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Forma y fondo

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Es sabido que la forma de expresar un pensamiento condiciona el fondo, la esencia, del mensaje en sí mismo; y viceversa, pues todo está interconectado y todo es interdependiente.

Mi padre, que era maestro, explicaba un antiguo chiste, que viene perfectamente a cuento:

‘Un dominico y un jesuita, empedernidos fumadores, preguntaron a sus respectivos superiores sobre su vicio.

El primero preguntó: ¿Se puede fumar mientras se reza?, y claro, la respuesta fue negativa.

El segundo, a su vez, preguntó: ¿Se puede rezar mientras se fuma?, y la respuesta fue afirmativa, pues, le dijeron, se puede rezar en cualquier momento del día’

Esa misma línea de pensamiento se refleja en el siguiente cuento:

‘El poder de la palabra

Un sultán soñó que había perdido todos sus dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño.

¡Qué desgracia, mi señor!, dijo el sabio. Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad.

¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! ¡Castigadle!, gritó el sultán enfurecido.

Más tarde, el sultán consultó a otro sabio y le contó lo que había soñado. Éste, después de escuchar al sultán con atención, le dijo:

¡Excelso señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos tus parientes.

El semblante del sultán se iluminó con una gran sonrisa y ordenó que dieran cien monedas de oro al sabio.

Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho del sueño es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero se le pagó con un castigo y a ti con cien monedas de oro.

El segundo sabio respondió: Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad puede compararse como una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado’

(https://cuentosqueyocuento.blogspot)

El filósofo griego Platón (427 a.C.- 347 a.C.) diferenció entre lo que percibimos a través de nuestros sentidos y lo que podemos llegar a conocer por medio del razonamiento sobre lo que llama ‘formas’ (mundo sensible) o ‘ideas’ (mundo inteligible); y ambos deben estar correctamente combinados (método dialéctico)

Su discípulo, el filósofo Aristóteles (384 a.C.- 322 a.C.) consideró que la forma es la esencia de las cosas, aquello que hace que una cosa sea eso y no otra cosa.  Es decir, criticó a su maestro respecto a la separación de los dos mundos; y, asimismo, criticó la idea de la semejanza entre dos cosas, con su teoría del ‘Argumento del tercer hombre’: Se precisa un tercero para explicar la semejanza entre dos cosas, y un cuarto para explicar las tres, y así sucesivamente. Es una regresión al infinito, por lo tanto, no explica nada.

Pues bien, volviendo al discurso que Oriol Junqueras, presidente de ERC, efectuó anteayer miércoles 14 (y que ya cité en mi escrito de ayer), en el Fórum Europa de Madrid, y a preguntas de los periodistas, respondió:

Periodista: ¿Volverían a tomar la misma decisión de no asistir a la manifestación de la Diada?

O. J.: Sí, pues estamos convencidos de nuestro mensaje integrador e inclusivo.

Periodista: ¿Qué opina sobre la propuesta de la ANC de declarar la independencia el segundo semestre del 2023?

O. J.: Miren, si la independencia fuera una ecuación, el tiempo no es una variable independiente. Es una variable que depende de otra variable, de la fuerza democrática que seamos capaces de acumular.

Es decir, Junqueras considera que la ANC (Assemblea Nacional de Catalunya, organización civil patrocinadora de la manifestación) no es integradora ni inclusiva; y esperar a tener amplias mayorías sociales, es un desprecio tanto al triunfo del referéndum del 2017, como a la mayoría de diputados en el Parlament de Catalunya (actualmente, el 52% de independentistas)

Junqueras siempre ha alardeado, inmodestamente, de su perfil didáctico, recurriendo a la proliferación de ejemplos y a su verborrea vehemente, para avasallar a sus oponentes. Pero eso no garantiza la posesión de la razón ni de la justicia y, tampoco asegura una adecuada pedagogía, ya que no se trata de imponer un relato propio, se ha de procurar construir un relato común que, progresivamente, vaya siendo asumido por los discípulos o los oponentes.

Y las respuestas de Junqueras a los periodistas, a mi modo de ver, están en línea con las facilitadas por el dominico y por el primer sabio consultado por el sultán, es decir, respuestas ciertas y directas, pero nada políticas ni diplomáticas.

Ciertamente, es una virtud dar las respuestas correctas de forma directa y sincera, sin tapujos ni subterfugios (de los que abusan tanto la política como la diplomacia); pero se ha de convencer, no sólo vencer.

