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Hasta el moño de tanto galimatías

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Todo es más de lo mismo, un ataque sistemático a la diferencia catalana. Ayer tuvimos un nuevo ejemplo con la concesión del premio princesa de Asturias de las letras 2025, al escritor barcelonés Eduardo Mendoza, y el argumento dado fue, por ‘su voluntad de innovación y su capacidad de llegar a un público muy amplio’. Yo creo que si ese es el objetivo, que lo den a un escritor del mandarín, y punto final, como intento exponer a continuación.

Según la web de la Fundación de ese premio (creado en 1981), está ‘destinado a la labor de cultivo y perfeccionamiento de la creación literaria en todos sus géneros’.

Y desde su creación, los condecorados han sido:

José Hierro (1981), Gonzalo Torrente Ballester y Miguel Delibes (1982), Juan Rulfo (1983), Pablo García Baena (1984), Angel González (1985), Mario Vargas Llosa y Rafael Lapesa (1986), Camilo José Cela (1987), Carmen Martín Gaite y José Ángel Valiente (1988), Ricardo Gullón (1989), Arturo Uslar Pietri (1990), Pueblo de Puerto Rico (1991), Francisco Nieva (1992), Claudio Rodríguez (1993), Carlos Fuentes (1994), Carlos Bousoño (1995), Francisco Umbral (1996), Álvaro Mutis (1997), Francisco Ayala (1998), Günter Grass (1999), Augusto Monterroso (2000), Doris Lessing (2001), Arthur Miller (2002), Fátima Mernissdi y Susan Sontang (2003), Claudio Magris (2004), Nélida Piñón (2005), Paul Auster (2006), Amos Oz (2007), Margaret Atwood (2008), Ismail Kadare (2009), Amin Maalouf (2010), Leonard Cohen (2011), Philip Roth (2012), Antonio Muñoz Molina (2013), John Banville (2014), Leonardo Padura (2015), Richard Ford (2016), Adam Zagajewski (2017), Fred Vargas (2018), Siri Hustvedt (2019), Anne Carson (2020), Emmanuel Carrère (2021), Juan Mayorga (2022), Haruki Murakami (2023), Ana Blandiana (2024), Eduardo Mendoza (2025).

Es decir, de todos los galardonados, 18 son españoles, y entre éstos, un único catalán, Eduardo Mendoza.

Y, es preciso destacar que, en el área del deporte, encontramos los siguientes catalanes: Juan Antonio Samaranch (1988), Sito Pons (1990), Arantxa Sánchez Vicario (1998), Xavi Hernández (2012), Manel Estiarte (2001), Pau y Marc Gasol (2015). En el área de Humanidades: José Ferrater Mora (1985). Y en ciencias sociales: Román Perpiñá Grau (1981). En arte: (Antoni Tàpies (1990), Victoria de los Ángeles Teresa Berganza, Montserrat Caballé y José Carreras (1991), Alicia de Larrocha (1994), Miquel Barceló (2003), Núria Espert (2016), María Pagés (2022), Joan Manuel Serrat (2024). En el área de las ciencias: Manuel Ballester Boix (1982), Luis Santaló (1983), Manuel Cardona (1988), Valentín Fuster (1996), Joan Massagué (2004). En el área de cooperación internacional, ningún catalán. Y, finalmente, en el área de la concordia: Vicente Ferrer (1998).

Me parece ‘curiosa’, por decirlo suave, la escasa representación de autores o deportistas catalanes; pero, centrándome en el área de las letras, como he reflejado, la situación es más grave, ya que no hay ningún autor representante de las lenguas cooficiales: catalán, gallego y euskera; pues, los que figuran, son por su labor en castellano. Y aquí llego al premio de Eduardo Mendoza Garriga, un barcelonés, nacido el 1943, que tiene toda su obra en castellano (por la que recibió el Premio Cervantes en 2016).

Efectivamente, Mendoza es un gran autor, que merece todo tipo de reconocimientos, como los restantes premiados. Ahora bien, sistemáticamente, no premiar a escritores en lengua catalana (ni gallega ni vasca), me parece una clara ofensa, máxime si piensan (como piensan) que con ese premio a Mendoza ya está cubierta la ‘cuota’ catalana.

