- Elemental cuidar las horas de sueño para un buen estado de salud y mantener un sistema inmunológico fuerte
- Especialistas indican cómo mantener un descanso adecuado, en las Unidades de Medicina Familiar
El sueño se considera una necesidad básica para la supervivencia del organismo y tradicionalmente se ha concebido como un motivo primario, en la misma línea que el hambre o la sed; por este motivo, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) recomienda no descuidar las horas de descanso, que en esta emergencia sanitaria provocada por COVID-19 pueden ser afectadas.
Para la psicóloga clínica adscrita al Hospital General de Zona (HGZ) No. 76 en Ecatepec, Anayelli Fuerte Piñón, dormir es una actividad que puede verse trastocada seriamente por múltiples y diversas variables psicológicas, físicas o fisiológicas.
Por lo que comentó que dentro de los trastornos del sueño el más común es el insomnio, el cual se divide en tres tipos: insomnio de conciliación, insomnio de mantenimiento o despertares frecuentes, e insomnio de despertar precoz. Dichas formas pueden aparecer de forma aislada o combinada, refirió.
Advirtió que no dormir el tiempo necesario puede provocar daños a nivel cerebral, afectar el aprendizaje, la memoria y el estado de ánimo, y a nivel corporal se puede producir inflamación, aumento de la presión arterial, obesidad y diabetes.
La especialista explicó que desde el inicio de la emergencia sanitaria por COVID-19, “nos enfrentamos a tensión constante por la posibilidad de perder la salud y un cambio en la dinámica económica y social, por lo que es fundamental poner atención a las señales que nuestro cuerpo nos muestra para poder establecer estrategias de fortalecimiento ante la crisis”.
En lo que respecta al sueño, agregó, se deben implementar estrategias para que éste sea reparador y cumpla la función vital de regenerar energía y con ello las funciones fisiológicas y afectivas.
Entre las medidas que sugirió para mantener una buena higiene del sueño están: mantener un horario fijo para acostarse y levantarse, incluidos fines de semana y vacaciones; dormir un promedio de 7-9 horas y evitar la siesta, aunque en casos concretos se puede permitir después de comer, con una duración no mayor de 30 minutos.
En este sentido, se deben evitar las bebidas que contienen cafeína y teína, el alcohol, el tabaco y las comidas abundantes en carbohidratos y glucosa, puntualizó.
Además, recomendó realizar ejercicio regularmente, durante al menos una hora al día, con luz solar, preferentemente por la tarde y siempre al menos tres horas antes de ir a dormir.
En la medida de lo posible destacó que se debe mantener el dormitorio a una temperatura agradable y con niveles mínimos de luz y ruido; asimismo, evitar en cama actividades tales como: ver la televisión, leer, escuchar la radio, utilizar la computadora o el celular, concluyó.