![](https://cdn.forbes.com.mx/2020/02/dinero-prestamo.jpg)
La incertidumbre sobre el futuro del comercio global se intensifica con la nueva ola de aranceles del gobierno de Estados Unidos, una estrategia que ya había tenido impacto significativo durante el primer mandato de Donald Trump. Estas tarifas no sólo provocarán una reconfiguración de las relaciones comerciales internacionales, también tendrán repercusiones directas en sectores clave como la industria automotriz, la tecnología y en materias primas y energéticos.
Los expertos de Janus Henderson Investors, una de las compañías globales de gestión de activos más grandes del mundo, evaluaron las implicaciones de esta nueva guerra comercial para los inversionistas. Detallaron que mientras que en 2018 la política arancelaria estadounidense se concentró en China y México, esta vez la estrategia parece extenderse a otras regiones, como Canadá, la Unión Europea y mercados emergentes como Colombia y Panamá.
«Más allá de afectar directamente a ciertos bienes y sectores, estos aranceles han sido utilizados como una herramienta de presión para negociar sobre temas no necesariamente relacionados con el comercio”, señaló el equipo de análisis de crédito de Janus Henderson, encabezado por Mike Talaga y James Maxwell, junto con la gerente de portafolios Celia Soares. “Y esperamos que las medidas puedan extenderse a más países como parte del enfoque más amplio».
Industria automotriz, entre las más afectadas
De acuerdo con los expertos de Janus, Uno de los sectores más expuestos en este contexto, es el automotriz, particularmente los tres grandes fabricantes estadounidenses: General Motors, Ford y Stellantis. Estas compañías de autos dependen de plantas en México y Canadá para abastecer el mercado estadounidense, condición que las coloca en una posición vulnerable ante la posibilidad de nuevos aranceles a esos países por parte de la administración estadounidense.
«En el corto plazo, es probable que los fabricantes absorban una parte del costo adicional, lo que reducirá sus márgenes antes de que puedan ajustar su estrategia de precios con los proveedores y clientes», indicó el equipo de Janus. «El problema es que relocalizar la producción a EE.UU. no es inmediato ni sencillo. Si bien hay capacidad disponible en ciertas fábricas, las que producen camionetas y SUVs de mayor margen ya operan a máxima capacidad”, explicó.
Este impacto también se sentirá en fabricantes europeos, particularmente BMW y Mercedes, con plantas en Estados Unidos. Algunas como Volkswagen, que opera una planta en México, podrían enfrentar mayores desafíos. Preocupa también la capacidad del consumidor para absorber costos adicionales. El precio de los vehículos en EE.UU. ya ha aumentado casi 30% desde la pandemia, y las tarifas tienen el potencial de elevar más de 3,000 dólares el precio promedio.
Tecnología: menos expuesto, pero con desafíos en hardware
Janus consideró que el sector tecnológico presenta un menor nivel de exposición a los aranceles, porque la producción de software no depende de activos físicos ni de las cadenas de suministro tradicionales. No obstante, en hardware, con fabricantes como Dell y HP, podría haber presiones: “Aunque los componentes clave se envían desde Asia-Pacífico, muchas compañías ensamblan en México para aprovechar menores costos laborales; las tarifas afectarían esa fase.
Materias primas y energía: el acero y el aluminio en la mira
Los expertos de Janus Henderson destacaron que el gobierno de Estados Unidos ha considerado cuidadosamente los precios en los mercados energético y de materias primas, como lo demuestra la reducción de aranceles a los recursos energéticos a 10%. Destacan que el acero y el aluminio están en el centro del debate, después de que el lunes fue firmado un decreto de aranceles de 25% adicionales a los ya existentes, que entrarían en vigor en un mes (12 de marzo).
Según Janus, las importaciones de acero de Estados Unidos desde Canadá y México representan cerca de 35% del total, mientras que 90% de las exportaciones de acero de EE.UU. tienen como destino estos países. Se trata de un escenario complejo en términos de equilibrio comercial. En el caso del aluminio, los aranceles pueden representar un reto aún mayor, debido a que el país es un importador neto y podrían encarecer los costos para sectores industriales clave.
Navegar en la incertidumbre
Finalmente, los expertos de Janus Henderson consideraron que la incertidumbre generada por la segunda fase de la guerra comercial pone en jaque a inversionistas y empresas en todo el mundo. El impacto de estas medidas no se limitará al comercio, sino que también afectará a los mercados financieros y a la confianza del consumidor. ”Es crucial que los inversionistas adopten estrategias dinámicas, priorizando empresas con capacidad para adaptarse a este entorno”.