TORONTO (AP) — Canadá y México anunciaron aranceles a productos estadounidenses en represalia a las medidas anunciadas por Estados Unidos, en un movimiento del presidente Donald Trump que ha llevado a empresas y consumidores de ambos países a preguntarse cómo les afectará la nueva guerra comercial.
Canadá ordenó inicialmente aranceles del 25% a las importaciones estadounidenses a partir del 4 de febrero, incluidas bebidas, cosméticos y productos de papel por un valor de 30.000 millones de dólares canadienses (unos 20.000 millones de dólares). El gobierno señaló que pronto anunciarán una segunda lista de productos, que incluye vehículos de pasajeros, camiones, productos de acero y aluminio, ciertas frutas y verduras, carne de res, de cerdo, productos lácteos y más. Se estima que esos productos tienen un valor por 125.000 millones de dólares canadienses (unos 85.000 millones de dólares).
Hasta ahora, México solo ha dicho que impondrá aranceles, sin mencionar ninguna tasa o producto.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau y la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum hablaron por teléfono el sábado después de que la administración Trump impuso aranceles generalizados —25% sobre bienes de Canadá y México, y 10% sobre importaciones de China— aunque todavía no hay indicaciones de que los dos países estén coordinando respuestas o vayan a realizar acciones concertadas en los próximos días.
La oficina de Trudeau señaló el domingo en un comunicado que Canadá y México acordaron “mejorar las fuertes relaciones bilaterales” entre sus países. Los funcionarios canadienses han tenido un diálogo extenso con sus homólogos mexicanos, pero un alto funcionario canadiense dijo que no llegaría tan lejos como para decir que las respuestas arancelarias fueron coordinadas.
“Ahora es el momento de elegir productos fabricados aquí mismo en Canadá”, publicó Trudeau el domingo en su cuenta de X. “Revisemos las etiquetas. Hagamos nuestra parte. Siempre que podamos, elijamos Canadá”.
Canadá es el mayor mercado de exportación para 36 estados estadounidenses, y México es el mayor socio comercial de Estados Unidos.
Canadá y México ordenaron los aranceles tarde el sábado a pesar de la amenaza adicional de Trump de aumentar los derechos cobrados si se imponen gravámenes de represalia sobre bienes estadounidenses.
A nivel local, algunas autoridades en provincias como Ontario, Columbia Británica y Nueva Escocia retirarán marcas de licor estadounidenses de los estantes de las tiendas gubernamentales. El primer ministro de Ontario, Doug Ford, dijo el domingo que cada año, la Junta de Control de Licores de Ontario (LCBO) vende casi 1.000 millones de dólares en vino, cerveza, espirituosos y seltzers estadounidenses.
“Ya no más”, declaró Ford en un comunicado. “A partir del martes, estamos retirando productos estadounidenses de los estantes de la LCBO”.
Y además de las respuestas oficiales, la gente ya está pensando en sus propias maneras de enfrentar la decisión de Trump, y una de las reacciones iniciales ha sido compartir en redes sociales listas con alternativas a productos estadounidenses.
Los canadienses sienten una innegable sensación de traición por parte de sus viejos aliados y amigos más cercanos. Trudeau recordó a los estadounidenses que las tropas canadienses lucharon junto a ellos en Afganistán y ayudaron a responder a innumerables crisis, desde incendios forestales en California hasta el huracán Katrina.
Los aficionados canadienses al hockey abuchearon el himno nacional estadounidense en dos juegos de la Liga Nacional de Hockey el sábado por la noche.
En México, el enfoque público oficial ante la amenaza arancelaria de Trump ha sido diferente, limitando las declaraciones públicas a decir que el gobierno estaba preparado para lo que viniera y que aseguraría que el país fuera respetado.
Recordando cómo en 2019 México al final pudo evitar la amenaza arancelaria de Trump añadiendo el control de la inmigración a las responsabilidades de su recién formada Guardia Nacional, México esperaba esquivar nuevamente los aranceles o al menos encontrar una manera de que se levantaran rápidamente.
