‘La histéresis es la tendencia de un material a conservar una de sus propiedades, en ausencia del estímulo que la ha generado.
Etimológicamente el término derivado del griego, indica, deficiencia o retraso.
(…) La histéresis magnética es el fenómeno que permite el almacenamiento de información en los discos duros de los ordenadores (…) mediante la magnetización que se codifica con un 0 o un 1.
(…)
La teoría de las catástrofes, aplicable en muchas áreas, como la dirección estratégica, la sociología, etc., y representa la propensión de los sistemas estructuralmente estables a manifestar discontinuidad, divergencia e histéresis.
(…)
En el sentido de un concepto bourdiano (referido a Pierre Bourdieu), que señala los conflictos personales y colectivos que pueden surgir del cambio abrupto en las condiciones de acción de un agente personal o colectivo.
(Wikipedia)
Como explicaba Siobhan Roberts en el artículo que cité ayer sobre el dilema del prisionero:
‘La histéresis se produce cuando los efectos de una fuerza persisten aún que esta fuerza haya desaparecido. Si unos clips se han expuesto a un campo magnético, se mantienen enganchados una vez se retira el campo; las tasas de paro pueden mantenerse elevadas aún cuando la economía se esté recuperando. Igualmente, aún que una vacuna se haya considerado segura y eficaz, a menudo los índices de vacunación continúen siendo bajos.
El efecto de la histéresis hace que la población se ponga histérica, es decir, sensible a los supuestos riesgos de la vacuna’
(Ara, 9 enero 2021)
Evidentemente, este fenómeno de la histéresis podemos observarlo en muchos ámbitos, pero no tenemos que confundirlo con la reacción que genera o puede generar toda acción, ya que el fenómeno de la histéresis se refiere a la reacción tardana sin el estímulo originario.
Por ejemplo, la dureza de la acción de los poderes españoles ante el referéndum catalán está teniendo, casi tres años después del 1 de octubre del 2017, unas reacciones dignas de estudio.
Ahora bien, también podría decirse que la acción fue el referéndum y la represión la reacción; pero a los efectos de la histéresis, es lo mismo.
Asimismo, que la acción represiva no haya finalizado, sino que perdura, como vemos en la imputación de casi 3000 independentistas, y la represión no cesa; afecta al fenómeno de la histéresis, pues no se produce el retraso preciso (la deficiencia de algunos, si; pero eso es un chiste fuera de lugar, pero real). Ahora bien, el fenómeno social al que me voy a referir sí que se ajusta a la definición del fenómeno en cuestión.
Para centrarnos, después del discurso del rey Felipe VI el 3 de octubre del 2017, dando carta blanca a la represión, vimos que los nacionalistas españoles, hasta ese momento reprimidos, salieron a las calles con banderas españolas, las pusieron en su ventanas y balcones, e hicieron algunas manifestaciones. Y eso psicológicamente es comprensible, los cobardes necesitaron a su padre protector, para ‘desmelenarse’. Y económicamente pasó lo mismo, bastantes empresas trasladaron sus sedes a Madrid u otras ciudades españolas fuera de Catalunya, y los medios de comunicación de todo tipo, mayoritariamente, se pusieron del lado del poder.
Y transcurridos tres años, sigue produciéndose ese proceso, como sabemos y sufrimos. Y ese es el ejemplo de histéresis al que me refiero.
Y ese efecto lo seguimos viendo a diario, por ejemplo, en la manifestación que efectuamos en la avenida Meridiana de Barcelona, ya que nos ‘visitan’ personas que vienen a insultarnos, y a gritar su ‘viva España’.
Anteayer, por ejemplo, vino el regidor del ayuntamiento de Barcelona, Josep Pou, del PP, que se paseó filmándose y filmándonos, como si fuéramos monos del zoológico, y, a ser reconocido y abucheado, nos insultó y dijo que él era un empresario, que trabajaba cada día (por lo visto, los independentistas no lo hacemos), que es catalán como nosotros y que hacemos mucho daño a Barcelona y, por fin, los Mossos d’Esquadra (la policía autonómica) le apartaron y le invitaron a marcharse, pues no era adecuado venir a insultarnos. ‘Un agente le pidió que no se enfrentase con los manifestantes y Bou no cesó, por lo que el agente le ordenó que se marchase, lo que indignó al regidor que, aún más alterado le contestó: ‘yo a usted no le obedezco, obedezco a la ley’. El agente, finalmente, después de algunos minutos de discusión, pidió a Bou que se identificase. Bou se tranquilizó y dialogó con la policía. Aclaradas las cosas el regidor deseó suerte a los agentes y abandonó el lugar. Toda la escena la registró con su teléfono móvil, para después compartirlo en las redes sociales’ (elnacional.cat).
En su twitter indicó: ‘Sábado. Nuevo corte de la Meridiana por parte de 15 personas, perjudicando a vecinos y comercios. ¿Qué hacen los mossos? Defender el corte e identificarme a mi, que iba con la cara al descubierto. A los del pasamontañas, vía libre para insultar y agredir…’
‘Ante estos hechos, el PP ha emitido un comunicado en el que se adjunta el vídeo y afirman que hay una clara connivencia entre los Mossos y los 10 o 15 manifestantes que cada día perjudican Barcelona, a sus vecinos y a los comercios. Además, acusan a los Mossos de dar vía libre a los independentistas para insultar y agredir’
(Elnacionail.cat, lunes 11 de enero de 2021)
Ayer vinieron los de Vox, a recoger firmas, y, por suerte, los mossos blindaron el lugar, para separar ambas manifestaciones, y, pudimos efectuar nuestro corte diario.
