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Futbol = Violencia

Martha Nava Argüelles
Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

Hace unos 10 o 15 años cuando aún vivían mis abuelos, recuerdo perfectamente como mi abuelita disfrutaba inmensamente ir a ver el fútbol, ella era fanática del Toluca por herencia de mi abuelo, pero su pasión no sólo estaba en ver el partido, amaba ver como la “Perra Brava” le mentaban la madre al portero del equipo contrario para ponerlo nervioso o lo inventivos que eran sus cánticos. Me platicaba que tenía una comadre -de su edad- que se sentaba en medio de la porra y ondeaba su bandera junto a su nieto que era parte de esta. Hoy, tengo en claro, que mi abuelita ya no podría ir a disfrutar del partido, por miedo; y eso es profundamente lamentable.

El fin de semana México, se colocó en el ojo del mundo por ser el epicentro de uno de los actos que, personalmente, catalogo como una barbarie. El deporte y sobre todo el fútbol en nuestro país es, en gran medida, una forma de entretenimiento social y generación de vínculos, sin embargo, nada de eso se vio en el partido disputado el día sábado en Querétaro donde las llamadas barras bravas, llevaron la “pasión” por sus equipos a límites desbordados de violencia, lo que dejó un saldo de 26 personas heridas y, supuestamente, aún se reportan algunos desaparecidos.

Los acontecimientos violentos en el estadio Corregidora durante el partido entre Querétaro y Atlas, dejaron al descubierto un problema de seguridad importante: los partidos de fútbol, desde hace mucho, dejaron de ser eventos familiares y esto significa un serio problema de reputación para el futbol mexicano, que además abona a la reputación de inseguridad y violencia con la que el mundo mira a México. Y es que si bien ya vimos que las sanciones no son tan “ejemplares” como muchos usuarios de las redes sociales habían demandado, debido a lo violento de los hechos, la misma FIFA -el máximo rector del fútbol mundial- ha dejado en claro su postura al respecto a través de un comunicado que compartió en sus redes sociales donde señala, entre otras cosas, que condena los incidentes y alienta a las autoridades locales a hacer justicia rápidamente; asimismo, señaló que la violencia no tiene cabida en el fútbol.

Ciertamente, la tragedia en Querétaro es un reflejo de lo que son, hoy por hoy, los grupos de animación -como los llama la Liga BBVA MX-, y me atrevería a decir que, a la vez son un reflejo de la descomposición social que, al parecer, ha encontrado en los partido de fútbol una forma de expresión que pasará a la historia del deporte en México como uno de los capítulos más tristes y violentos.

Si bien, estos acontecimientos los podemos encontrar relatados en hilos de experiencias terroríficas en Twitter y Facebook, también hubo momentos que salvaron un poco la fe en las personas y el fútbol, como la historia del niño que le dio su playera firmada a una mujer para que pudiera salir del estadio, o la de una pareja que fue apoyada por un papá y su hijo o el que más réplicas tuvo, la acción del técnico de los Gallos Blancos, Hernán Cristante quién resguardó a algunos de los aficionados del Atlas en los vestidores para que no fueran golpeados. Aunque, siendo realistas, nada de esto debió ser necesario si la seguridad hubiera sido mejor o las barras hubieran dejado la pasión por sus equipos en porras y diversión.

Al final, queda claro que éste fue un duro golpe a la imagen del equipo de Querétaro, tanto que, al parecer, muchos de sus jugadores quieren abandonar el barco y no sólo eso, las sanciones aunque muchas, y no lo suficientemente fuertes para el gusto de algunos, no van a resarcir el daño a la reputación del fútbol mexicano en general. El deporte en nuestro país tiene mucho trabajo que hacer para salir de esta crisis de imagen de forma positiva e inmediata.

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