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Hoy 18 de enero: BLUE MONDAY. Los independentistas catalanes en permanente blue monday, nuestro día de la marmota.

Nota previa:

Ayer me mostraron que en el chat ‘Meridiana sin cortes’ (contrario a nuestro movimiento de ‘Meridiana resiste’), hacían referencia a mi escrito de anteayer, y me ridiculizan por acudir a este medio ‘extranjero’, por no tener acceso a los medios locales; y me decían que recapacitase.

Es verdad, aquí hay una notable censura, ya no interesamos, molestamos. Pero seguimos y seguiremos manifestándonos y haciendo lo que podamos para darle un mayor eco.  Todo suma, cualquier granito de arena hace muro.

Yo sólo puedo agradecer a este medio, y a sus gestores, la facilidad para expresarme y mostrar mi disconformidad con la represión del estado español, con la prisión y exilio de nuestros representantes políticos y sociales. Y ese agradecimiento fue general ayer en la asamblea semanal en la Meridiana, siendo aplaudido este medio de comunicación.

Desde 2005, el Blue Monday es considerado el día más triste del año. Y corresponde al tercer lunes del año, según unos algoritmos y fórmulas matemáticas, en base a un estudio realizado por Cliff Arnall, profesor de psicología en la Universidad de Cardiff.

Ahora bien, como pasa en todo, detrás hay un interés económico, y, en este caso:

‘La compañía de viajes inglesa Sky Travel hacía tiempo que había detectado una bajada del volumen de ventas en el mes de enero. Y para incentivar la compra idearon la fórmula matemática del Blue Monday, el día más triste del año.

Faltaba una firma que diera cierta legitimidad científica al asunto, así que el profesor de la Universidad de Cardill, Cliff Arnall, lo aceptó a cambio de, según dicen, una buena retribución.

Las tiendas querían alegrar el día con descuentos, pero científicamente es considerado un fraude’

(Jordi Garrigós, Ara, 17 enero 2021)

Nada nuevo, todos sabemos que los meses de enero y febrero son considerados por sus ‘cuestas’, ya que llegan los pagos de las compras navideñas y de reyes, efectuadas con las tarjetas de crédito. También sabemos que el Black Friday, los días del padre y de la madre, etc., son un negocio comercial.

A mi me recuerda el ‘día de la marmota’:

‘Groundhog Day, que se celebra cada año en el pueblo de Punxsutawney, Pensilvania. En ese pueblo, el martes 2 de febrero (en 2021) se intentará predecir la duración del invierno mediante el comportamiento de una marmota, la famosa ‘marmota Phil.

(…)

Esta costumbre se remonta a los inmigrantes alemanes que llegaron a los EUA, en especial los del estado de Pensilvania. Estos granjeros germanos utilizaban este curioso método para saber cuándo tenían que cultivar sus tierras. Ya en Alemania, estos granjeros observaban al tejón, que al salir de su guarida durante el invierno podía tener dos reacciones:

·       Si veía su sombra, en un día soleado, se asustaba y volvía a su hibernación por seis semanas más, indicando que continuaba el invierno.

·       Pero si al salir no veía su sombra, por no haber sol, entonces el roedor salía confiado porque creía que había llegado la primavera’

(wwwe.cuandopasa.com)

El día de la marmota se popularizó internacionalmente gracias a la película ‘Atrapado en el tiempo’ (1993), interpretada por Bill Murray.

Pues bien, centrando el tema a nuestro entorno, ¿qué más puede pasarnos hoy?, pues además de la cuesta de enero, de la borrasca Filomena, de la crisis sanitaria, social y económica, tenemos también la crisis política, y no solo por las pospuestas elecciones al Parlament de Catalunya, y por tener un gobierno de la Generalitat en funciones tras la inhabilitación del president Quim Torra, sino que,  especialmente, por tener la gran represión contra el movimiento independentista catalán: presos y exiliados políticos y casi 3000 independentistas imputados.

