Tras el anuncio del president Carles Puigdemont de presentarse a las próximas elecciones catalanas, vemos que todos los medios de comunicación y los partidos políticos, se han apresurado a publicar sus propias encuestas, actuando, como siempre, de falsos mentalistas e ilusionistas, pues creen adivinar el pensamiento colectivo, cuando, siempre, ‘avalan’ las tesis ideológicas de la propia línea editorial, para intentar conformar el pensamiento colectivo; y sobre este tema, seguidamente, traslado mis elucubraciones.
El viernes pasado (22/3) fuimos a ver el espectáculo del Mago Pop (Antonio Díaz Cascajosa, n. 1986) en su teatro Victòria, de Barcelona. En principio, yo era muy escéptico a ir, pero fue un regalo, y fui, y salí entusiasmado, pues me pareció un gran show de entretenimiento.
En los actos popularmente denominados ‘magia’, se engloban varias actividades y especialidades: ilusionismo, numismagia (magia con monedas), cartomagia (magia con naipes), prestidigitación (habilidad manual), mentalismo (supuesta utilización del poder de la mente), escapismo, transformación, teletransportación y transposición (aparentes), predicción o precognición, clarividencia, adivinación, revelación, telepatía, hipnosis, telequinesis, levitación, bilocación, etc.
Pues bien, volviendo al tema de las encuestas electorales, me parece que los principales medios de comunicación y los partidos políticos, hacen un burdo ejercicio de ilusionismo, ya que buscan que el lector perciba un futuro maravilloso, a pesar de que sea contrario al sentido común; y de mentalismo, es decir, utilizan las propias encuestas, para configurar una realidad, al gusto de sus deseos, con sus predicciones y adivinaciones.
Está claro que buscan conseguir el efecto de la ‘simpatía’ (lograr que el efecto causado por esas encuestas, se repliquen hasta el momento de la votación); la ‘sintropía’ (hacer aparecer el orden deseado, allí donde se supone que hay el actual desorden); y la ‘coincidencia’ (provocar las coincidencias que difícilmente se producen por casualidad)
Efectivamente, las encuestas son procedimientos de investigación cuantitativa, estadísticamente validados, si se realizan de forma seria, siguiendo las exigencias y requerimientos al respecto. Pero, las encuestas que vemos estos días se basan en muestras mínimas, con una patente parcialidad de los investigadores, por lo que, sus ‘conclusiones’ son difícilmente extrapolables fuera de esa pequeña muestra (que no es representativa del conjunto de la población). Y, claro, los datos censales de base de esas encuestas, si se indican, se efectúan con letra pequeña, en un rincón.
Por todo ello, me parece interesante recordar la obra ‘La magia de la realidad: pequeña historia de la ciencia’ (Editorial Espasa, 2011), del etólogo Clinton Richard Dawkins (n. 1941), autor de magníficos ‘best sellers’ como ‘El gen egoísta: las bases biológicas de nuestra conducta’ (the selfish gene), 1976; ‘El relojero ciego: por qué la evolución de la vida no necesita ningún creador’ (The Blind Watchmaker), 1986; ‘El espejismo de Dios’ (The God delusion), 2006; etc.
Pues bien, en su mencionada obra sobre ‘La magia de la realidad’, explica que ‘el mundo real, tal como se entiende científicamente, tiene magia por sí solo; el tipo de magia que yo denomino poética: una belleza inspiradora que es la más mágica, porque es real y porque podemos entender cómo funciona. La magia de la realidad es así de simple, maravillosa. Maravillosa y real. Maravillosa porque es real’.
Dawkins habla de la magia encontrada en el mundo de las ideas y de los conocimientos, y que el autor analiza para explicar la historia de la ciencia.
Y, por lo tanto, las tesis de Richard Dawkins, distan diametralmente del ilusionismo mágico, y, mucho más, del falso ilusionismo con el que quieren convencernos los medios de comunicación, los partidos políticos y los políticos en general.
Y contra ese intento de manipulación política, solo hay una coraza, que es la información objetiva y coherente, pues sólo la cultura puede salvar a la ciudadanía.
La escritora y doctora en filología románica, Isabel-Clara Simó i Monllor (1943 – 2020), en la presentación de su novela ‘Un tros de cel’ (un trozo de cielo) tratando sobre la prostitución infantil, ya señaló que ‘La cultura nos salvará’ pues ‘lo reaccionario es pensar’, ya que ‘la realidad es en muchas ocasiones sórdida, y siempre hay caminos para la libertad’, por lo que ‘lo reaccionario es pensar que no vale la pena luchar por las cosas’, por eso, ‘la cultura nos salvará, aunque a veces nos lleve al suicidio’.
Esta autora, en su obra ‘És quan miro que hi veig clar’ (es cuando miro que veo claro) (Selecta, 1979), narra en seis cuentos, la parodia de la conversación que tienen unos jóvenes autodenominados ‘intelectuales’, sobre varios temas: el ascensor social, la mujer que ‘llega’ a ser la mujer de un ministro, una mujer que acaba de enviudar, etc., mostrando, en cada caso, el necesario deseo de libertad de los individuos y la presión social de las convenciones sociales para dominarlos.
En definitiva, que, siguiendo a estos autores, debemos informarnos, ampliar nuestra cultura, buscando fuentes fiables y contrastables, para saber encontrar la magia de la realidad, sin dejarnos ofuscar por falsos mentalistas e ilusionistas (con excepción, obviamente, de los realizados en espectáculos de entretenimiento, como el del mencionado Mago Pop).
Solo así, mirando, seremos conscientes de forma clara, que la mayor parte de medios de comunicación y de partidos nos quieren engañar y llevar a su huerto particular; pues informándonos y pensando, seremos verdaderamente reaccionarios contra el actual seguidismo acrítico y, también, contra el pandémico pasotismo generalizado.
Sobre el particular, ahora me he acordado del poeta Josep Vicenç Foix i Mas (1893 – 1987), que escribió el poema ‘És quan dormo que hi veig clar’ (es cuando duermo que veo claro), cantada por Joan Manel Serrat (n. 1943), que dice: ‘(…) cuando duermo veo claro, loco de un dulce veneno (…)’, pues bien, no confiemos al sueño la solución de nuestro futuro; debemos trabajar para conseguirlo, y ese trabajo consiste en informarnos y estudiar de la manera más objetiva posible, desoyendo los cantos de sirena de las encuestas.