La Gastritis altera el normal funcionamiento del sistema digestivo por la inflamación e irritación de la mucosa que cubre el estómago. A veces viene acompañada de ardor, acidez y dolor estomacal, náuseas, mareos, vómitos y reflujo estomacal. Además de dolor en la parte superior del vientre o el abdomen, la indigestión y la pérdida del apetito.
Ángeles Wolder, nos comparte que la gastritis desde la descodificación biológica se genera cuando una persona se expone de manera sistemática a una situación que le es indigesta, que va viviendo día a día y no encuentra una solución. Al encontrar la solución se genera la gastritis.
La gastritis supone un conflicto de rechazo ya sea de la situación en la que nos sentimos atrapados o de algo que otros nos imponen, en la cual no tenemos control y reaccionamos rechazándolo, aunque solo sea algo real o imaginario. Son situaciones donde nos vemos obligados a convivir con personas o situaciones que nos resultan impuestos, circunstancias que debemos soportar o “digerir” contra nuestra voluntad y al final mostramos nuestra incapacidad o rechazo a asimilar o aceptarlas.
Como, por ejemplo, cuando una persona va a casa de su suegra, donde no quiere estar, se genera lo que denominamos contrariedad indigesta, provocando rabia, ira y malestar. Mientras sucede esto, los tejidos, a nivel digestivo, realizan un proceso de ulceración para digerir mejor. Pero cuando una persona decide ya no hacerlo, ese es el momento de la solución; de esta forma, ocurre “la reparación” y se inflama, es cuando aparece la gastritis.
La inflamación y ardor son el resultado de la reparación de los tejidos dañados a los que la inflamación les aporta los elementos que los van a reconstituir.
Cuando la contrariedad indigesta se reproduce varias veces, es decir se expone a un estrés y se soluciona, se expone a un estrés y se vuelve a solucionar y así varias veces, se le conoce como gastritis crónica.
Recomendaciones para la gastritis
Partimos del aforismo de Hipócrates “que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”, se aconseja consumir alimentos alcalinos para intentar que la mucosa baje la inflamación. Algunos de ellos son:
- Limón (a pesar de ser un ácido, alcaliniza). Se obtienen resultados positivos al tomar un vaso de agua con limón cada mañana en ayunas y/o después de las comidas.
- Papaya. Es una de las frutas que más ayuda a mejorar y cicatrizar, sus propiedades pueden quedar bien resueltas en un buen jugo.
- Hinojo. La infusión de hinojo y comino es una mezcla perfecta en estos casos.
- Sábila (gel de aloe vera). Se recomienda su ingesta 3 veces al día por sus propiedades antimicrobianas y cicatrizantes.
Además, también es recomendable seguir ciertos hábitos y pautas paralelamente, que se ven estrechamente vinculadas a este síntoma. El consumo de tabaco, alcohol, picante, fritos y/o azúcares (acidifica), están contraindicados en estos casos. Sin embargo, si que ayuda el comer tranquilamente y de manera relajada (invirtiendo el tiempo que sea necesario), tomar un vaso de agua antes de las comidas (hace que el ácido se envuelva en esa agua), espaciar las comidas sin sobrecargar de trabajo al estómago.