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Formalizar para reactivar

  • 32 millones de mexicanos laboran en la informalidad. Oaxaca es el estado con más trabajadores informales, seguido de Guerrero y Chiapas.
  • Un trabajador informal no deja su día por menos de MX$8000 a MX$10,000, logrando ganar en cuatro o cinco días lo que un empleado formal gana a la quincena.
  • Por un punto de venta ambulante un trabajador informal debe pagar a las grupos de comerciantes una cuota diaria de entre MX$50 y MX$200 pesos; por un punto semifijo de MX$500 a MX$1,000 y por uno fijo de entre MX$2,000 y más de MX$3,000.

Ciudad de México a 29 de agosto de 2022.- Una de las facturas de la pandemia de COVID es que sumergió a nuestra economía en una profunda recesión, a partir de esto es que la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) ha venido hablando de la urgente necesidad de reactivar las actividades productivas del país que permita recuperar los más de dos millones de empleos perdidos y el ingreso de las familias a fin de fortalecer su poder adquisitivo en un momento en donde la inflación incrementa los precios de los alimentos complicando el consumo esencial que todos buscamos para garantizar una manutención de calidad a los nuestros.

Pese a ello, la reactivación que hemos logrado se ha dado en el plano de la informalidad, ahora seis de cada diez mexicanos trabajan en el mercado negro, sin seguridad social, sin pagar impuestos y sin ningún esquema de ahorro para su jubilación.

“La población ocupada en México es de cincuenta y siete millones y medio, de los cuales treinta y dos millones laboran en la informalidad, siendo Oaxaca la entidad con la mayor tasa, pues 80% de sus trabajadores se ocupan en este campo; en Guerrero y Chiapas un 70%; resultando ser Chihuahua y Baja California los que presentan una menor informalidad con un 33%. Siendo los principales nodos de distribución de la mercancía de contrabando del país, sin duda, la Pulga Río en Monterrey, el Mercado San Juan de Dios en Guadalajara y Tepito en la Ciudad de México”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.

En la actual coyuntura económica del país, lamentablemente la informalidad es la que señala el rumbo de nuestra economía, es la parte predominante, como se ha señalado antes; seis de cada diez trabajan ahí, convirtiendo a la economía formal en una actividad complementaria. México vive un mundo al revés, muchas autoridades no han querido emprender el largo y sinuoso camino hacia la formalidad porque es una tarea de mediano y largo aliento, cuyo devenir y hacer se da en un profundo gris, es construir cimientos, hacer una ingeniería social de difícil venta electoral, por ello rehúyen de esta responsabilidad.

El comercio informal es una actividad por demás atractiva y virulenta ya que representa una fuente de ingresos muy cómoda que sin horario ni jefe alguno y, desde luego, sin pagar impuestos ni observar reglamento, pueden llegar a ganar en cuatro o cinco días lo que un empleado formal gana en quince.

Los negocios informales más socorridos son la venta de ropa, calzado y comida elaborada, siendo esta última la más redituable con una utilidad de más de 100%; la de ropa, la más competida, con una utilidad entre un 30% y 40% y la de calzado, con especial énfasis en calzado deportivo, tenis, se llega a conseguir utilidades de más de un 50%. Por otro lado, la venta de cigarros de contrabando e ilícito puede dejar hasta un triple de ganancia, pues 2 de cada 10 cigarros que se venden son de esta procedencia. Asimismo, el alcohol adulterado.

“El comerciante informal debe pagar a la organización, unión de tianguis, mercados ambulantes o grupos de comerciantes similares, una cuota diaria para tener derecho a un espacio o punto de venta, dependiendo del tipo de lugar es lo que pagan. La cuota mínima puede ser entre MX$50 y MX$200 por un punto ambulante; de MX$500 a MX$1,000 por el semifijo y entre MX$2,000 y más de MX$3,000 por un punto de venta fijo. Los puntos fijos cuestan más porque permiten al comerciante construir una clientela al ser localizados con mayor oportunidad que los semifijos o ambulantes”, declaró Rivera.

La energía eléctrica que estos negocios demandan es hurtada, ya que se consiguen con bajadas de cables de luz inseguras, desde luego sin medidor, siendo esto posible ya que gozan de la venia de las autoridades locales que por lo regular se hacen de la vista gorda a cambio de mordidas suculentas, tajadas de dinero del negocio ilegal que se monta.

Lo boyante del mercado informal en México se explica por la pobreza. Nuestro país es de pobres en donde siete de cada diez mexicanos no tiene para poder comprar la canasta básica de alimentos, por lo que se puede decir que a mayor pobreza mayor informalidad, lo que significa que los consumidores terminan por inclinar sus compras a productos de dudosa calidad y origen por no tener capacidad económica suficiente, siendo donde se arma el círculo vicioso: el comprador que no tiene plata en su alforjas y el vendedor que termina vendiendo productos de contrabando, piratería o robados a un menor precio, armándose un juego de perder-perder en donde el principal perdedor es el país que no obtiene ninguna ventaja de esta actividad, antes al contrario, hereda un sinfín de dificultades, como el incremento en la delincuencia, una salud pública más quebrantada, una gobernabilidad cuestionada, fortaleciendo así el nulo desarrollo en el que ahora estamos con menos de un 1% del PIB de crecimiento para el presente año, una inflación alimentaria de dos dígitos de más del 15% y una inflación general de 8.62% que al cierre de este año llegará a ser del 10%.

Por lo que es resulta un axioma decir que debemos formalizar para reactivar nuestra economía.