Pero la acusación de alianzas criminales con la administración de Sheinbaum la impulsó a contraatacar y afirmar que era “terriblemente irresponsable” lo afirmado por la Casa Blanca y rechazó “cualquier intención injerencista en nuestro territorio”. Le recomendó a Estados Unidos resolver sus propios problemas con las drogas y las armas y a no meterse en los asuntos de México.
Poco después durante una concentración a las afueras de la capital mexicana, Sheinbaum admitió por primera vez que la medida arancelaria puede generar impactos en México y dijo que “si esto se mantiene pues las empresas que están aquí pueden llegar a valorar si se quedan aquí o se van a otro lado”, pero repitió que los Estados Unidos se están “dando un balazo en el pie” y sufrirán impactos internos por incrementos de precios.
“México no quiere confrontación”, expresó Sheinbaum al reiterar la propuesta para instalar una mesa de diálogo con las autoridades estadounidenses sobre problemas comunes, aunque dejó claro que “la soberanía no es negociable”. “Coordinación, sí; subordinación, no”, sostuvo.
La presidenta dijo que estaba a la espera de una respuesta de Trump a su propuesta de diálogo y que el lunes dará a conocer en su conferencia matutina las primeras medidas del “Plan B” que impondrá México.
En las calles, los mexicanos intentaban el domingo asimilar el anuncio, aunque algunos en la capital reconocieron que desconocían las medidas.
Desde un pequeño local de venta de café y bocadillos del centro, Carlos Barona, comerciante de 40 años, dijo que la decisión de Trump no le preocupa y que confía en las acciones que tomará la administración de Sheinbaum.
“Si sobrevivimos a la pandemia y a todo a su alrededor que conllevó, creo que a esto sobreviviremos”, dijo.
Sobre un potencial boicot a productos estadounidenses, Barona respondió entre risas que quizá algunas personas lo hagan, pero solo “para grabarse y hacer un video y hacerlo viral”.
“Siempre he estado en contra de lo que es Estados Unidos”, agregó. “Pero consumimos Coca (Cola). Al final de cuentas consumo ciertos productos que nos vienen de allá”.
Pero Miriam Tenorio, dueña de un puesto de frutas y verduras en un mercado público de la capital, dijo que estaba dispuesta a apoyar un boicot.
“Si los mexicanos decimos no Coca (Cola), no tragamos Coca”, dijo la mujer de 53 años.
En la ciudad fronteriza de Mexicali, al otro lado de Calexico, California, algunas personas estaban preocupadas.
El conductor Alejandro Acosta dice que cruza la frontera semanalmente en su camión para entregar verduras a empresas estadounidenses.
Acosta dijo que teme que la mayoría de las empresas estadounidenses que operan en el Valle de Mexicali ya no quieran operar en México y se muden a Estados Unidos.
“Si suben los impuestos también a las fábricas que hay aquí, puede ser que bajen los empleos”, dijo el conductor de 37 años.
Gabriela Siller, directora de análisis económico del grupo financiero mexicano Banco Base, dijo que de extenderse la aplicación de los aranceles más de un trimestre, la economía de México sufriría una “fuerte recesión” que desencadenaría en un aumento del desempleo, además de alza en los precios.
Según las estimaciones de los especialistas, la aplicación de un arancel del 25% podría ocasionar este año una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de México sobre 1,5%.
Siller afirmó que el impacto se sentirá primero en las exportaciones mexicanas, lo que ocasionará “una menor oferta de dólares que llega a México y por lo tanto subidas en el tipo de cambio”. Las ventas al exterior representan un 40% del PIB de México, de las cuales el 84% van hacia el mercado estadounidense.
La guerra comercial llega mientras Canadá entra en un ciclo electoral. El Partido Liberal de Trudeau anunciará un nuevo líder el 9 de marzo y se espera una elección primaveral.
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Las periodistas de AP, María Verza y Megan Janetsky, contribuyeron a esta nota desde Ciudad de México.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.