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Hasta el moño de todo

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Desde la emisión de la carta que Pedro Sánchez (PSOE) dirigió a toda la ciudadanía el pasado día 24, comunicando que ‘cancelaré mi agenda pública unos días para reflexionar y decidir qué camino tomar. El próximo lunes, 29 de abril, compareceré ante los medios de comunicación, y daré a conocer mi decisión’, él se ha convertido en el centro de atención de todos los medios de comunicación y, también, de todos los mensajes de los distintos partidos políticos. El resultado directo inmediato ha sido la españolización del inicio de la campaña electoral catalana. Y sobre este aspecto, centro el presente escrito.

Pedro Sánchez, argumentó que:

‘(…) la situación que vive nuestro querido país: una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que no toleran la realidad en España, que no aceptan el veredicto de las urnas, y que están dispuestos a esparcir fango con tal de: primero, tapar sus palmarios escándalos de corrupción y su inacción ante los mismos; segundo, esconder su total ausencia de proyecto político más allá del insulto y la desinformación; y tercero, valerse de todos los medios a su alcance para destruir personal y políticamente al adversario político. Se trata de una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que se extiende a lo largo y ancho de las principales democracias occidentales, y a las que, le garantizo, responderé siempre desde la razón, la verdad y la educación.

Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día si y día también (…)’

Es preciso señalar que Pedro Sánchez Pérez-Castejón (n. 1972) es un veterano de la vida política, a la que ha dedicado toda su carrera, pues:

Con 26 años trabajó como asesor en el Parlamento Europeo; en 2003 formó parte de la candidatura del PSOE en las elecciones municipales de Madrid, pero, como iba de número 23, no consiguió el acta de regidor (el PSOE consiguió 21 regidores), no obstante, un año más tarde, tras la renuncia de dos compañeros, el 31 de mayo del 2004, accedió como regidor al ayuntamiento de Madrid, hasta setiembre del 2009, que accedió a ser diputado en el congreso, hasta la actualidad (salvo el período entre setiembre del 2011, que fue colocado en la posición onceava en la candidatura y volvió a quedar fuera del congreso, pues el PSOE obtuvo únicamente 10 escaños por Madrid, volviendo al congreso en enero del 2013, por la renuncia de otros compañeros.

En julio del 2014 fue elegido secretario general del PSOE. A principios del 2016 fracasó en su intento de ser investido presidente del gobierno; bajo su mandato, el PSOE obtuvo los peores resultados de su historia en la mayoría de comicios celebrados: generales, autonómicas y municipales, y, debido a las presiones internas, Pedro Sánchez presentó la dimisión del secretariado del partido, hasta que, en las primarias de mayo del 2017, se impuso y recuperó el dicho cargo.

El 31 de mayo del 2018, tras la sentencia del caso Gürtel del PP, el PSOE presentó una moción de censura a Mariano Rajoy, y Pedro Sánchez accedió a la presidencia del gobierno.

(fuente: Wikipedia)

Es decir, que la carrera política de Pedro Sánchez, contando desde ese 2004, hasta la actualidad, en total, 20 años, ha vivido diferentes legislaturas:

  • la VIII legislatura (abril 2004 a abril del 2008) y la IX legislatura (abril 2008 a diciembre del 2011), presididas por José Luís Rodríguez Zapatero (PSOE),
  • la X legislatura (diciembre 2011 a diciembre 2015), y la XI legislatura (con Rajoy en funciones, al no poder formar gobierno, duró hasta julio del 2016), presididas por Mariano Rajoy Brey (PP),
  • la XII legislatura (se inició en julio 2016, con Rajoy en funciones hasta noviembre del 2016, formalizándose el gobierno en ese momento, hasta junio del 2018); y, en ese mes, Pedro Sánchez accedió a la presidencia del gobierno, tras vencer en una moción de censura a Rajoy, hasta mayo del 2019)
  • la XIII legislatura, iniciada en mayo del 2019, Pedro Sánchez ejerció en funciones hasta el final de la legislatura, en enero del 2020), la XIV legislatura (enero del 2020 a noviembre del 2023) y la XV legislatura (noviembre del 2023 hasta la actualidad) presididas por Pedro Sánchez.

