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Hipócrita y cínico informe de la iglesia católica española sobre la pederastia

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Ayer, la conferencia episcopal española (CEE) superó su hipocresía y cinismo y, encima, con una ironía insultante y vergonzosa; con una falta de ética, como explico en este escrito.

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770 – 1831) comentó que ‘lo único que nos enseña la historia es que ella no nos ha enseñado nada’; y me parece cierto, ya que somos los animales que tropezamos muchas veces en las mismas piedras.

Si hubiésemos aprendido algo, las élites eclesiásticas, políticas, económicas, etc., hubieran sido abolidas y sustituidas por otras instituciones más funcionales.

Pero no hemos aprendido nada, confirmando otra de las frases del mencionado filósofo alemán: ‘el pueblo es aquella parte del estado que no sabe lo que quiere’; y por eso nos conformamos con ‘la democracia, que es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado’, como dijo Winston Leonard Spencer- Churchill (1874 – 1965).

Centrándome en el tema objeto de este escrito, que es la pederastia en la iglesia católica española, es preciso señalar que nunca se puede generalizar, está claro, pero cuando es la propia institución la que ‘tapa’ el problema, lo que hace es desprestigiarse ella misma; mostrando que han olvidado el mensaje de Jesús: ‘Ay de quien escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar’ (Mt 18,6).

Como es sabido, el defensor del pueblo español, el pasado 27 de octubre, publicó su ‘Informe sobre abusos sexuales en el ámbito de la iglesia’, de 777 páginas, y su titular, Ángel Gabilondo, como preámbulo señaló: ‘Este informe da respuesta a una situación de sufrimiento y soledad cubierta por un injusto silencio’, y ‘La iglesia católica, al menos a nivel oficial, ha estado caracterizada durante mucho tiempo por la negación o la minimización del problema. Algunas víctimas han tenido que hacer frente no solo a la negación y a la ocultación, sino incluso a presiones y a reacciones de representantes de la misma, en las que se les culpabilizaba de los abusos sufridos’.

El período estudiado fue entre los años 1970 y 2020, en base a una muestra de 8013 víctimas, reflejan que el 11,7% de las personas entrevistadas afirman haber sufrido abusos sexuales, antes de cumplir los 18 años. Un 3,36% manifiesta que ese abuso se produjo en el ámbito familiar. Asimismo, el 0,6% de la muestra representativa de la población encuestada ha sido agredida sexualmente por un sacerdote o religioso católico, y un 1,13% que la agresión se registró en el ámbito religioso.

El 64,6% de las personas afectadas son de sexo masculino.

La extrapolación efectuada por el defensor del pueblo, cifra en más de 445.000 víctimas de la pederastia en el ámbito de la iglesia católica, el 1,13% mencionado; 234.000 víctimas agredidas por un sacerdote o religioso, el 0,6% citado.

Pues bien, la conferencia episcopal española, discrepó de ese informe, y encargó la realización de una auditoría externa al despacho de abogados Cremades & Calvo Sotelo, que lo finalizó el pasado 16 de diciembre, con un coste de 1,3 millones de euros, y recoge un total de 1383 denuncias y 2056 víctimas, si bien los abogados mencionan que el número de las víctimas debe ser muy superior.

Según este informe, las denuncias agrupadas por congregaciones religiosas (619), diócesis (322) y otras instituciones como el Opus Dei (10) y los Legionarios de Cristo (10), que suman 961 denuncias, sin incluir las que han estado comunicadas exclusivamente al defensor del pueblo (118) y al Dicasterio para la doctrina de la fe (305), además de las recibidas por el canal de denuncias (55); en total 1383 denuncias con un número de víctimas indeterminado.

Siguiendo con este informe privado, el tipo de delito cometido, mayoritariamente, es el abuso y los tocamientos, pero la gravedad de los hechos impide a las víctimas relatar con precisión las felaciones, violaciones, besos no consentidos, abrazos libidinosos, chupadas en el cuello y cara, y contacto físico no consentido. (…) y propone una indemnización económica para las víctimas entre 6000 y 100.000 euros, y la creación de un fondo inicial de 50 millones por parte de la conferencia episcopal española y la conferencia de religiosos, para cubrir estas responsabilidades.

Pero, ahora, la iglesia católica tampoco le da validez (vaya manera de tirar 1,3 millones de euro; habiendo tantísimas necesidades), ya que, según sus datos (un informe de 1000 páginas), el número de denuncias es de 1302, y los abusos, 800, y de estos, sólo considera probados 200 casos.

La CEE admite sentir dolor y vergüenza, pero alerta que este fenómeno no es un problema exclusivo de la iglesia, sino que afecta al conjunto de la sociedad y a menudo se mantiene oculto; a pesar de todo, los obispos destacan que la pederastia es un problema grave en la vida eclesiástica.

Y, para mayor vergüenza e insulto a la inteligencia a la moral y a la ética, ayer, el director de comunicación de la CEE, Josetxo Vera, representando a los obispos españoles, restó importancia a los cálculos de los diversos informes, para centrarse en el sufrimiento personal de las víctimas; pero, para ello, se mostró de forma chulesca, con una ironía impropia de su cargo, y, especialmente por el tema que se trataba: ‘Les hacemos daño, ya les han pasado cosas, ya han sufrido. Se ha de dejar de reducir las víctimas a cifras. Porque, si no, les hacemos daño. Nos liamos con la cosa divertida de ver quién la tiene más larga (pausa) la cifra, claro’.