Todos sabemos que el ‘a por ellos’ popular se inició antes del 1 de octubre del 2017, despidiendo a sus fuerzas policiales para dirigirse hacia Catalunya, como si fueran a la guerra de Irak. Y, desde el 3 de octubre del 2017, cuando Felipe VI hizo su nefasto discurso dando alas al ‘a por ellos’ institucional, nos hacen vivir un día de la marmota; pero no un día al año, no, cada día es nuestro día de la marmota, como en la citada película.

Cada día tenemos nuevas muestras represoras, nuestros presos y exiliados siguen privados de su libertad, etc. Y, por eso, nosotros, los que nos manifestamos diariamente en la avenida Meridiana de Barcelona, tenemos nuestra cita puntual a las 19.30 h, para hacer nuestros rituales (gritos en recuerdo de cada uno de los represaliados, cánticos, etc.), esta es nuestra muestra del eterno retorno de la marmota.

Todos querríamos superar esa rutina, dejar esa hibernación y disfrutar, todos, especialmente los represaliados, pero también nosotros, poder disfrutar de una primavera permanente.

Pero somos conscientes que el estado profundo español nunca consentirá que nos llegue ese día luminoso, siempre nos asustan con sus sombras, con las tinieblas de sus cloacas.

Sobre el particular me parece interesante reproducir la siguiente fábula:

‘Fábula de la rana sobre el animo:

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuan hondo eras el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que, para efectos prácticos, se debían dar por muertas a que no saldrían.

Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.

Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió, se desplomó y murió.

La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía caso seguir luchando.

Pero la rana saltaba cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo.

Cuando salió las otras ranas le dijeron: ‘nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritamos’.

La rana les explicó que era sorda, y que pensó que as demás le estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo’.

(www.lahora.com.ec)

Pues bien, esta fábula, que es la segunda vez que reproduzco, nos muestra que, en nuestro día de la marmota permanente, en nuestro constante Blue Monday, debemos hacernos los sordos a los discursos de los diferentes poderes del estado español, y también al de los unionistas (catalanes incluidos).

La moraleja de esa fábula nos muestra, asimismo, que debemos seguir perseverando, seguir actuando de forma proactiva, mostrando nuestra disconformidad.

Y esa disconformidad cada uno la puede mostrar a su manera, todo suma; pero es preferible efectuarla de forma coordinada, colectiva, para que tenga más repercusión. Y cualquier tipo de manifestación si puede ser continuada, mejor que hacerla puntualmente (que también).

En definitiva, debemos hacer de mosca cojonera y, volviendo a la canción de Joan Manuel Serrat ‘Esos locos bajitos’ que reproduje en mi escrito de ayer, no debemos dejar de joder con la pelota (votaciones, manifestaciones, etc.), y tocar, decir, hacer, todo lo que pueda molestar a los maquiavélicos (en sentido peyorativo) representantes de los poderes del estado, hasta hacernos insoportables y podamos forzar un verdadero diálogo que nos permita avanzar hacia nuestra independencia.

Los independentistas catalanes deberíamos actuar como los discípulos del zen, que consideran:

‘La Vía del Zen como un gran océano dulce que puede proporcionar agua a todos aquellos que la necesiten. La cantidad de agua que se recibe depende de la necesidad y del recipiente con el que se acuda: un gran recipiente podrá recibir mucha agua, un recipiente pequeño recibirá poca agua. El recipiente es la actitud con la que se practica y la profundidad de lo que se busca.’

(sotozen.es)

En esa web se explican las distintas motivaciones a la hora de practicar el zen; y nosotros también sabemos que hay unos independentistas, minoritarios, que han sido independentistas desde siempre, otros muchos, como yo, nos hicimos hace una década, y poco a poco muchos más se irán convenciendo, si hacemos las cosas bien, y si ellos se acercan con una actitud democrática, es decir, con un recipiente grande (y destapado, claro), para recoger los beneficios que la independencia nos podrá aportar.

Pero para ello, tenemos que seguir perseverando para afrontar, durante bastante tiempo, los repetidos días de la marmota que nos imponen; pero, si practicamos la sordera de la rana, para no oír los cantos de sirena desmotivadores, las amenazas, así como los insultos que nos hacen los ‘visitantes’ a los que nos manifestamos, la demora será más llevadera.

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com