Como premisa, es preciso señalar que el Monasterio de Santa María de Poblet es un elemento muy sensible, históricamente, para la población catalana; mientras que para el estado español es un elemento opresor, un mero asiento en un registro hipotecario, como se verá en este escrito.
El rey de España, de acuerdo con sus asesores de imagen de la casa real, decidió efectuar una gira ‘fotográfica’ por todo el estado, para intentar mejorar su imagen, acercándola a la población y, de paso, hacer olvidar los ‘negocios’ de su padre; y eso mediante un pretendido baño de masas purificador que debería ocupar todos lo telediarios y portadas de la prensa.
Evidentemente, esos asesores han demostrado que también viven en una realidad paralela, ya que:
· En primer lugar, han obviado la verdadera profundidad de la crisis de la pandemia, que aconsejaba todo tipo de precaución y limitaciones respecto a las concentraciones, y más ahora, pues lo rebrotes han ido apareciendo antes de lo que se esperaba,
· En segundo lugar, han seguido menospreciando a la ciudadanía, que ya no acepta tan fácilmente el juego de cromos habitual, y una portada no hace olvidar la realidad.
· En tercer lugar, la ‘historia’ del rey emérito es demasiado alargada, y todos sabemos que una película no se tapa con unos pocos fotogramas.
· Y, en cuarto lugar, en Catalunya, la mayor parte de la población no hemos olvidado su nefasto, pre-democrático y franquista del 3 de octubre del 2017, es decir, después de nuestro referéndum del 1 de octubre. Felipe VI, con ese discurso, abrió la caja de Pandora, de la cuál salieron ‘desbocados’ todos los males de los diferentes estamentos y poderes que se sintieron arropados, instruidos y alentados para la caza de las ‘brujas’ independentistas; y todos ellos dirigidos, por su gran inquisidor, el Tomás de Torquemada (1483-1834) pero del siglo XXI: el juez Manuel Marchena Gómez, el presidente del tribunal sentenciador de nuestros presos y exiliados políticos.
En cuanto hace referencia a la visita a Catalunya, anunciada para la semana pasada (viernes 18) y, pospuesta sin argumento, pero con el objetivo evidente de evitar las manifestaciones organizadas en contra de esa visita, en la que tenía previsto reunirse con el Círculo de Economía, una visita a la Sagrada Família, también al Barcelona Supercomputing Center (BSN) y otra al museo Dalí (Figueras, Girona). Finalmente, realizada esta mañana (20/7), si bien limitada al Real Monasterio cistercense de Santa María de Poblet (Conca de Barberà, Tarragona).
El president de la Generalitat, Quim Torra, envió una carta a Jaime Alfonsín Alfonso, jefe de la casa real, que ese mismo viernes 17, el Govern había dictado una serie de restricciones y recomendaciones en diversas zonas de Catalunya, por lo que pedía al rey que. en su visita fijada, para el lunes 20, atendiera las recomendaciones contra el Covid, pues los consejos van dirigidos a ‘todos’. ‘Cómo no especifican qué lugares piensa visitar, les tengo que advertir de las restricciones y recomendaciones que hemos anunciado hoy mismo a toda la ciudadanía y que son igualmente válidas para cualquier visitante de nuestro país (…) Además de las restricciones para evitar las aglomeraciones que puedan facilitar la transmisión del coronavirus, también se ha pedido a la ciudadanía que evite desplazamientos innecesarios y que no sean esenciales. Esperamos que estas recomendaciones para evitar un incremento de contagios sean atendidas por todos’.
“El monasterio de Poblet, fundado en 1149, por el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, es el panteón real desde Alfonso II. Un mandato de Jaime I de 1222, decía que en cada una de las propiedades del monasterio de Poblet se tenía derecho a enarbolar la insignia real, en señal de estar bajo la protección del rey de Catalunya y Aragón.
Leyenda der rey y el abad:
“Cuenta una leyenda que, durante un viaje a Barcelona, el rey Felipe I de Aragón y II de España, pasó la noche en Arbeca, Como era costumbre, envió un mensajero al lugar donde dormiría la noche siguiente, en aquella ocasión el Monasterio de Poblet, para avisar a su anfitrión.
Cuando llegó el mensajero, pidió entrevistarse con el abad, en aquellos días Francesc Oliver de Boteller (en aquel momento, president de la Generalitat de Catalunya). Cuando le comunicó que venía de parte del rey de España, le contestó: ‘no lo conozco’. El mensajero no entendió nada, ¿cómo osaba un monte enfrentarse con el monarca más poderoso del mundo? Nuevamente le comunicó que el día siguiente llegaría el rey, pero el abad Oliver nuevamente exclamó: ‘no lo conozco’.
