Estamos en tiempos convulsos en todos los sentidos, pero, especialmente, en el ámbito político, ya que los valores éticos, morales y culturales, brillan por su ausencia, como todos vemos; y, a pesar de todo, el instinto de supervivencia nos hace resilientes, no hay otra.
Esa resiliencia se traduce en diferentes formas y estrategias, cada persona tiene sus ‘habilidades’, sus mecanismos de defensa propios. Así, mientras que unos, los unionistas, representantes del estado español, se han encastillado en sus respectivas torres de marfil, para regocijarse por su victoria; otros, la gran mayoría de los independentistas ‘vencidos’ han asimilado, han asumido la represión y se han resignado a seguir en el autonomismo; y, en última instancia, un pequeño reducto de ‘vencidos’, no nos resignamos, si bien nos sentimos impotentes, desamparados.
En el corrupto reino español, estos días estamos observando una lucha de poderes, entre el judicial y el ejecutivo (el legislativo está secuestrado por el estilo presidencialista del ejecutivo), como ya describí en mi escrito de ayer.
Ya sé que no es correcto alegrarse de las ‘desgracias’ ajenas, pero, particularmente, me alegro de que Pedro Sánchez esté probando el mismo veneno que nos han aplicado, especialmente, esta última década. Pedro Sánchez es corresponsable, junto a Mariano Rajoy, de la estrategia aplicada contra Catalunya, alimentando el monstruo que es el poder judicial.
Todos los catalanes, independentistas y autonomistas, recordamos cómo, tras cuatro años de deliberación, el tribunal constitucional, el 28 de junio del 2010, dictó sentencia sobre el Estatut de Autonomía de Catalunya del 2006, recurrido por el PP, tras haber reunido 4 millones de firmas en toda España. Un Estatut que, tras ser ‘cepillado’ en el congreso y el senado, fue votado por los catalanes, y sancionado por el rey, en el BOE. Y aún así, el prepotente tribunal constitucional tuvo la mala fe de invalidar ciertos artículos.
Artículos que, de forma similar fueron incluidos en estatutos de otras autonomías, y que el PP no recurrió, así que fueron aprobados. Mientras que en Catalunya tenemos un Estatut que no es el que votamos.
Así, con esta base, con esa forma de actuar, con esta forma de ‘solucionar’ los problemas, dejándolos en el limbo, los unionistas viven felices, si bien, en realidad, los catalanes estamos en una galaxia alegal.
Pero a los que se consideran constitucionalistas (que, en realidad, son nacionalistas españoles) les es indiferente que la estructura, la arquitectura legal de nuestra autonomía incumpla la regla básica de toda democracia: ser aprobado por la población.
El artículo 1.2 de su constitución española dice: La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del estado. Y en el artículo 2, tras defender la sacrosanta unidad española, ‘reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades (…)’
Pero ya sabemos que la constitución es un papel mojado, cuando la ‘interpreta’ el estado español, mientras que es un ladrillo, una piedra arrojadiza, cuando se trata de aplicarla contra los independentistas catalanes.
Y una muestra clara de esta partidista interpretación la vemos, constantemente, con la actuación del rey, pues, según la citada constitución, en su artículo 56, se fija que: (…) arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones (…)’
Ya lo vimos con su discurso político y amenazador el 3 de octubre del 2017, un discurso inconstitucional, pues sobrepasó sus funciones alentando el ‘a por ellos’ (que nunca olvidaremos); y, claro, con el aplauso de todos los órganos y poderes del estado, así como de gran parte de la población española, que vieron una nueva etapa de la Reconquista, pues, para ellos, no acabó con la toma de Granada en 1492.
Evidentemente, el papel del rey Felipe VI, salvo esa intervención y otros discursos en la misma línea, su papel es de una total ausencia, salvo en la prensa rosa y los medios de comunicación institucionales, que difunden y comentan los vestidos de la reina y sus hijas. Pero, no se le ha visto actuar como mediador en la crisis del poder judicial, con la cúspide con mandatos agotados hace más de cuatro años; ni tampoco se le ha visto su papel mediador entre el poder ejecutivo y judicial; ni tampoco respecto a la policía, por su actuación el 1 de octubre del 2017; ni respecto a los militares, que tenían un plan de actuación ese día, sin la aprobación del ejecutivo; etc. En estos casos, Felipe ha mostrado una personalidad esquizotípica, un retraimiento total, una ausencia autista interesada, está claro.
Si abdica de sus funciones elementales, exclusivas y ‘únicas’, pues su trabajo debería limitarse a esa mediación y a inaugurar exposiciones y poco más, ya que debería ser un ‘florero’ (muy caro, por cierto). Si no hace esa moderación, deberíamos poder cesarlo, derrocarlo, por incapaz. Un rey que, a pesar del historial de su padre, el rey emérito, sigue sin ofrecer una transparencia total, TOTAL, de su financiación opaca, (únicamente ha hecho un mínimo gesto simbólico), no puede ni dar lecciones de moralidad, como nos dará, con toda seguridad, en el próximo discurso navideño.