En diferentes escritos ya me he referido a la diferenciación, que para mi es clara: los escritores catalanes que escriben en castellano, son catalanes, obviamente, pero no son representantes de la literatura catalana, lo son de la castellanizada ‘española’, como Enrique Vila-Matas, Juan Marsé, Javier Cercas, Ana María Matute, Carlos Ruiz Zafón, los hermanos Goytisolo, etc. 

Y precisamente, el área de las letras es el máximo representante de las respectivas lenguas. En otras áreas no se da esa comunión, más que simbólica, real, entre la obra (artística, deportiva, etc.), pero en las letras esa comunión es directa, por eso me parece clara y evidente la discriminación de nuestra lengua (y de las otras dos cooficiales). 

Y ver que, en tantos años, la institución de ese premio, como los otros oficiales españoles, no han considerado merecedores de esas distinciones a autores catalanes en catalán, es una evidente represión, pues refleja una discriminación ideológica propia de los estados colonizadores. Y esa política es una clara muestra de la españolización aplicada, sin anestesia. Esa es la pacificación de la que, impúdicamente, hacen gala. Sólo hace falta ver el titular de esa noticia de ayer: ‘El catalán Eduardo Mendoza Premio Princesa de Asturias’ (https://www.telemadrid.es), cuando, en cualquier otra ocasión, le hubieran dicho ‘el español’, pero ese es el celofán del engaño.

Un autor que, en la entrevista en el Ara de hoy (15/05), efectuada por Laura Serra y Antoni Ribas Tur, titulada ‘Premio a un ‘proveedor’ de felicidad: Eduardo Mendoza recibe el Princesa de Asturias como un exponente de la narrativa culta y popular’, entre otras cosas, hace referencia a su obra titulada ‘¿Qué está pasando en Catalunya?, escrita desde Londres, en pleno procés, y dice: ‘decidí escribir esto para exponer lo que yo pensaba que eran las cosas desde una perspectiva general. Lo único que quiero es que haya concordia, buena voluntad, corridas de toros, vino, fiesta y fútbol. El resto no me importa nada’. 

Un pensamiento e interés particular y respetable, pero, a mi modo de ver, alejado del sentir generalizado; pues refleja, en síntesis, el ‘pan y circo’. Y que diga que no le importa nada más que lo que detalla, realmente es penoso. Por eso, es preferible que se siga centrando en sus narraciones fantasiosas, y viva en su torre de oro, pero que no dé lecciones políticas ni morales.

La excusa de ‘la capacidad de llegar a un público más amplio’ es una burda farsa, como lo es que ‘goza de un extenso reconocimiento internacional’. La realidad es la que es, y no disimulan en absoluto, pues, según la web de esta institución, los 148 discursos de los premiados han sido efectuados en 14 idiomas: 66 ocasiones en castellano, 47 en inglés, pero, también, 1 en albanés, 1 en checo, 1 en ladino, 1 en rumano, etc.

Como tampoco disimulan respecto a la discriminación femenina, ya que, según esa misma web, en conjunto, han sido galardonados 286 hombres frente a 69 mujeres.

Me parece evidente que todos los premios son expresión, el reflejo, del poder; y ese poder se traduce en estrategias más o menos inconfesas, pero explícitas, como nos explica hoy la editorial de Vilaweb, esta vez, excepcionalmente, escrita por Assumpció Maresma Matas, despidiéndose, tras 30 años, como editora de ese medio, si bien continuará como accionista (es preciso recordar que es la pareja del director Vicent Partal, y madre de la que ahora será la editora, Txell, hija de ambos y actual directora de contenidos); pues bien, entre otras cosas recuerda que:

‘(…) hace años, en un despacho del Palau de la Generalitat, le pidieron que el diario se hiciera también en castellano, que el govern ya lo pagaría como ha pagado durante tantos años a otros diarios, pues así nos entenderían mejor en España. Increíble ¿verdad? Pero es cierto. Como también lo es que el Ayuntamiento de Barcelona pidiera dos años de cárcel para Vicent Partal, por haber denunciado las partes oscuras del caso Vilaró, o que, constantemente, los jefes de comunicación nos nieguen entrevistas, una especie de chantaje (…)’

