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Hacer de la necesidad virtud

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

La frase que he tomado como título del presente escrito, la he tomado del discurso realizado ayer, día 28, por Pedro Sánchez, en el comité federal de su partido (unos 300 miembros), para explicar su apoyo a una ley de amnistía de los independentistas catalanes inculpados; siendo fervientemente aplaudido de forma mayoritaria, si bien con notables disidencias, como Emiliano García-Page y Odón Elorza. Asimismo, Sánchez propuso realizar una consulta entre los militantes del PSOE, para votar la formación de un gobierno con Sumar y lograr el apoyo de otras formaciones políticas.

En ese discurso, Pedro Sánchez dijo:

‘Catalunya está lista para el reencuentro total. Los representantes de más del 80% de los catalanes respaldan esta medida. Y, por esas mismas razones, en el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Catalunya por los hechos acaecidos en la ´década pasada’.

También reconoció que esta medida de gracia no figuraba en sus planes. Pero eso cambió con el resultado de las elecciones generales del 23-J. ‘Siempre supimos que debíamos proseguir por el camino del reencuentro y que eso implicaría medidas adicionales de gracia. Así lo defendí con los indultos, dije que eran un primer paso y que harían falta más. No las planteábamos para ahora, pero sabíamos que la superación definitiva del conflicto requeriría otras medidas de gracia en el futuro, porque no se podía dejar esa herida abierta indefinidamente. Es cierto, no era nuestro plan para este tiempo, pero uno no siempre en política como en la vida puede elegir los momentos en los que se realizan sus planes.

El coraje también se manifiesta a veces haciendo realidad un dicho español: ‘que hay que hacer de la necesidad virtud’ (…) Esta medida es una condición para que pueda haber un Gobierno de progreso y para evitar un Gobierno de la derecha y la ultraderecha.

(…) De ese modo se conseguirá cerrar definitivamente la fractura política vivida en Catalunya. Debemos superar todos los episodios que en épocas pasadas nos dividieron y fracturaron nuestras sociedades, dejar atrás la fractura en el llamado ‘procés’ en 2017 (…) el encaje de la amnistía será plenamente constitucional (…) La amnistía no es un fin en sí mismo ni el fin del camino. Sé que es un paso discutible y entiendo a quienes desde el dolor por los recuerdos del 2017 sientan ese desgarro. Me hago cargo de ello, pero nuestra responsabilidad como políticos es dar ese paso, porque no podemos permitir que el pasado nos cierre las puertas del futuro. Por eso pido vuestro apoyo y confianza por darlo. Porque estoy convencido de que merecerá la pena, y porque no lo vamos a dar en solitario. Tengo la certeza de que va a contribuir a la normalización total en Catalunya. Si hay un deseo unánime, o mayoritario, es de convivir. Este es el deseo que inspira este paso, y este es el momento’.

Este discurso sería ético y moral, si fuera honesto y no lo es. Pedro Sánchez parece que se ha olvidado que él y su partido apoyaron fervientemente la aplicación del 155 por parte de Mariano Rajoy (PP), y hasta en la campaña del 23-J pasado, había expresado que ‘traería al ‘fugado’ Puigdemont para ser juzgado en España (…) y que si Puigdemont, en el 2017 era un problema, ahora era una mera anécdota y que su palabra y peticiones valen tanto como el propio Puigdemont, nada’.

¿Cómo puede ser que Pedro Sánchez atienda el sentir mayoritario (80%) a favor de la amnistía, y desoiga ese mismo sentir y porcentaje sobre el derecho a decidir?

¿Cómo puede pensar que la amnistía cerrará la herida de reprimir una votación legal, y nos hará olvidar nuestro deseo independentista?

Asimismo, sus subordinados papagayos, como Salvador Illa (PSC/PSOE), el día después de las mencionadas elecciones del 23-J, dijo:

‘Realismo, esta es la receta que pide que se aplique en las difíciles negociaciones, y rechazó de forma tajante el referéndum y la amnistía que reclama Junts, dos peticiones que considera que están fuera del marco legal español y que supone dividir a los catalanes. Es momento de unir, los resultados electorales son claros y rotundos, como muestra la rotunda victoria de los socialistas catalanes frente al independentismo.