Y a ese rey le llamaban ‘el preparao’, para mejorar ‘al campechano’ anterior. Pero ya vemos como preparan a las infantas, qué tipo de educación y de contacto con la sociedad les facilitan; así que, con esa mentalidad de siglos precedentes ¿cómo quieren asegurar la corona? Pero ese es su problema.
Volviendo al conflicto entre el poder ejecutivo y judicial, como soy mal pensado, veo que es un plan propio del cardenal Armand Jean du Plessis de Richelieu (1585-1642), primer ministro del rey Luis XIII de Francia. Por eso, me parece, y creo que no me equivoco, que el conflicto ya larvado y enquistado de la no sustitución de la cúpula judicial, fomentado por el PP, para preservar sus privilegios, ahora, justamente ahora, lo utiliza Pedro Sánchez para tensar la situación, pues así consigue diferentes ventajas: mostrarse como el interesado en solucionar el problema, a la vez que radicaliza la respuesta de la oposición, por lo que Sánchez asume todo el espectro central; y, en definitiva, intenta eclipsar la modificación del código penal, para no quedar como dependiente de ERC.
Muchos comentaristas políticos coinciden que Pedro Sánchez no está preocupado ni actúa pensando en las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo (en la mayor parte de comunidades), pues él se considera por encima de esas ‘pequeñeces’, él sólo piensa en su futuro personal, en su presidencia rotatoria semestral de la UE, en su papel internacional, en el que se cree una vedette fundamental. Se considera el Rey Sol, (Luís XIV de Francia, otro Borbón, por cierto) Qué tristeza, pues, efectivamente, está en línea con una personalidad narcisista, que está llegando a extremos preocupantes.
Ayer, desde Bruselas, en una rueda de prensa, expresó dos ideas que me parece que es preciso comentar:
Primera idea:
‘hoy la derecha y la ultraderecha han tratado de amordazar al parlamento (…) que la población esté tranquila, una conclusión que tenemos que extraer: la democracia prevalecerá, la constitución prevalecerá ante estos ataques’
Con relación a este primer tema, el conflicto con el poder judicial, es vergonzoso que tertulianos y articulistas de varios medios, hayan intercalado citas al poema de ‘primero vinieron por …’, sin citar ni al autor, ni completar la cita; pero, lo que es más grave, es que tergiversan el sentido y mensaje del poema en sí.
El pastor luterano Martin Niemöller (1892-1984), que he citado en varias ocasiones en estos escritos, tiene varias versiones, si bien, el que figura en el Museo Memorial del Holocausto de los EUA, data de 1950, y es el siguiente:
‘Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, ya que no era comunista.
Cuando encarcelaron a socialdemócratas, guardé silencio, ya que no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, ya que no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, ya que no era judío.
Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar’
Niemöller creó varias versiones del texto. Los primeros discursos, escritos en 1946, enumeran a los comunistas, a los pacientes incurables, a los judíos o a los testigos de Jehová, y a los civiles en los países ocupados por la Alemania nazi. En 1955 nombró también a los católicos, etc.
Por eso, es vergonzante que ahora, esos pseudo-intelectuales catalanes, saquen a relucir este poema, para aplicarlo al conflicto entre los jueces y el ejecutivo, expresando que ahora Sánchez ‘sufre’ la receta que nos aplicaron a los independentistas, y que, en ese momento, Sánchez no hizo nada.
Esto es una errónea e intencionada interpretación, para blanquear a Pedro Sánchez, y, por extensión al PSOE/PSC.
El poema trata de la cobardía de los intelectuales alemanes tras el ascenso de los nazis al poder y la subsiguiente purga de sus objetivos escogidos, grupo tras grupo.
Pero los independentistas tenemos claro y NUNCA olvidaremos, que Pedro Sánchez formó y forma parte del poder represor, del grupo del 155; nunca estuvo de parte del pueblo catalán. Así que Pedro Sánchez está en el bando contra el que escribió el poeta en cuestión.
Poema en el que sí quedan reflejados los cobardes unionistas catalanes, pero eso ya es otro cantar.