El mensajero regresó a Arbeca, donde estaba Felipe II. El sirviente entró en la cámara real y, con la mirada baja y temerosa, explicó al rey los hechos sucedidos con el abad de Poblet. El rey Felipe se limitó a decir: ‘mañana, a primera hora, vuelve y anuncia la llegada del conde de Barcelona’.
Al día siguiente el mensajero llamó a la puerta de Poblet y preguntó por el abad, al que le dijo: ‘os anuncio la llegada de su Majestad el conde de Barcelona’. El abad respondió solemnemente: ‘las puertas del monasterio de abrirán totalmente para recibir con todos los honores que le corresponden’. El abad Oliver hizo recubrir los pomos de la puerta con oro, por eso se le llama ‘Puerta dorada’.”
(Wikipedia)
Esa leyenda nos muestra que el título de conde de Barcelona es el que diferencia la legitimidad en Catalunya, pues hasta Felipe V
“no se da un impulso al proceso de unificación política, administrativa y jurídica de España, con la aplicación de las instituciones de Castilla a la Corona de Aragón, y un siglo más tarde (…) todo el territorio actual de España sería, por primera vez, gobernado por unas controvertidas Cortes constitucionales, auto proclamadas en 1812 que (…) conlleva una serie de cambios importantes en la organización territorial eliminando la autonomía existente en ciertas partes de las Españas, donde pervivían los regímenes forales que eran considerados propios del Antiguo Régimen”
“Los condes de Barcelona fueron los soberanos del Condado de Barcelona y más tarde, por reconocimiento y extensión, del Principado de Catalunya, desde el siglo X, hasta el siglo XVIII, posteriormente, el título lo ha ostentado el rey de España. El título tenía carácter soberano hasta la muerte de Carlos II y la llegada del primer Borbón, Felipe V.
(…)
La única excepción fue el conde Juan de Borbón y Battenberg, (padre de Juan Carlos, rey emérito) que no llegó a reinar nunca y ostentó el título, todo y ser un título unido a la figura del rey, hasta su muerte en 1993, cuando ya era rey su hijo Juan Carlos I, que asumió el título tras fallecer su padre”
(Wikipedia).
Una de las grandes vergüenzas, es que la titularidad de un edificio tan entroncado en nuestra cultura e historia catalana siga siendo titularidad del estado español, como una muestra más del predominio del reino español.
La Generalitat de Catalunya ha intentado negociar, e incluso pleitear con el gobierno español, para obtener la titularidad de ese complejo; pero, el BOE (boletín oficial del estado) número 263, del 30 de octubre del 2017, dispuso que, considerando ‘que el Monasterio de Santa María de Poblet, como bien de dominio público afectado al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, actualmente catalogado como Bien de Interés Cultural; que dicho inmueble fue adquirido por donación al Estado de doña A. G. C., formalizada en escritura pública de fecha 22 de septiembre de 1933, e inscrito en su día en el Registro de la propiedad; que, mediante Ley de 17 de julio de 1953, el Estado cedió el usufructo por 99 años a la Orden del Císter; que el Departamento ha comprobado que en el Registro de la Propiedad consta inscrito el usufructo a favor de la sagrada Orden del Císter y la nuda propiedad a favor de la Generalitat de Catalunya; que el monasterio está sujeto al régimen jurídico del demanio, que solo permite la transmisión a otra entidad administrativa; Que el Real Decreto 1010/1981, de 27 de febrero sobre traspaso de funciones y servicios del Ministerio de Cultura a la Generalitat de Catalunya, acordó el traspaso a la Generalitat de bienes y competencias, pero, dado que el monasterio se encontraba en el apartado B) del inventario detallado de bienes inmuebles, el traspaso se produjo exclusivamente de la competencia, pero no de su titularidad, y que, por lo expuesto y ante el error cometido en base a lo establecido en el artículo 40 de la Ley Hipotecaria, se solicita la rectificación del registro practicando inscripción a favor del Estado, así como que se envíe copia del consentimiento del titular que precisó para modificar el asiento.”
Notas: Entiendo que ese dictamen del 1953 debía hacer referencia a la Diputación, ya que la Generalitat estuvo abolida, si bien persistió en el exilio. Asimismo, me sorprende que en un BOE se refiera a una persona como ‘doña A.G.C.’ la señora que donó al estado la posesión de Poblet; no he podido saber quién era esa señora y porqué se oculta su nombre en un documento oficial referido a 1933, a no ser que detrás haya mucho que ocultar.
Yo no tengo ni idea de leyes, y desconozco la verborrea y léxico utilizado, pero, buscando:
Nuda propiedad: “es aquel derecho de una persona sobre una cosa en las cual su relación con ella es de ser sola y únicamente propietario. Como propietario, tiene el dominio sobre la cosa, pero no tiene la posesión porque ha estado cedida ésta a través de un derecho real denominado usufructo”.
