Ayer, día 6, el rey de España celebró la tradicional pascua militar. Un oxímoron, ya que pascua, etimológicamente tiene su origen en la celebración hebrea del éxodo judío, la liberación de la esclavitud; mientras que el significado de militar es guerrero, del latín militarius, de miles (soldados romanos).
Por lo tanto, unir la felicitación y la alegría con la guerra, es como hablar de ‘fuego helado’, ‘instante eterno’ o ‘luminosa oscuridad’.
Pues bien, ayer, Felipe VI, ante la cúpula política y militar, hizo ‘una defensa del aumento del gasto militar ya que, ante el nuevo contexto geoestratégico, es necesario dotar a las fuerzas armadas de los recursos necesarios que garanticen la formación de la máxima calidad, unas capacidades militares suficientes y de vanguardia tecnológica y una operatividad flexible y adecuada (…) se ha hecho evidente la importancia de invertir en defensa’. Y después de considerar significativo el aumento de este año, fijó el reto de ‘adquirir los medios y dotar las unidades de lo que es necesario para conseguir una fuerza conjunta todavía más moderna, eficaz, viable y sostenible a medio y largo término’.
Por su parte, Margarita Robles, ministra de defensa, justificó que ‘invertir en defensa es invertir en paz y seguridad, y también en políticas de igualdad y en medidas de conciliación profesional y militar’
Vaya tomadura de pelo, vaya impresentables.
Parece que no hemos evolucionado nada; y la verdad es que algunos se han anclado en el pasado, con cuatro máximas simplonas.
La frase ‘si vis pacem, para bellum’, si quieres la paz, prepárate para la guerra, la pronunció Publio Flavio Vegecio, en su ‘Epitoma rei militaris’, a finales del año 390, es decir del siglo IV; aunque a veces se atribuye a Julio César.
Pero claro, desde ese momento, la civilización occidental ha ido progresando, con la Ilustración, el Humanismo, hasta llegar al reconocimiento de los Derechos Humanos y a la revalorización de la diplomacia, así que esa sentencia sobre la que se asienta la postura oficial del estado español, como se ha visto, ha quedado obsoleta, como lo está, también, la ley del Talión del ‘ojo por ojo y diente por diente’, del código de Hammurabi (Babilonia, 16 siglos antes de nuestra era).
Pero está claro que el negocio armamentístico, al que me he referido en mis últimos escritos, sigue anclado en esa creencia bélica y agresiva. Y aquí tenemos a Felipe VI que, a la mínima ocasión que tiene, se viste con el uniforme militar, pues es el jefe de los tres ejércitos, como fija la constitución (art. 62.f), y eso le va más que a un tonto un pirulí.
Pero no se ha de olvidar que, según la constitución, el rey es un irresponsable, ya que la responsabilidad recae en el jefe de gobierno.
Por eso, el responsable del discurso es Pedro Sánchez, que ha de dar el visto bueno previo.
Y así como vimos a Felipe VI lanzando su discurso potenciando el ‘a por ellos’ (nosotros) el 3 de octubre del 2017, ahora ha hecho un ‘a por ellos’, referido a Vladimir Putin; y, efectivamente, es Pedro Sánchez el responsable, ya que comulga al 1000 por 100, si eso es posible, con lo que manda el gran patrón blanco Joe Biden.
Lo que es incongruente es que después salga Pablo Echenique, de Podemos, diciendo que: ‘Felipe VI no se equivoca nunca a la hora de escoger programa electoral, tiene muy claro el modelo de país y de sociedad que defiende y que representa’.
Una vergüenza. Pues, como he dicho, el responsable político es Pedro Sánchez, y Podemos es socio de gobierno, y, por lo tanto, aprobó los presupuestos generales con el enorme incremento militar, que, recordémoslo, es parcial, ya que hay muchas partidas camufladas en diferentes ministerios, para engañar a la ciudadanía, está claro.
Y es evidente que no se puede ser semi-responsable, al ser socio de gobierno, y cogobernando, está claro que Podemos es responsable del incremento militar; y es un engaño que nos quiera vender las dos posturas, la del Dr. Jekyll y la de Mr. Hyde, según le convenga.
Igualmente, ERC y todos los partidos que aprobaron ese presupuesto, siguiendo la llamada de la OTAN, son responsables de esa postura militarista, guerrera y criminal.
Todos ellos están actuando como Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte, pues todos ellos siguen pensando ‘si vis pacem, para bellum’ y su ‘diplomática’ ley del Talión.
Todo cuadra a la perfección, Pedro Sánchez apoyó y apoya el ‘a por ellos’ (los catalanes) y ahora el ‘a por ellos’ (Putin). Esa es su gran aportación a la civilización, su gran progreso humanístico – ético y moral.
Y Felipe VI, rememorando a su ancestro Felipe V, el que arrasó Catalunya en 1714, sigue jugando a los soldaditos, pues ese es el juguete preferido que sustenta su negocio familiar.
Y Margarita Robles no deja de ser la voz postfranquista, viva en el estado y, como no, en el gobierno más ‘progresista de la galaxia’, como se autoconsidera.
En definitiva, que los Magos de Oriente no nos han traído nada nuevo, por desgracia, y con esos ‘bueyes tenemos que arar’.