En realidad, todo me parece un verdadero galimatías, una función con actores especialistas en trabalenguas, para marear la perdiz, como lo es llamar ‘pacto nacional’ el acuerdo, entre unos pocos, para la defensa y promoción de la lengua catalana. Sobre el particular, me pareció genial la editorial de Partal de ayer, explicando un análisis fotográfico, siguiendo las tesis del sovietólogo Seweryn Bialer, una metodología adecuada para entender la evolución de los responsables soviéticos; y, en ese sentido, Partal resaltó la ausencia de Xavier Antich (Òmniun) y Óscar Escuder (Plataforma per la Llengua), en el acto de la firma de ayer. 

Es decir, un pacto vestido de ‘nacional’, firmado por parte, y sin la presencia de los máximos responsables de las dos plataformas cívicas. Todo un teatro lampedusiano: ‘si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie’ (Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896 – 1957), en la novela ‘El gatopardo’).  

Y dada esta situación tan embrollada, me parece un buen final tragicómico, reproducir un poema anónimo, una poesía-trabalenguas, del siglo XVII, de origen catalán, recopilada por varios estudiosos, entre ellos, Josep Verdú i Feliu (1852 – 1885). Este poema lo leyó ayer un compañero, en la jornada literaria de nuestra manifestación en la avenida Meridiana.

Un loro, un moro, un mico y un señor de Puerto Rico

Un señor de Puerto Rico

colgó en su balcón un loro,

de rica pluma y buen pico,

un loro que era un tesoro

y a su amo costó un pico.

Un vecino suyo, moro

de Tetuán recibió un mico.

Y a este mico, lo ató el moro

en su balcón ante el loro,

que así quedó frente al mico.

Tanto y tanto charla el loro,

Que un día se enfada el mico,

Y con la furia de un toro

Lo embiste; se esconde el loro,

Rompe la cadena el mico,

Salta a la jaula del loro,

Sale el loro, pica al mico,

Chilla el mico, grita el loro.

Se asoman, al ruido, el moro

Y el señor de Puerto Rico.

¿Por qué no encierra a su loro?

¿por qué no ata bien a su mico?

exclaman los dos, a coro.

y una le echa mano al loro

y el otro tira del mico.

Cae el mico sobre el loro,

el loro le clava el pico,

los dientes rechinan del mico

y, asustado, muerde al loro

y al señor de Puerto Rico.

Este reniega del loro

y jura matar al mico,

mientras furibundo, el moro,

provoca al amo del loro

y embiste al loro y al mico.

Hacia arriba vuela el loro,

se escurre hacia abajo el mico,

y, faltando al decoro,

caen, agarrados, el moro

y el señor de Puerto Rico.

¡Ay, moro, si pierdo al loro!,

exclama el de Puerto Rico,

y airado replica el moro:

¡Pagará caro tu loro,

cristiano, si pierdo el mico!

Les imita arriba, el loro,

muecas hace, abajo, el mico,

y no se sabe si el moro

es quien habla, o si es el loro,

o el señor de Puerto Rico.

Crece el trajín: vuela el loro,

y va a caer sobre el mico …

furioso el de Puerto Rico

viendo en peligro su loro

quiere ahora matar al mico.

Le da un empujón al moro;

le dispara un tiro al mico,

yerra el tiro y marta al loro;

se desmaya; ríe el moro,

y corre en busca del mico.

Risueño regresa el moro

con el loro y con el mico:

riendo del de Puerto Rico

le envía, muerto, al loro 

y una carta con el mico.

Dice: Seis onzas de oro

por atentar contra el mico

a un cristiano reclama el moro;

guarde disecado el loro;

… pero págueme ese pico.

Viendo esto el amo del loro

se lanza furioso al mico;

mata al mico, mata al moro …

muertos moro, mico y loro

se embarca … y a Puerto Rico.