• Objeto de estudio científico desde hace más tres siglos
Toluca, Estado de México, 9 de abril del 2024.- El Árbol de las Manitas, un símbolo de arraigo e historia en Toluca, ha sido objeto de estudio y conservación desde hace más de tres siglos. Miguel Ángel González, académico y Delegado en Edomex de la Asociación Mexicana de Arboricultura, nos ofrece una visión única de su significado histórico y botánico.
El Académico nos lleva a un viaje en el tiempo, recordándonos que este árbol fue bautizado por primera vez en el mundo como ”Chiranthodendron Pentadactylon Larreat” por Dionisio Larreategui, un estudiante mexicano que lo describió en 1795. Esta designación histórica se realizó el primero de junio de ese año, marcando un parteaguas en la botánica mundial.
El árbol, con sus 324 años de edad, ha evolucionado para convertirse en un ícono de Toluca. González nos ilustra sobre el significado detrás de su nombre botánico, que tanto en griego y náhuatl significa “árbol de flor con 5 dedos», destacando su importancia cultural y simbólica para la comunidad.
Científicos y Académicos se suman para preservarlo
En un esfuerzo encabezado por el gobierno municipal por preservar esta especie invaluable, diversos actores, incluida la Asociación Mexicana de Arboricultura y la Universidad Autónoma del Estado de México, se han unido en un Comité Técnico especializado para intervenir y proteger al Árbol de las Manitas.
Hasta el momento se han realizado trabajos de diagnóstico y mejora del suelo, así como la aplicación de nutrientes y composta para mejorar su salud.
Resurge como el Ave Fénix
A pesar de los desafíos, como un incendio que amenazó su existencia, el Árbol de las Manitas resurge con fuerza. El compromiso de las autoridades locales, como el Ayuntamiento de Toluca, y la participación en comités técnicos sin muestra del interés por conservar esta especie para las generaciones futuras.
En conclusión, el Árbol de las Manitas no solo es un elemento de la naturaleza, sino un símbolo vivo de la historia y la identidad de Toluca. Su preservación es un deber compartido por todos nosotros, como guardianes de nuestro patrimonio natural y cultural.