Vaya falta de empatía y de inteligencia social.

Y no ha habido ninguna desautorización, ni crítica y, claro, mucho menos una petición de disculpas ni de perdón. Así que, como el que calla otorga, podemos entender que la élite de la iglesia católica española asume esos comentarios como oportunos y clarificadores. Por eso, todos ellos son responsables, de los hechos ocultados, y de la gestión efectuada.

Evidentemente, también hay una responsabilidad en otros niveles, en las familias, y no solo por los casos de abusos realizados por familiares, como ya he citado, si no también, por callar, por miedo, por incultura, por impotencia, etc.; o por desconfiar de sus propios hijos.

Y esa responsabilidad también se extiende a los ámbitos político, judicial, policial, etc., ya que no podían aducir desconocimiento de un tema de conocimiento público, que hasta lo cantó el grupo de la Trinca, en su canción:

‘Mi colegio (2007)

Nos ponían el uniforme, bata de rayas,

y nos colgaba la cartera a las espaldas,

y nos llevaban a un colegio lleno de ventanas

donde una banda de frailes hacía de maestros.

Esos cuadernos de deberes, esos plumieres,

esos pupitres de madera con dos tinteros,

esa sotana negra con una cruz,

esa bragueta inmensa, de cabeza a pies.

Nos hacían entrar la lista de los reyes Godos

a base de zapatillazos y bofetadas,

y nos decían cuál es la capital de Australia

y los formaban con el espíritu nazi-onal.

Venid y vamos todos

con flores a María.

Qué buenos son los padres esculapios,

que buenos son, que nos llevan de excursión.

Que viva España y su tradición

y los padres esculapios que nos dan la educación.

De Isabel y Fernando, el espíritu impera

moriremos besando la sagrada bandera.

Ellos nos hacían creer en Dios

aunque fuese a golpes de cruz.

Ese mayo, mes de María, esos rosarios,

ese mogollón de estampas y esculapios,

ese encerrarse en el wáter todo el recreo

y aquel confesor que te decía ¿cuántas veces, hijo mío?

‘Las manos sobre el pupitre’, el hermano no decía

pero él del bolsillo nunca las sacaba.

Que fuésemos puros y castos nos predicaba

mientras con la mano tonta nos manoseaba.

Ese olor de colegio, rancio hedor,

de lápiz, piel de naranja y de urinarios,

esa pared delante, esos dos cuadros,

y aquel Santo Cristo colgado

entre los dos ladrones’

Realmente, los responsables, todos, por acción u omisión, han sido hipócritas y cínicos; pero, centrándome en la iglesia católica, está claro que ha predominado y sigue predominando una actitud hipócrita, pues finge cualidades o sentimientos contrarios a los reales; y también una actitud cínica, pues miente de forma impúdica y tiene desvergüenza no en la mentira, pero sí en otros actos también deshonrosos.

Y, en todo caso, presentan una gran falsedad, pues el hipócrita oculta su propia mentira, y el cínico no tiene vergüenza en mentir.

El término ‘hipócrita’ etimológicamente viene del griego ‘hipo’ (debajo, bajo) y ‘crita’ (el que separa, el que discierne); es decir, el hipócrita sabe discernir, pero lo oculta debajo.

Y claro, llevan siglos realizando esa práctica, tienen mucha práctica, como la que tienen los mejores actores; así, afirman aun sabiendo la falsedad; y todo ello contra todo código ético, moral y religioso. No se trata de un autoengaño, esto queda claro. Es una actitud consciente de exigir a los demás y no a sí mismos; critican a los demás; fingen ciertas aptitudes y actitudes; etc.

El citado Hegel también dijo que ‘el hombre que no es capaz de luchar por la libertad, no es un hombre, es un siervo’; y esto es aplicable al caso que nos ocupa de la pederastia, en concreto al terreno familiar y político; ya que, claro, no hemos de olvidar que en la pederastia estamos hablando de víctimas infantiles, de menores y sin la capacidad de luchar; pero sus padres, familiares, políticos, jueces, son igualmente culpables, por omisión del deber de auxilio y protección de los vulnerables.

Según Mafalda (Quino): ‘existen tres formas para descubrir a una persona hipócrita: cuando habla …miente; cuando promete … no cumple; cuando le entregas tu confianza …te traiciona’.

Y, no olvidemos que, según la constitución española, art. 16.3: ‘Ninguna confesión tendrá carácter estatal; por lo tanto, debería ser un estado aconfesional.

Pero no es un estado laico, con total separación entre la iglesia y el estado, como pasa en la República Francesa, que el estado no paga salarios ni subvenciones a ningún culto, a través de los impuestos; y todas las confesiones se mantienen por la financiación de sus feligreses. Y aquí, en el reino español, sigue vigente el concordato suscrito en 1979 con la Santa Sede.

En definitiva, que el reino español es un desastre, se mire el tema que se mire; por lo que debemos independizarnos, y configurar una nueva república catalana, con fundamentos éticos y morales, robustos y sólidos. Y, para eso, necesitamos despertarnos, salir del sofá, y, entonces, aparecerán verdaderos líderes. En caso contrario, seguiremos con el statu quo, quejándonos, o ya ni eso.