Negociaciones las habrá, pero dentro del margen de lo que todas las partes saben que es posible’

Y ayer, el polichinela Salvador Illa comentó:

‘La amnistía es un sí a la convivencia, el reencuentro, a la generosidad sin ingenuidad y un sí a la Constitución española. Una medida excepcional para recuperar la plena normalidad política en Catalunya y en España. Y la mejor garantía de que no se reactive el procés es que Pedro Sánchez siga siendo presidente del Gobierno’.

¿Cómo puede ser que hace unos meses la amnistía dividiera a los catalanes, y ahora comporte el reencuentro? Parece que Illa, licenciado en filosofía, debió ausentarse los días que explicaban la lógica.

Según el diccionario de la RAE, se entiende por ‘necesidad’, en sus dos primeras acepciones:

  • El impulso irresistible que hace que las causas obren infaliblemente en cierto sentido.
  • Aquello a los cual es imposible sustraerse, faltar o resistir.

y, por la locución verbal: ‘hacer de la necesidad virtud’:

  • Afectar que se ejecuta de buena gana y voluntariamente lo que por precisión se había de hacer.
  • Tolerar con ánimo constante y conforme lo que no se puede evitar.

Y esa frase de Pedro Sánchez (hacer de la necesidad virtud), obviamente, muestra su vulnerabilidad ante la inminente sentencia del TJUE (y, así, evitar el descalabro que puede comportar a la INjusticia española), pero, básicamente, por la necesidad de garantizar su continuidad en la presidencia del gobierno.

Y, asimismo, eso demuestra, de forma clara, que Pedro Sánchez no tiene principios. pues, como bien le dice Alberto Núñez Feijóo (PP), no persigue la convivencia, si no que defiende su conveniencia.

Desde la perspectiva del independentismo catalán, efectivamente, hay posiciones encontradas, unos a favor de la amnistía ahora, y otros que preferimos esperar la sentencia del TJUE; sentencia que, como muchas, comporta el riesgo de que diga blanco y negro a la vez, y todas las partes puedan hacer lecturas interesadas a favor y en contra.

Por eso es difícil llegar a un acuerdo entre los más pragmáticos y los posibilistas. Máxime si en las negociaciones se consiguen mejoras económicas, como la transferencia de los trenes de cercanías, superar la infrafinanciación, etc.

Pero todos los independentistas vemos que, efectivamente, con esa amnistía se cumpla el deseo húmedo de Pedro Sánchez, es decir, acabar de desmovilizarnos bajo su falsa premisa de ‘mejorar la convivencia’, cuando aquí hay tanta división como en todas las otras comunidades y en todos los estados, polarizados entre los diferentes partidos políticos. Pero eso no comporta una crisis de convivencia. Eso denota que la sociedad es múltiple, variada.

Y, en concreto, en Catalunya, la confrontación entre los unionistas españoles y los independentistas catalanes, fue provocada y alentada por el propio Felipe VI, en su discurso potenciando el ‘a por ellos’, que somos nosotros. Y ese grito fue la cerilla que encendió el bosque de la represión, de los insultos y del maltrato, pues, acto seguido todos los poderes (judicial, militar, policial, económico, financiero, mediático, etc.) nos cayeron y siguen cayendo sobre nosotros, aplicándonos todas las plagas de Egipto.

Por todo ello, los independentistas catalanes debemos recordar la siguiente fábula:

La rana y el escorpión

El escorpión le pidió a la rana que lo cargara para cruzar el río y trató de disuadir los temores de la rana a su picadura, argumentando que, en tal caso, ambos se ahogarían, por lo que finalmente, la rana accedió,

Pero, en plena travesía al escorpión le venció su instinto y picó a la rana. Y ambos perecieron’

es decir, debemos desconfiar del escorpión (estado español), pues hemos comprobado que todos sus poderes prefieren ‘morir matando’, y seguir aplicando su represión, a pesar de que nos vena derrotados (que no lo estamos).

Por eso, los independentistas catalanes debemos asumir la frase de Pedro Sánchez, de hacer de la necesidad virtud, valorando la solidaridad y obviando los intereses de los diferentes partidos.

Me parece interesante la lectura de los siguientes párrafos:

‘Es un fraude. No puede hablarse con sentido de lo políticamente incorrecto porque no existe. La etiqueta es temporal, papel para envolver pescado. Todo lo que el ser humano formula quiere ser respetable, y si se viste de incorrección es simplemente para adornarse con las plumas de la avanzadilla, el riesgo y el modo de vida.