Obviamente, en Barcelona hay un sinfín de lugares para manifestarse, pero, claro, vienen a ‘nuestro espacio’, después, los medios de comunicación dicen que somos cuatro gatos; según Bou y el PP, 10 o 15. Y esa es otra mentira, siempre somos más de un centenar; y en momentos como ayer, pasamos de los dos centenares.
Pero la cantidad es indiferente (las mentiras no), lo importante es que los que vamos, lo hacemos cumpliendo las leyes, pues efectuamos el comunicado previo. Y consideramos que lo realmente importante, cualitativamente, es el objetivo que tenemos, que no es otro que el de mantener vivo el recuerdo de los presos políticos y sociales, en prisión o en el exilio.
Asimismo, los del PP y Bou en particular, con sus mentiras, comentando que llevamos pasamontañas, no es verdad, lo que llevamos es la mascarilla, bufandas y capuchas, por el frío, ya que estos días, con la borrasca Filomena, aguantar en el cruce un par de horas, no es fácil, es un sacrificio.
Según las filosofía zen y orientales en general:
‘su idea del combate es muy diferente a la que tenemos en Occidente. Para muchas de esas líneas de pensamiento, vencer a un enemigo no es anularlo, eliminarlo o destruirlo. Para ellos, ganar equivale a neutralizar a quien quiera hacernos daño. Y, si es posible, convertirlo en nuestro amigo.
(…)
El problema es que vencer a un enemigo por la vía de anularlo o dañarlo suele ser un triunfo temporal y muy relativo. En el fondo, estamos alimentando a ese enemigo externo y nutriendo la parte más negativa de nosotros mismos. Quizás podemos obtener una satisfacción inmediata o algún bien específico, pero al mismo tiempo habremos fortalecido todas las emociones destructivas en nosotros mismos y en los demás.
‘La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo, y en cada caso el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia’
(Sun Tzu (Sunzi), 544 a.C.-496 a.C.)
El zen nos dice que los enemigos internos son mucho más peligrosos y destructivos que los enemigos externos. Tales enemigos internos son la ira, la soberbia, el odio, etc. Todas esas pasiones son capaces de cegarnos y llevarnos a cometer verdaderas locuras. Acciones que van totalmente en contra de nosotros mismos.
Los enemigos externos, en cambio, tienen un poder limitado sobre nosotros …, a menos que les otorguemos una presencia desmedida en nuestras vidas. Precisamente ellos comienzan a ganarnos cuando logran activar nuestros enemigos internos. Bajo estados de enojo o de odio, perdemos la principal herramienta con la que contamos: nuestra inteligencia.
Los orientales nos enseñan que no es posible vencer al enemigo externo sin haber conquistado primero al enemigo interno. Si esto no se logra, quedamos completamente sujetos a la influencia y la determinación de nuestros enemigos externos. En pocas palabras, les damos un primer triunfo’.
Es verdad que tenemos mucho que aprender del ‘Arte de la guerra’, del citado Sunzi y, también de Mahatma Gandhi (1869-1948), pues, obviamente, en primer lugar debemos autocontrolar a nuestros enemigos internos (y eso no es nada fácil), pero está claro que la acción que efectuamos, es decir, manifestarnos pacíficamente, es una acción que, por la reacción que observamos, los insultos, las visitas de Bou, Vox, etc., ya es positiva, como toda resistencia pacífica. Así, los enemigos externos muestran sus peores facetas.
A nadie de nosotros se nos ocurriría ir a una manifestación de derecha o de ultraderecha, como Vox, y sacar una bandera ‘estelada’ (independentista) e insultarles, pues sabemos que saldríamos muy mal parados (si consiguiésemos salir); pero si ellos vienen, como hacen, es por que saben que somos pacíficos.
Ayer leí un breve artículo del filósofo Rafael Argullol, titulado ‘La voluntad y la fortuna’, en el que. acababa diciendo que:
‘la voluntad no puede competir con la fortuna, pero sí darle un ayuda: en un naufragio todos pueden morir, pero el que ha aprendido a nadar tiene más posibilidades de salvarse’.
(Ara, 10 enero 2021)
En definitiva, los independentistas que nos manifestamos, consideramos que nuestra acción es la correcta (sabemos nadar), con las salvedades y excepciones que toda manifestación grupal comporta y, en líneas generales, estimamos que es adecuada y, al ver la reacción histerésica e histérica de los unionistas, nos confirma que vamos en la buena dirección.
Nosotros queremos acabar con estas manifestaciones, así que ellos, los unionistas, los poderes del estado, son los que podrían acabar definitivamente con nuestra presencia, y eso sería concediendo la amnistía general. El gobierno autodenominado el más progresista, contaría con mayoría en el congreso, sólo les falta la voluntad, la decisión y el valor.
Lo grave de todo, es que van pasando los días, meses y años, y los presos y exiliados siguen privados de libertad; y ese tiempo nadie se lo devolverá.
Amadeo Palliser Cifuentes