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Ha regresado Gabriel Rufián y ha vuelto a dar muestras de su nivelito

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

El diputado de ERC, Gabriel Rufián, se ha reincorporado a su puesto de trabajo en el congreso, tras una licencia por paternidad, y esta mañana (miércoles 10), al minuto uno, ha vuelto a mostrar su cabreo contra Carles Puigdemont, quedando, nuevamente retratado, como explico a continuación.

Ayer, el president Carles Puigdemont confirmó que, tras las próximas elecciones, tiene la intención de asistir al debate de investidura, sea o no el candidato a investir; y que, si no consigue recuperar el cargo de president, dejará la política activa.

Pues bien, esta mañana, Gabriel Rufián (ERC) haciendo gala de su ‘talante’, en una sesión del congreso, ha lanzado un torpedo a la línea de flotación de Carles Puigdemont, diciéndole:

‘Unas elecciones en Catalunya van sobre lo que pasa en Catalunya y cómo se gobierna Catalunya, no sobre lo que le pasará a una persona; para esto ya hay las telenovelas y las series de Netflix o los culebrones de Antena 3’

Es la enésima vez que Rufián critica a Puigdemont desde el congreso de los diputados, mostrando, de ese modo su gran ‘valentía’, ya que Puigdemont no está en el congreso, ni en España.

En otra ocasión, asumiendo acríticamente los insultos de los unionistas españoles, Rufián comparó a Puigdemont y a Josep Lluís Alay, con el agente 007.

Que ERC discrepe de Junts y, especialmente, de Carles Puigdemont, cabe dentro de la lógica del ilógico embate entendido, exclusivamente, desde la perspectiva partidista y, obviando, los intereses generales de los independentistas catalanes.

Y para este fin, Gabriel Rufián, con su demostrada falta de rigor intelectual, y con su zafio discurso barriobajero, nos ha confirmado, de nuevo, que lleva las anteojeras, como las que ponen a los burros, mulas y caballos, para que no puedan ver lo que hay a su alrededor, y sólo vean el punto fijo que tienen delante.

Y, además de esas anteojeras, los burros, a veces, siguen una zanahoria atada delante, que, por mucho que avancen, nunca alcanzarán, como explica el síndrome del ‘burro y la zanahoria’, que, aplicado en los humanos, reduce su felicidad, a esa zanahoria personal.

Por eso, me parece interesante reproducir los siguientes poemas de Eugen Berthold Friedrich Brecht (Berthold Brecht, 1898 – 1956), y me encantaría que el mencionado Gabriel Rufián tuviera ocasión de leerlos (y recapacitar); pero, también se los recomiendo a su mentor y presidente de ERC, Oriol Junqueras, ya que a nadie se le escapa que Rufián cuenta con el total apoyo y conformidad de su jefe de filas:

‘El analfabeto político

El peor analfabeto es el analfabeto político.

No oye, no habla, ni participa en los acontecimientos políticos.

No sabe que el costo de la vida, el precio del pan, del pescado, de la harina, del alquiler, de los zapatos o las medicinas dependen de las decisiones políticas.

El analfabeto político es tan burro, que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política.

No sabe, el imbécil, que, de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos, que es el político trapacero, granuja, corrupto y servil de las empresas nacionales y multinacionales.

¿Quién hace la historia?

¿Quién construyó la Tebas de las 7 puertas?

En los libros constan los nombres de los reyes: ¿ellos arrastraron los bloques de piedra?

Y a Babilonia, tantas veces destruida, ¿quién la levantó otras tantas?

¿En qué casas de la Lima radiante de oro moraban los constructores?

¿A dónde fueron los picapedreros la noche en que se terminó la Muralla China?

La gran Roma está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los levantó? ¿Sobre quién triunfaron los Césares?

La tan cantada Bizancio, ¿sólo tenía palacios para sus habitantes?

Incluso en la legendaria Alejandría, en la noche en que el mar se la tragó, los que se ahogaban gritaron por sus esclavos.

El joven Alejandro conquistó India, ¿el solo?

César venció a los francos: ¿no llevaba consigo por lo menos un cocinero?

Felipe de España lloró cuando su armada naufragó, ¿nadie más lloró?

Federico II venció la Guerra de los Siete Años, ¿quién venció además de él?

Una victoria en cada página, ¿quién cocinaba en los banquetes de la victoria?

Un gran hombre cada diez años, ¿quién pagaba los gastos?

Tantos relatos. Tantas preguntas.

También les podría ser útil la lectura de otras piezas de Brecht, como:

‘La resistible ascensión de Arturo Ui’ (1941), que relata el ascenso al poder de Arturo Ui, un mafioso ficticio de Chicago, y sus intentos de controlar el negocio de la protección mediante la extorsión de la venta de coliflores, a través de la eliminación despiadada de toda la oposición.

O, ‘El alma buena de Sezuán o La buena persona de Sezuán’ (1943), que tiene, como tema principal, la incapacidad de ejercer la bondad en un mundo que gira en torno al dinero.

Pero es evidente que Rufián no tiene tiempo ni interés por leer estas obras, pues él se mueve mejor limitándose a las redes sociales, y así nos va.

Por eso, los independentistas de base debemos picar mucha piedra, como aconseja Brecht:

‘Hay hombres que luchan un día, y son buenos.

Hay otros que luchan un año, y son mejores.

Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.

Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.’

y debemos picar piedra durante toda nuestra vida, pues tenemos que contrarrestar a infinitos personajes clónicos a Gabriel Rufián; y a otros, más leídos, como Oriol Junqueras, pero que padecen el suplicio de Tántalo, ya que tienden a desperdiciar su capital político en empresas que sólo sirven a sus ambiciones de poder, es decir, personas bajo la paradoja de la abundancia y la desmesura de poder y soberbia, que intentan alcanzar metas que les son cada vez más lejanas.