  • Detrás de los ataques infundados contra los herbicidas usados por los agricultores desde hace 40 años, se oculta un objetivo estrictamente político e ideológico, no científico, afirma
  • Refrenda que la desinformación promovida desde el CONACYT y la prohibición de la SEMARNAT para  importar el herbicida, afectan a los productores de quienes depende la alimentación de los casi 130 millones de mexicanos.

La Industria de Protección de Cultivos afirmó que detrás de la campaña de desinformación que ha emprendido el CONACYT contra el glifosato y los alimentos que consumen los mexicanos, como la tortilla, se esconde un objetivo estrictamente político e ideológico, porque al intentar relacionar el uso de herbicidas con el neoliberalismo busca desacreditar las políticas públicas de sexenios pasados que apoyaron al campo, le permitieron a México avanzar en autosuficiencia alimentaria, y colocarse en los primeros sitios a nivel mundial en la producción y exportación de alimentos.

Consideró que en lugar de que esa institución continúe infundiendo miedo a la gente sobre los alimentos que consume, y que son resultado de la noble labor de millones de mexicanos que trabajan el campo, le destine más recursos públicos a la investigación para desarrollar productos que les permitan a los agricultores producir de forma más eficiente y sustentable.

“Por el contrario, estamos viendo que el CONACYT recortará en 2021 más recursos a la investigación. Firmemente solicitamos a la titular de ese Consejo, María Elena Álvarez-Buylla, frenar su campaña de desinformación contra los alimentos y el glifosato, porque lo único que provocará es una grave crisis alimentaria en México”, expresó Luis Eduardo González Cepeda, Vocero de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos A.C. (UMFFAAC).

El directivo recordó que a la fecha el glifosato es aceptado alrededor del mundo para su uso agrícola, y dejó claro que hoy en día no existe en el mundo un producto que sustituya a ese herbicida para ayudar a los productores a proteger sus cultivos.

Por lo tanto, asentó, al lanzar acusaciones infundadas contra ese herbicida lo que se provoca es miedo para impedir su uso en los campos de producción de alimentos. “Esto motivará una fuerte caída en la producción; habrá desabasto y encarecimiento de productos, y tendremos que importarlos de países que sí permiten el glifosato, como Estados Unidos, Canadá, Argentina o Brasil”, alertó.

González Cepeda agregó que la industria continúa a la espera de que tanto la SEMARNAT como el CONACYT cumplan su palabra para abrir un debate, basado en ciencia, en torno al uso de glifosato, como se acordó el 15 de junio pasado junto con el Consejo Nacional Agropecuario (CNA).

En su oportunidad Cristian García de Paz, Director Ejecutivo de la organización Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología, A.C. (PROCCyT), hizo hincapié en que a diferencia del CONACYT y otras instituciones y detractores del uso de herbicidas, la Industria de Protección de Cultivos destina al año millones de dólares a la investigación para el desarrollo de productos cada vez más innovadores, así como para la capacitación de los trabajadores del campo.

Refirió que el uso de glifosato está aprobado en 120 países. Es decir, en la gran mayoría de las naciones del mundo, bajo estrictos estándares de seguridad y calidad. Y expresó: “Es totalmente falso que existan investigaciones concluyentes de que el glifosato es potencialmente cancerígeno. Incluso, tras 10 años de investigación, la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos reafirmó en enero pasado, su conclusión de que el glifosato es seguro y no causa cáncer”.

Además de esa Agencia, dijo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) y las autoridades sanitarias de Alemania, Australia, Corea, Canadá, Nueva Zelanda, Japón y otros países, siguen concluyendo que los herbicidas son seguros de usar, y que el glifosato no es cancerígeno.

“A pesar de ello, de manera unilateral, en noviembre de 2019 la SEMARNAT prohibió la importación de ese insumo esencial para la producción agrícola despojando, principalmente, a los pequeños y medianos agricultores de la posibilidad de proteger sus cultivos, con el consecuente impacto en la producción de alimentos y el eventual encarecimiento de los mismos”, apuntó.

Para concluir, González Cepeda y García de Paz hicieron una cordial invitación a las titulares del CONACYT y la SEMARNAT para realizar una visita a productores de distintos cultivos, a fin de que conozcan de primera mano los retos que actualmente están enfrentando para producir los alimentos que consumimos todos los días, y cuya inocuidad es reconocida incluso por autoridades sanitarias  de todos los países de Asia, Europa, Norte y Sudamérica a los que se exportan.