(…)

No relativizo. Hay buenas y malas ideas, ideas inteligentes y torpes, ideas que hacen daño y otras que curan. Lo que no existe es un reservorio de pensamientos incorrectos, al alcance de unos pocos marcados por la capacidad de advertir las trivialidades de los demás.

Todos usamos ese truco alguna vez. Incluimos a los que no piensan como nosotros en la masa de los idiotas convencidos, para ganar adeptos y formar nuestra propia tribu. La corrección política es la marca de la tribu del otro lado del río. Es una estrategia defensiva, sectaria, a la espera de tiempos mejores.

No hay forma de superar el pensamiento grupal. Ni siquiera la crítica negativa, la única que debe mantenerse contra viento y marea, lo permite. ¿Y tú que harías? Te pregunta el criticado y no puedes estar demasiado tiempo diciendo ‘nada’.

Esto que he escrito también es un fraude. Y si sonríe mientras piensa ‘me había dado cuenta y soy uno de los nuestros’ es que no de ha dado cuenta de verdad’.

(www.jotdown.es)

Efectivamente, todos sabemos que hay ideas políticas incorrectas, como el esclavismo, la pena de muerte, etc.; pero, es cierto que son etiquetas temporales, ya que en siglos atrás, y con el entorno social de su momento, hasta la esclavitud era legal y estaba bien vista.

Pero me parece adecuado el mantener la crítica negativa, contra viento y marea, y ser consecuente, activo, para superar el pensamiento grupal, cuadriculado y limitante que nos quieren seguir imponiendo..

El filósofo chino Chang Yu, aconsejó: ‘un soberano no puede poner en pie un ejército en un arrebato de ira, ni un general debe luchar sobrecogido por el resentimiento (…) Un jefe que pretender ordenar y mandar cegado por la ira o el resentimiento que se encuentra en el origen de sus acciones, envenenará cualquier curso de acción tomada’.

Y los independentistas catalanes sabemos que Felipe VI y todo el estado español, así como la mayoría de los unionistas españoles, actuaron y siguen actuando cegados por su ira, aunque ahora, por ‘necesidad’ acepten la amnistía.

‘El poder, por muy legítimo que sea, en cualquier ámbito: familiar, profesional, político, ejercido con ira, jamás será plenamente comprendido ni aceptado., pues la autoridad se resquebrajará y perderá la legitimidad adquirida. El respeto mutuo es esencial en cualquier relación. Si el poder se ejerce de manera descompensada, y nada produce más descomposición que la ira, el despotismo ocupa el lugar de la legitimidad y la autoridad deja de ser reconocida.

(…) El filósofo francés Michel Onfray nos recuerda en ‘Sabiduría (saber vivir al pie de un volcán)’ una anécdota atribuida a Epicteto, verdadera o no, poco importa: En una ocasión el amo del filósofo estoico estaba enfadado con él, y como los amos tenían dominio absoluto sobre el cuerpo del esclavo, se dedicó a torcerle la pierna. Epicteto, calmado y sonriente le advirtió: la vas a romper. Y, claro, tanto fue el cántaro a la fuente, que el amo terminó por retorcer la pierna hasta fracturarla, a lo que nuestro estoico esclavo y filósofo apostilló: ya te decía tyo que la ibas a romper’

(https://www.elindependientedegranada.es)

Para finalizar el presente escrito, y siguiendo el hilo de estos pensamientos, está claro que no podemos fiarnos del escorpión Pedro Sánchez ni del conjunto del estado español, pues sabemos que su naturaleza, su instinto, es picar; y la posible amnistía (de la que desconocemos los límites y líneas rojas que incorporará), sabemos que podrá ser revertida por el tribunal constitucional, así como las posibles mejoras económicas, incluida la transferencia de los trenes de cercanías, podrán ser revertidas por los gobiernos futuros. O, pero todavía, no llegarse a materializar, pues una vez investido Pedro Sánchez, encontrará mil excusas para no implantarlas.

Y, ante esta situación, los independentistas no podemos actuar como el filósofo estoico mencionada, Epictetus (50 – 138), limitándonos a avisar que nos romperán la pierna, hasta que nos la rompan.

El 1 de octubre del 2017 votamos independencia, y no podemos contentarnos con hacer borrón y cuenta nueva, y olvidarnos de nuestro verdadero interés, que es lo que pretende el trilero Pedro Sánchez: anestesiarnos con su ‘convivencia’.