La semana pasada les compartí un poco de información sobre el por qué muchos de nosotros nos estamos sintiendo terriblemente agotados después de las cinco reuniones virtuales que tuvimos en el día –aunque honestamente a veces con una basta- y cómo todo esto está relacionado con el cerebro y la forma en que este procesa todos los estímulos verbales y no verbales que le llegan para que pueda interpretar el entorno.
Lo cierto es que todos estos procesos de cognición social se están modificando, y para nuestro cerebro puede resultar un proceso agotador esta nueva forma de interpretar y aplicar la información que obtenemos sobre otras personas y situaciones sociales: el mundo esta cambiando y en esencia eso es desgastante. Pero ¿a qué se refiere la cognición social? Pongámoslo de forma simple Ralph Adolphs especialista en Psicología, neurociencia y biología y hoy Director del Centro de Imágenes Cerebrales de Caltech y Michael Spezio especialista en neurociencia social, afectica y cognitiva aplicada señale que la cognición social se presenta cuando “…reconocemos a alguien por su rostro, voz o andar; cuando pensamos en cómo nos sentimos acerca de alguien; cuando empatizamos con ellos; cuando reflexionamos sobre como podemos ser más brillantes que el resto” sin embargo, hoy nos vemos privados de ciertos estímulos clave para este proceso cognitivo básico por ejemplo, estos mismos autores consideran que hay receptores en el epitelio olfatorio que se especializan en oler ciertas moléculas que son socialmente informativas.
¿Qué quiere decir todo esto y por qué es importante? Bueno, en primera instancia quiere decir que a pesar de que hoy existen medidas que nos permiten acortar distancias y mantener contacto con otras personas –ya sea en un sentido profesional o de esparcimiento- estas mismas medidas nos privan de información, que hasta el 2019, parecía fundamental en nuestro sistema de socialización y neuroprocesos básicos; no sólo no vemos claramente ademanes y gesticulaciones de ningún tipo sino que además elementos como la temperatura, el olor, la apreciación de texturas o sabores en un contexto determinado no están disponibles y son clave para el cerebro en el momento de interpretar si un individuo o circunstancia nos agrada o, viéndolo fríamente, si puede sacar un provecho de él.
En sí, al cerebro lo estamos privando de elementos primordiales para sus procesos de percepción más básicos y como se dijo anteriormente eso es agotador, pero es agotador porque tiene que sustraerlos de otra manera y adaptarse a este nuevo sistema; sin embargo, podemos ayudarlo para evitar sentirnos tan cansados de las videollamadas ¿Cómo? Mantener una rutina es fundamental –honestamente no necesitamos más cambios en este momento-, hacer de 20 a 30 minutos de ejercicio diario según la Asociación Americana de Psicología se ha comprobado es benéfico para la salud mental, moderar el uso de pantallas por esparcimiento –vamos, si ya estuvimos 5 horas frente a una pantalla, no agreguemos más- y mantener una imagen alineada –si bien entiendo que estamos viviendo un momento de mucho estrés y ansiedad como lo dije la semana pasada, arreglarnos y mantener una imagen lista para el trabajo o la vida social “en línea” puede resultar benéfico para nuestro estado de ánimo-.