(fuente: https://www.lamoncloa.gob.es)

Este detallado repaso al currículo de Pedro Sánchez me parece que puede demostrar, ampliamente, que ha vivido circunstancias de toda índole, es decir, que está curtido tanto a las críticas externas, como a las internas de su propio partido, el PSOE, que son las más dolorosas.

Pero, como comenté en mi escrito de ayer, los límites psicofísicos de cada persona, sólo los conoce y experimenta uno mismo, pues es muy diferente la percepción de la realidad, de la realidad, de la apariencia y de la imagen. Así que, en principio, es preciso otorgar a la mencionada carta de Pedro Sánchez, el principio de la sinceridad, como debe prevalecer el principio de la inocencia.

Ahora bien, también es preciso tomar todas las prevenciones precisas, pues, si realmente quiere reflexionar, podría hacerlo, sin publicitarlo. Y si efectivamente se plantea la dimisión, tras esa reflexión, debería haber dimitido, como hizo la primera ministra de Nueva Zelanda, la laborista Jacinda Ardern, de 42 años, que, tras casi 6 años ‘desafiantes’ en el cargo, en febrero del 2023, alegó que ‘ya no tengo la energía, ya no tengo suficiente gasolina en el tanque, para presentarme a la reelección de octubre de ese año (…) soy humana, los políticos somos humanos, y los años de gobierno me han pasado factura y no me veo con fuerzas para seguir (…) Espero dejar a los neozelandeses con la convicción de que se puede ser amable pero fuerte, empático pero decidido, optimista pero centrado…de que puedes ser tu propio tipo de líder, uno que sabe cuándo ha llegado el momento de irse’.

(https://www.bbc.com)

Esa actitud de Jacinda Ardern me parece más ética, que la tomada por Pedro Sánchez, que, ante la presión de la derecha y ultraderecha, nos dice que:

‘(…) le garantizo, responderé siempre desde la razón, la verdad y la educación’ y ‘la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día si y día también (…)’. 

Es decir, que Sánchez no se replantea ni cuestiona sus fuerzas, si no que se plantea si vale la pena soportar las críticas personales, y que antepone sus problemas particulares sobre los generales. Y eso es grave, máxime considerando la falta de empatía, pues llegar a decir que ‘Este ataque no tiene precedentes’, es olvidar la persecución que él y su partido han efectuado y colaborado (por activa y por pasiva) contra los independentistas catalanes.

Es humano que todos presentemos nuestras debilidades, pero, tal como lo ha planteado Pedro Sánchez, más bien parece que es quedarse a los pies de los caballos del lawfare y del mediafare, es decir, rendirse en la guerra legal (judicial) y mediática.

Y en este contexto en el que estamos, si predominase la ética y la decencia, y siguiendo el ‘juego’ fijado por Pedro Sánchez, me parece evidente que los primeros que deberían respetar esos 5 días de reflexión, son los ministros y miembros de su propio partido. Pero vemos que no es así, ya que todos, y todos son todos, han salido desbocados, en estampida, planteando un plebiscito en favor de su líder, para que no abandone el gobierno, que siga, que haga un ‘Xavi Hernández (entrenador del FC Barcelona) ya que ‘España necesita las medidas progresistas que está llevando a cabo’, cuando, en realidad, lo que expresan es que ellos necesitan seguir en sus puestos de trabajo con sus prebendas.

Así vemos que, en todos los medios y, en especial, en el principio de la campaña catalana, los dirigentes están planteando sus discursos de forma plebiscitaria, como he dicho, que, atendiendo al significado etimológico del término ‘plebiscitum’, que el pueblo (la plebe) decida (de scitum).

