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Hasta los cojones de todos nosotros

Amadeo Palliser Cifuentes
Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Ya he comentado en tres ocasiones esta frase es Estanislao Figueras (1819-1882), primer presidente de la Primera República Española; y acto seguido de pronunciarla en el congreso de diputados, se marchó a París.

A medida que me voy haciendo mayor, y ya tengo 72 años, voy entendiendo menos las cosas y, seguramente, es que estos tiempos ya no son los míos. Que corresponde a nuestros hijos interpretarlo y protagonizarlo.

En mis últimos escritos, de forma anticipatoria, me he referido a comparaciones con la película de ‘Argentina, 1985’, a Felipe González como la ‘X’ del terrorismo de estado (Gal), de Barrionuevo, su ministro, como el ‘tonto y asesino útil’’, etc.; y eso no es un mérito, es cuestión de ser un gato viejo.

Ayer conocimos las declaraciones de José Barrionuevo, ministro de interior del gobierno de Felipe González, durante los años 1982-1988. Y me cae la cara de vergüenza al oír sus declaraciones a El País, reconociendo que él dirigía el grupo terrorista del gal, contra la Eta.

Y oír, ahora, que se pasaban por alto las leyes internacionales, y actuaban en Francia, secuestrando ilegalmente a presuntos etarras. Y, reconociendo que tras nueve días de tortura al empresario Segundo Marey, que comenté en mi escrito hace un par de días, y darse cuenta de que no era el dirigente de Eta, discutieron en el ministerio si liberarlo o matarlo, y él dio la orden de liberarlo.

Que, pasados 40 años, siga hablándose de forma elogiosa de la transición, sangrienta y tramposa, que se siga elogiando a Felipe González, como demócrata, que Barrionuevo se vanaglorie de que la fiscalía no actuó en su contra, y que la ‘democracia’ lo liberó, indultándolo en tres días. Vaya diferencia con el tratamiento contra los independentistas catalanes.

Una ‘democracia’ que le impuso una condena por la que cumplió apenas tres meses de prisión de lujo, tratado como un cliente de un hotel de cinco estrellas; es todo, menos una democracia. Todos recordamos a Felipe González acompañándola a la prisión como si fuera un héroe.

Y claro, nunca se supo quién era el ‘señor X’, como tampoco se supo que M. Rajoy era Mariano Rajoy; esa es la INjusticia española.

A mi edad, ya NUNCA entenderé cómo la sociedad española unionista, la nacionalista española, sigue aceptando su propia historia.

No quiero entender a los nacionalistas españoles.

Ayer oímos las declaraciones fascistas de Alfonso Guerra, ex vicepresidente de Felipe González, atacándonos a los catalanes, por defender nuestra lengua, y por querer ser independentistas. (¡Y pensar que décadas atrás me gustaba ese personaje!)

No se me escapa que ahora, la extrema derecha (Guerra y Barrionuevo, como muchos otros ‘barones del PSOE’, como García Page, etc., estén en contra de Pedro Sánchez, por verlo ‘flojo’ ante los nacionalistas periféricos. Al fin y al cabo, es la guerra de siempre. Todo es un puro asco.

Y oír que las tertulias radiofónicas, como RAC1, y la SER, siguen dando cobertura, de forma implícita, al sistema más fachoso, para no perder las subvenciones, es vergonzoso. Como lo es, que citen, sin reconocerlo a Vilaweb.

No entiendo, ni quiero entender nada.

Está claro que dejamos a nuestros hijos el peor escenario imaginable

No entiendo que los nacionalistas españoles, unionistas, quieran seguir apoyando una corona corrupta, como se va sabiendo estos días.

Y menos entenderé que ERC quiera seguir apoyando un sistema tan corrupto; pero vimos ayer que, en su congreso apoyaran al tándem Junqueras / Rovira, votado únicamente por el 50,2% de los afiliados, con un 13% de votos en blanco (ya que no estaba previsto el voto contario); es decir, de 8584 afiliados, votaron a favor 3809 y 562 en blanco. Ese es el ‘apoyo’ del tándem. Y que con ese apoyo nos quieran imponer su visión y estrategia, es tan ridículo y antidemocrático, como cuanto comenté el congreso de Junts, y así nos va.

Está claro que necesitamos unas elecciones, para saber cómo responde la población, en su conjunto. Pero sé que la publicidad de la campaña conseguirá ‘convencer’ a los incultos e indocumentados, como pasa siempre

Me parece evidente que, en tos momentos, ni la monarquía, ni el estado español, ni el gobierno de Pere Aragonès tienen los apoyos populares precisos. Y si estuviéramos en una democracia, sería preciso refrendar la situación con las urnas.

Pero estamos en una democracia secuestrada, desde la transición; la cultura española es así. Y visto este panorama, no me queda otra que estar en contra de todo.

En un escrito anterior comenté que me quedaban sólo dos alternativas, cortarme las venas, como Sócrates, o irme a la isla de Tonga y olvidarme de todo.

Pero, como es sabido, soy un esclavo más del sistema, tengo demasiados amarres con la situación actual. Así que seguiré aquí, como un cobarde más. Pero, en la medida que pueda, seguiré con mis actividades, escribir mostrando mi disconformidad con todo, y seguir manifestándome en la avenida Meridiana de Barcelona, aún sabiendo que no sirve para nada.

En nuestro pequeño corpúsculo de la Meridiana, de cada vez estamos más subdivididos y desmoralizados, por el estrés que todos tenemos, al ver la inutilidad de nuestro gesto. Pero, creo, que lo importante es seguir.

Igual que seguir escribiendo, aunque sea para un medio tan lejano como el mexicano, ya que aquí no tengo cabida. La censura de todos los medios es impresionante. Pero, la alternativa de dejar de escribir es perder esa mínima ventana al exterior.

Sé que la situación actual es muy crítica.

Y sé que debemos hacer lo poco que podamos.

Sólo nos queda confiar que la justicia de la UE, los próximos 24 y 25, nos dé una cierta alegría, y todo empiece a cambiar.

Pero sabemos que el corrupto estado español, preferirá pagar las multas que le impongan, antes que reconocer su quijotesco orgullo herido.

Ciertamente, estoy muy deprimido, es muy negativo estar en una sociedad tan pasota, tan asentada en el sofá de casa. Y ya no sé que más puedo hacer.