Rememorando a Miguel de Unamuno que, como he comentado algunas veces, el 12 de octubre de 1936, en el paraninfo de la universidad de Salamanca, de la cuál era rector, y que, tras oír al fundador de la legión, José Millán-Astray diciendo: ‘muera la inteligencia’; Unamuno respondió: ‘venceréis, pero no convenceréis, venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir’.

Estos días, todos los partidos políticos, y muchos ciudadanos, están y estamos bastante crispados, pues todos nos creemos poseedores de la razón sobre la interpretación correcta del éxito de la manifestación de la Diada. Y el motivo está, precisamente, en que todos mezclamos los dos mundos mencionados por Platón, es decir, el mundo sensible y el mundo inteligible. Todos mezclamos las emociones con nuestro razonamiento.

Debería ser objetiva la asistencia a la mencionada manifestación, pero, como pasa siempre, la cuantificación de la misma, siempre es interesada y manipulada. Pero, los que participamos, sabemos cómo fue de masiva. Y, según Aristóteles, como hemos visto, la forma es la esencia de las cosas. Y la forma multitudinaria de la manifestación, siguiendo a este filósofo, es la esencia de la propia manifestación.

Ahora bien, la valoración que efectuamos, tanto los partidos como los ciudadanos, está pre-condicionada por nuestras propias emociones, por nuestra propia historia vital, y eso nos hace alejarnos de la objetividad, del mundo inteligible. Y esa valoración la lanzamos, como si fueran armas arrojadizas, contra los oponentes, para vencerles dialécticamente, no para convencerles.

Ayer, en la manifestación diaria en la avenida Meridiana de Barcelona, un grupo de unionistas nos insultaron (eso no es novedad, pero estos días están más irritados), y uno de ellos, un joven de unos 25 años, me dijo:

Joven: ‘que no era legal lo que hacíamos y que deberíamos ser pacíficos’,

y yo le contesté (cosa que no suelo hacer), diciéndole ‘que siempre somos pacíficos y que antes de hablar, que estudie nuestra historia’.

Él me contestó: ‘¿porque soy moreno, ya soy un inculto?,

y yo le contesté ‘que estaba mezclando las cosas’, y le dije que marchaba, pues el semáforo ya volvía a estar verde.

Efectivamente, la situación no era para efectuar un diálogo tranquilo, pues todos estábamos crispados, pero me sirve de ejemplo de que ni él ni yo estábamos predispuestos a convencer al otro, ambos queríamos vencer dialécticamente, no convencer.

Es preciso señalar que el aumento de la crispación en la Meridiana, pues ahora han vuelto los unionistas, no sólo es por la reciente Diada, si no, por la presencia, desde este lunes 12, del activista Jorge Fernández (nada que ver con el funesto exministro de interior del PP, Jorge Fernández Díaz).

Ya me referí a este activista, en mi escrito del pasado 24 de junio, titulado: ‘Jorge Fernández: activista ‘pro derechos humanos’ en huelga de hambre’, y, como digo, estos días viene a nuestra manifestación, para apoyar a nuestro colectivo de Meridiana Resisteix (Resiste), y, diariamente, él, exclusivamente, hace un mini corte, sentándose, él solo, uno o dos minutos, a veces menos, pues los ‘mossos’, nuestra policía autonómica, enseguida lo levantan y lo llevan a la acera.

Y ese hecho, es jaleado por los unionistas, que, encima, se burlan de su vestimenta, pues lleva una falda escocesa. Pero, claro, ellos únicamente se fijan en la forma, no en el fondo.

Por nuestra parte, todos tememos ser identificados (y multados), como ya han hecho con algunos, por eso hacemos el triste papel de observadores, con un apoyo moral que apenas sirve para nada.

Es decir, todos estamos condicionados por la forma, los modos, y supeditamos la esencia, por miedo, por saber las consecuencias de la represión, en un contexto amorfo. Y, siguiendo a Aristóteles, realizamos un metadiscurso metafísico, haciendo paralelismos de semejanzas y oposiciones, que podrían llegar al infinito.

Ahora bien, es evidente que hacemos lo que podemos, aunque sea poco y la mayoría piense que no sirve para nada, pero sabemos que correlacionamos forma y fondo; si bien, a mi modo de ver, lo triste es que muchos independentistas puedan pensar que ‘en el fondo somos buenas personas’, lo que no deja de ser un insulto más.

En definitiva, todo es muy complejo, y no le veo ninguna salida posible a corto plazo.