Es decir, que están provocando la ola de aclamaciones que le hagan inclinar la balanza y decida seguir en el cargo. Y, evidentemente, eso es tocar la fibra más débil de todo narcisista, que requiere un constante canto a sus supuestas bondades y excelencias. Y si eso da resultado, demostrará, claramente, varias cosas: que las dudas de Pedro Sánchez no son sinceras, que los intereses de su partido son espurios (bastardos, falsos, fingidos), que el partido no tiene figuras alternativas, y que no tienen la voluntad ni las ideas para combatir el lawfare y el mediafare.

Está claro que llevan muchos años en el gobierno, y no han tomado ninguna medida al respecto, más bien han seguido con las leyes represivas y regresivas, como la ley mordaza, que se limitaron a maquillar, y tampoco han efectuado ningún tipo de reestructuración en los cuerpos policiales, no han disuelto la audiencia nacional, no han purgado a jueces politizados, etc.

Pero todo esto les es igual, ahora sólo les vale ‘salvar al soldado Pedro’, por la cuenta que les trae.

David Miró, en su artículo titulado ‘Una crisis personal que es política, y al revés’ (Ara de hoy), comenta la similitud de Pedro Sánchez con Tony Soprano, el boss de la mafia que padece de ansiedad, y que, de escondidas es tratado por una psiquiatra, pues nadie puede conocer su debilidad, ya que, en ese caso, sería hombre muerto; y, a la vez, no puede dejarlo todo, ya que la toda organización depende de él. 

Ayer (25/4), en el acto de inicio de la campaña electoral catalana, realizado en Sabadell, el PSC/PSOE presentó la peor cara, pues españolizó totalmente su mensaje, planteando un ‘todos con Pedro’; así, el servil Salvador Illa, no se cansó de repetir: ‘decimos basta a la deriva innoble de la política y la combatiremos de forma permanente (…) hacemos una llamada a la resistencia colectiva, a todos los progresistas, a todos los demócratas, par denunciar y combatir las estrategias y mensajes que buscan erosionar la convivencia y quieren distorsionar el normal funcionamiento de las instituciones (…) estamos contigo, presidente (…) te decimos, Pedro, que de tu resistencia individual hacemos una llamada a levantar una resistencia colectiva. El PSC estás contigo (…)’ y en ese mitin, sustituyendo a Pedro Sánchez al que, obviamente no asistió, el ministro Jordi Hereu dijo: ‘Pedro, te queremos y te necesitamos para construir la España que queremos’.

Estas soflamas (expresiones artificiosas, perorata engañosa) acríticas y aduladoras, me recuerdan más bien los mensajes que se gritaban en la plaza de Oriente de Madrid, en los años finales del franquismo, o los discursos que nos hacían los mandos en el período que tuvimos que hacer el servicio militar obligatorio.

Y claro, las expresiones de Salvador Illa y Hereu, me recordaron a la actriz Penélope Cruz, desbordante de alegría, gritando ‘Pedrooooo’, el 26 de marzo del 2000, al obtener Pedro Almodovar el Óscar por la película ‘Todo sobre mi madre’. Es decir, todo va de Pedros, y todo va de gritos histéricos y ridículos, infantilmente utilizados para tocar la sensibilidad del auditorio; y, claro, Salvador Illa, Jordi Hereu, etc., lo hacen sin pudor, totalmente convencidos, pues les va su sueldo y el de su partido/empresa de colocación.

No tienen el menor rubor en mostrarse serviles, en mostrar su vasallaje, en bajarse los pantalones, en definitiva, en mostrar su indignidad, pues para ellos, el fin, su ‘causa’, lo justifica todo, y exigen confundir a todos los progresistas, a todos los demócratas, para que salven a su soldado Pedro.

Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.) ya señaló que ‘cada uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras’, y William Shakespeare (1564 – 1616), en esa línea, dijo: ‘El susurro del silencio: es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras’. Y es evidente que Pedro Sánchez, ahora, es esclavo de esa carta, pero, conociendo sus constantes vaivenes, no le costará nada, si lo quiere, salir el lunes y decir que continúa en el cargo, por las grandes muestras de afecto recibidas. Al fin y al cabo, Xavi Hernández, el entrenador del FC Barcelona, ha hecho lo mismo. Y todo, sea por el bien del socio, o de la ciudadanía.