Segunda idea:
‘la Catalunya de ahora, no es la que había hace 10 años, cuando había habido una pérdida de tiempo (…) Se trata de superar una etapa negra y de no volver a sufrir lo que se vivió en 2017 (…) Este gobierno ha apostado por la única vía que ha demostrado funcionar: dialogar y convivir. Catalunya está mejor. El ‘procés’ acabó y en Catalunya se cumple la constitución (…) Hay varios elementos del ‘procés’ que se han acabado: la unidad del independentismo está rota, la vía unilateral no se plantea, el incumplimiento de la constitución y la quiebra de la legalidad democrática, hoy la ley y la constitución se cumple en todos los territorios (…) a su juicio, lo que queda total ente descartado es un referéndum de independencia como el del 1 de octubre. En Catalunya no va ha haber ninguna consulta de autodeterminación, no porque no cabe en la constitución, sino porque hoy tenemos que contribuir con soluciones que reparen la fractura. Esto que estamos haciendo ahora no lo hacemos por los partidos independentistas, lo hacemos por la convivencia’
Esta disertación, en la línea de flotación del globo sonda de Pere Aragonès (ERC), sobre un futuro y posible referéndum a la ‘montenegrina’ (50 % de participación y 55 % de voto afirmativo), ahora ha sido contestada por el citado Aragonès, diciendo que, si es preciso, modificar la constitución, trabajaran para modificarla.
¿Con qué fuerzas cuenta Aragonès?, si ahora ya ha aprobado los presupuestos del 2023 de Sánchez.
Y un referéndum según las condiciones de la UE para Montenegro (2006), que la UE quería impedir, según explicó Vicent Partal en su editorial de Vilaweb (del 14 pasado), no lo aceptó ni el propio primer ministro de ese país, Milo Dukanovic, pues se comprometió a proclamar la independencia si se superaba el 50 %, argumentando que era ‘un precedente peligroso para la democracia europea (…) la decisión pertenece a la mayoría y no a la minoría y por eso, la fórmula que propone la UE contiene un virus muy peligroso para la estabilidad social, cuando se haya de aplicar el resultado’
Afortunadamente, por dos mil votos, el voto afirmativo sobrepasó el 55 %.
Partal se pregunta ‘¿Cómo es posible, entonces, que ERC haya llegado al despropósito de presentar como un ejemplo positivo estas mismas condiciones que los independentistas montenegrinos rechazaban, que consideraban un peligro para la democracia y que no pensaban cumplir? es una cosa inexplicable. O no’.
Ya no sé quién es más peligroso, un Felipe VI autista, un narcisista Pedro Sánchez o unos fabuladores y TRAIDORES como Oriol Junqueras y Pere Aragonès, con los que compartimos nuestras ideas en 2017. Pero, claro, la tormenta perfecta es tenerlos a todos juntos y al mismo tiempo.
No me parece de recibo que Pere Aragonès responda que nadie esperaba nada de la mesa del diálogo, y han conseguido cosas importantes, y que ahora, que Sánchez diga que no habrá referéndum, no deja de ser un punto de partida.
No puede haber más falsedades, la mesa de diálogo era para conseguir la amnistía y un referéndum acordado. No era para rebajar, si es que realmente se rebajan, algunas condenas de un puñado de los imputados (olvidando a los casi 4000 que no son mediáticos)
Partal señala, en su editorial citada, que ‘la política catalana estos últimos meses se ha convertido en una especie de ridículo certamen de cuentos en que se intentan endosar a los ciudadanos propuestas irrealizables, que los ciudadanos ya sabemos que son mentira y que los políticos ya saben que no cumplirán’
Por todo esto, y volviendo a la idea de la Reconquista comentada, me parece que Junqueras (y por delegación Aragonès y Rovira) están asumiendo el papel de Boabdil (Abu-Abd-Allah, Muhàmmad XII) (1452-1528), último rey musulmán de Granada.
Boabdil había sido derrotado el 23 de abril de 1483, en Lucena, y la reina Àixa negoció con Castilla la libertad de su hijo, a cambio de ser vasallo de Castilla, pagar un tributo de 12.000 doblones de oro anuales y liberar a 3000 cautivos cristianos, así como permitir el libre paso de los ejércitos cristianos por sus tierras.
En 1485 Az-Zaghal, ya rey como Muhàmmad XIII, siguió combatiendo a Castilla. Boabdil huyó a Córdoba, ya tierra conquistada por los Reyes Católicos, y le reconocieron como nuevo rey de Granada, para que luchara contra su tío. En 1486, tras nuevos desacuerdos, los castellanos le retiraron el título de rey, pero le dieron el de duque de Guadix, con la condición, nuevamente, de que luchara contra su tío si bien, Boabdil no cumplió y se mantuvo al margen, y, finalmente, el 2 de enero de 1492 firmó la capitulación y marchó de Granada.
Según la leyenda, su madre Àixa le dijo: ‘no llores como una mujer, lo que no has sabido defender como un hombre’
Es decir, Boabdil actuó oscilando entre la alianza con los castellanos, el doble juego, la contemporización y el enfrentamiento abierto con ambos lados.
Y, a mi modo de ver, ese será el triste final de ERC, comandada por Junqueras. Un triste final que nos arrastrará a todos, desgraciadamente.
En ese siglo XV, la potencia castellana se impuso, como hoy día. Y la debilidad de Boabdil llevó a la derrota de los musulmanes. Y eso nos debería enseñar que la política seguida por ese triste reyezuelo, no es aconsejable, si no queremos acabar llorando como él.