Demanio: “bien de titularidad pública sometido a un régimen especial de utilización y protección.
El demanio puede ser:
Natural: “bienes que por sus características naturales se encuentran afectos a un uso general o a un servicio público de titularidad pública. La CE se refiere a la zona marítim-terrestre, las playas, el mar territorial y los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental (…)”
Artificial: “conjunto de bienes afectos a un uso o servicio público que se integran en el dominio público en virtud de una ley o de un acto administrativo (…)”
(fuente: Diccionario panhispánico del español jurídico)
Como he dicho, no entiendo de leyes, pero no me parece JUSTO, que 30 días después del referéndum catalán, los registradores de la propiedad (la profesión de Mariano Rajoy), rectificaran una Ley de 1953, no fue más que otro robo, otro pillaje, como lo fue el expolio de las piezas de arte del Monasterio de Sixena (Aragón), que eran propiedad de la Generalitat de Catalunya (las ventas, que tuvieron permiso eclesiástico, se realizaron en 1982 (44 piezas) 1992 y 1995 (52 piezas) y fueron parte de una permuta de terrenos), fue, como digo, expoliado por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo (del gobierno de Rajoy), y que, en virtud de la aplicación del artículo 155 de la constitución, era, de manera transitoria, conceller de Cultura, determinó la devolución de dichas piezas, en diciembre de ese mismo año 2017.
Volviendo al Monasterio de Poblet, que, como digo, forma parte del corazón cultural e histórico catalán, sea considerado como un simple asiento contable y, en base a ello, fuese robado y, que el gobierno de Pedro Sánchez ni se haya planteado su devolución total, ni propiedad nuda ni usufructuaria, sino posesión total, es una muestra más de su nula voluntad de diálogo y de solucionar lo que ellos llaman el ‘problema catalán’.
Igualmente, deberían retornar las citadas piezas de Sixena, adquiridas legalmente, y que, gracias a la Generalitat de Catalunya, que las restauró, cuidó y mantuvo de la mejor forma posible en los museos de Lleida y el MNAC, actualmente están en condiciones técnicamente inmejorables.
Finalmente, en la visita realizada ayer, que no llegó a dos horas, las imágenes no dejan de ser más lastimeras, ya que los Mossos de Esquadra (la policía catalana) tuvo que impedir la llegada de un millar de manifestantes independentistas, pero sí que dejaron pasar a quince que llevaban la bandera española, y esos llegaron a una situación próxima a los reyes, para que salieran en las fotografías y televisiones.
Mientras que los independentistas, al grito de ‘fuera el Borbón’ fueron reprimidos, y no pudieron acercarse a las murallas de las poblaciones.
De ese modo, el rey obtuvo su foto, y aquí reproduzco el siguiente texto, que me ha parecido genial, para sintetizar esta situación:
“Poblet Potemkin
Cuando veía las imágenes de televisión española de la visita de os reyes a Poblet, recordé la historia de los denominados pueblos Potemkin. El mariscal Potemkin había organizado un viaje de propaganda de Catalina de Rusia por sus territorios y decidió construir una especie de decorados que representaban bonitos pueblos bucólicos y ponerlos delante por donde la emperatriz había de pasar. Cuando ya había pasado, desmontaban los decorados de cartón y los volvían a montar al día siguiente en otro sitio.
Se ve que aquella vieja tradición monárquica no ha desaparecido del todo. Por televisión se veían este lunes imágenes de una docena y media de entusiastas portadores de banderas españolas saludando afectuosamente al rey cuando llegaba a Poblet.
Y si detrás de los pueblos Potemkin había una Rusia empobrecida que no había de salir en ningún caso al lado de Catalina, cerca de Poblet había manifestaciones multitudinarias protestando contra la visita del rey que también habían quedado escondidas por el decorado. Que en la era digital ya no hace falta que sea de cartón.
Un amable decorado que, en nuestro caso, las dotaciones de los Mossos de Esquadra contribuyeron a fabricar, no acabo de entender en nombre de qué. En todo caso, el monasterio de Poblet fue, por un día, un pueblo Potemkin”
(Vicenç Villatoro Lamolla, Ara, 21/7)
En definitiva, seguro que el estado español no se hubiera atrevido a utilizar tecnicismos burocráticos registrales para retroceder la posesión, por ejemplo, del Santuario de Loyola (Azpeitia, Guipúzcoa, País Vasco), ni aunque estuviera en una situación irregular. Y eso es una muestra de identificación de poderes, históricamente.
Asimismo, considero que debe hacerse efectiva la posesión catalana del Monasterio que nos ocupa.
Y para acabar, deberían evitarse este tipo de fraudes de marketing, como la visita mencionada. Ya está bien de engaños. Debe prevalecer la realidad.
Amadeo Palliser Cifuentes