Para finalizar, me parece interesante resaltar la actitud de rectitud y de honorabilidad de Carles Puigdemont, y de todos los independentistas perseguidos y represaliados, que, aún sufriendo todo el peso del lawfare, mediafare y, puestos a inventar palabras, yo también añadiría del ‘politicfare’, que olvidan los serviles personajes del PSC/PSOE.

Por eso me parece interesante contraponer las dos situaciones: la de los aduladores de Pedro Sánchez y la de los independentistas mencionados:

La actitud de Salvador Illa y sus compañeros de viaje del PSC/PSOE, creo que está muy bien retratada en la siguiente fábula de Esopo (s. VII a.C.) ‘Los inefables trompeteros’, que explica que un trompetero que animaba con su trompeta a los soldados para ir a la guerra, fue hecho prisionero, y alegó en su defensa que él no batallaba, pero fue condenado por animar a ir a la guerra; pues son más merecedores de castigo los que animan a que los hechos los hagan otros.

Por el contrario, la actitud de Carles Puigdemont me recuerda la actitud del rey Jaume I, que, en su ‘Llibre dels feits’ (Libro de los hechos), explicó que, durante la conquista de Valencia, el 1238, ‘los sarracenos preparaban una emboscada al ejército catalán: hacía ver que huían para que los enemigos les persiguiésemos y poderlos atraer así a la ciudad, donde tenían más tropas. El rey se dio cuenta de la maniobra y gritó a sus tropas que no corriesen tras ellos.

Jaume I dice: ‘Y cuando nos volvíamos con los hombres, nos giramos hacia la ciudad para contemplar a los sarracenos, pero había salido el grueso de su gente, y un ballestero nos disparó, y uno me atravesó el casco, me tocó la frente. Y Dios quiso que no me traspasase el cráneo, la herida era grave pero no mortal.

La punta de la saeta salía en medio de mi cabeza, y nos, el rey, con la ira que nos cogió, dimos tal golpe con la mano a la saeta, que la rompimos; y la sangre nos bajaba por la cara, hacia abajo, y con la capa que llevábamos nos enjuagamos la sangre, e íbamos riendo para que la tropa no flaquease. Y entramos en la tienda donde reposábamos, y se nos infló toda la cara y los ojos, de tal manera que con el ojo de la parte izquierda donde nos habían herido no podíamos ver durante cuatro o cinco días. Y cuando se nos desinfló la cara, recorrimos a caballo todo el campamento para que la gente no se desanimase. El rey está herido, pero la moral está intacta’.

(www.xtec.cat, traducción propia)

Las marcas de esta herida fueron comprobadas en los restos de Jaume I, y, asimismo, sirvieron para certificar que correspondían al rey.

(https://www.recercaenaccio.cat)

Se ha escrito mucho sobre los continuos cambios de humor del rey, tras su herida, volviéndose, en momentos, muy agresivo, especialmente cuando debía ponerse el casco guerrero, ya que le apretaba parte de la punta de la flecha que había quedado incrustada. Hasta que, finalmente, fue operado por unos médicos judíos (obviamente), que le extrajeron la astilla, sin más complicaciones.

Pues bien, la actitud de Jaume I, salvando las distancias, que, incluso estando herido, le quitó importancia y, ante todo, prefirió a animar a sus soldados, podemos extrapolarla a Carles Puigdemont y a los independentistas represaliados. Y contraponerla a la actitud de Pedro Sánchez, refugiado en la Moncloa, para reflexionar, y dejando a toda la ciudadanía en ascuas durante 5 días.

En fin, que cada elector decida con su voto la actitud que le parezca más ética y honorable. Pero yo, ya estoy hasta el moño de tanto trompetista.