La percepción y la reputación son aspectos críticos para cualquier empresa, especialmente en la industria tecnológica, donde la innovación es la base del éxito. Actualmente, las empresas de tecnología enfrentan una intensa competencia para destacar en el ámbito de la inteligencia artificial (IA). Modernizarse es una necesidad imperativa para mantener su liderazgo y evitar que su imagen se desmorone. La lucha por sobresalir en esta nueva era tecnológica define quiénes serán los líderes del futuro y quiénes se quedarán obsoletos.
Google, que ya tiene 26 años en el mercado, se enfrenta a una encrucijada para no convertirse en un dinosaurio digital, por lo que ha decidido utilizar las mismas herramientas que amenazan su reinado: inteligencia artificial y formatos cortos de redes sociales. Este esfuerzo por mantenerse relevante es crucial, especialmente cuando consideramos que un estudio realizado por Adobe recientemente, arrojó que dos de cada cinco estadounidenses utilizan TikTok como motor de búsqueda y una de cada diez personas de la Generación Z confían más en TikTok que en Google. Este cambio en el comportamiento del consumidor subraya la necesidad de adaptación continua para evitar perder terreno en la percepción pública como el gigante tecnológico que es hasta el día de hoy.
Y es que, los mismo titulares de la marca reconocen este rezago en el que están empezando a caer, pues Prabhakar Raghavan, uno de los vicepresidentes sénior de Google, señaló que cerca del 40% de los jóvenes, cuando buscan un lugar para almorzar, no recurren a Google Maps ni al buscador de Google, sino que van directamente a TikTok o Instagram, y vamos, es algo que muchos de nosotros hacemos hoy en día; ciertamente Google está pasando a segundo lugar y eso, le está pensando a la marca. Algo indiscutible, que contribuye a esta tendencia es que las redes sociales ofrecen un algoritmo hecho a la medida y una narrativa en primera persona que engancha más a los usuarios, quienes además tienen la posibilidad de debatir la información. Este fenómeno pone en evidencia cómo las preferencias de los consumidores pueden transformar la relevancia de una plataforma.
Ahora Meta Platforms, la empresa matriz de Facebook, Instagram, WhatsApp, y otras, también se encuentra en una carrera por mantenerse al día en el ámbito de la IA. La imagen y reputación de Meta están en juego, y en el mundo digital, no actualizarse significa desaparecer. Sin embargo, su estrategia para entrenar a su IA, el modelo Llama 3, ha generado controversia, pues Meta ha anunciado una nueva política de privacidad que permitirá usar las fotos de los usuarios para alimentar su IA lo que, como era de esperarse, ha levantado preocupaciones sobre la privacidad y el control de los datos personales.
La alarma surgió cuando se descubrió que esta nueva política podría permitir que muchas fotos y datos privados terminen en manos de una IA, que podría crear imágenes con similitudes a personas reales e incluso venderlas a anunciantes. Situación que ha puesto al descubierto esa delgada línea entre lo público y lo privado en el entorno digital, pues no debemos olvidar que estar en redes sociales te convierte en una figura pública, y es esencial que los usuarios sean conscientes de lo que comparten y las posibles implicaciones, tanto por la audiencia a la que se dirigen como para el uso que se le da a esta información, sin importar su tipo. Por lo que, de momento, Meta se enfrenta no sólo a una carrera tecnológica en la que va detrás, sino también a un tema de reputación, nuevamente, por el uso de la información de sus usuarios.
Al final, la imagen pública de las empresas tecnológicas está más que nunca en el centro de la conversación. Para ellas, modernizarse es fundamental, pero este proceso debe ser gestionado con un delicado equilibrio entre innovación y respeto por la privacidad. Si bien, Google y Meta entienden que mantenerse a la vanguardia en inteligencia artificial es cuestión de innovación, también saben que se trata de un tema de supervivencia en un mercado que cambia rápidamente. Por eso esta batalla por la supremacía en el gremio es también una batalla por la imagen de la marca, y ciertamente las decisiones que tomen hoy las empresas tecnológicas definirán su posición en el mercado y cómo serán percibidas por el público en los años venideros.