Indiferencia ante la situación política general

Nota: en memoria de los 91 candidatos muertos, en las elecciones locales mexicanas.

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

La situación actual en España y Catalunya, así como respecto a la general, ha comportado una diversidad de sentimientos, que me parece interesante analizar de forma esquemática, en el presente escrito.

Es preciso señalar que en el momento presente predomina, a mi modo de ver, una importante indiferencia, por motivos y causas variadas, como intentaré explicar.

‘La indiferencia, etimológicamente, viene del latín indifferentis y significa ‘el que no hace distinción, que no muestra interés, atracción o repulsión’’.

(etimologías.dechile.net)

‘La indiferencia es un estado de ánimo que se caracteriza por una ausencia total de rechazo o agrado hacia una persona, objeto o circunstancia.

En términos de convivencia ciudadana, la indiferencia suele ser condenada y rechazada, porque su práctica va en contra de los valores de respeto, solidaridad y empatía necesarios para la vida en sociedad’

(www.significados.com)

Es decir, atendiendo a la política España / Catalunya, me parece que, efectivamente, entre el colectivo independentista se observa una cierta falta de interés, por desencanto (por cansancio, no por rechazo), mientras que, afortunadamente, otros muchos siguen y seguimos sintiendo una notable atracción por la causa, por lo que no somos indiferentes. Obviamente, entre los nacionalistas españoles, lo que abunda es la repulsión por dicha causa. Cuando es evidente que los demócratas españoles deberían ponderar que gracias a los partidos periféricos de Catalunya y Euskal Herria (País Vasco), hay un gobierno de coalición PSOE-Podemos y, así, se frena a la derecha.

Ahora bien, entre los independentistas catalanes, no se observa un cambio de ideología ni de deseo, ni un decaimiento en el respeto, la solidaridad, y en la empatía respecto a los que seguimos movilizados; más bien se trata de un estado depresivo, que comporta un cierto desencanto y una pérdida de ilusión, debido a la represión y al temor aplicado por el estado español.

Lo que pasa, es que hay una diferente estrategia, que va desde los pactistas actuales a los frontistas, si bien, el objetivo final es el mismo para todos, como se explica en el siguiente cuento sufí:

‘Cuatro compañeros de viaje, un iraní, un turco, un árabe y un griego llegaron a un pueblo y comenzaron a pelearse por la única moneda que les quedaba.

‘Yo deseo comprar augur’, dijo el iraní.
‘No, mejor compramos uzum’, opinó el turco.
‘Si puedo opinar’, dijo el árabe, ‘debemos comprar inab’.
‘Yo prefiero que compremos stafil’, insistió el griego.

Nasrudín, que les escuchó, les dijo: ‘Denme su moneda, creo que tengo la solución para vuestro problema’.

Desconfiados, se la entregaron, y el Mulá les compró cuatro racimos de uva.

‘Si es mi augur’, dijo el iraní.
‘Es lo que yo llamo uzum’, comentó el turco.
‘Me trajo mi inab’, se alegró el árabe.
‘Les dije que debíamos comprar stafil’, exclamó el griego.

Los cuatro compañeros se dieron cuenta que el desencuentro era debido, únicamente, a las diferencias en el idioma’.

Y, en nuestro caso, esperamos que las diferencias entre los partidos independentistas, sea, también, meramente estratégico. Y que, finalmente, Carles Puigdemont acabe siendo reconocido como el gran mulá que todos necesitamos.

‘La suposición de estados (personales) neutros, como dice Höffding, proviene no solo de que se desdeñan los grados más tenues de placer y dolor, sino también de que se padece una confusión entre el estado general del espíritu y el efecto producido por algunas representaciones y experiencias particulares. Este estado general no deja de estar determinado en cada instante por el predominio, ya del placer, ya del dolor’

(Wikipedia)

Yo creo que, en efecto, no hay estados personales neutros entre el placer y el dolor; y por eso, el eje entre ambos polos es el determinante. Pero, claro, mientras que para los independentistas el placer es la consecución de la independencia, para los españolistas, el placer es la unión. Y, eso mismo pasa con el dolor, pues para los independentistas lo comporta la unión, y para los españolistas, lo que llaman la ‘ruptura’ de ‘su patria’.

‘Según Scherer, los niveles emocionales son:

Las emociones de aversión y atracción.
Las emociones en que el sujeto evalúa su capacidad de control sobre la situación, nivel en el que surgen emociones más complejas, como la cólera o la depresión.
El nivel en que aparece la confrontación con las normas o expectativa sociales, y emergen la culpabilidad, el orgullo o el desprecio.

(…)

Asimismo, hay cuatro dimensiones afectivas: atracción / repulsión, agrado / desagrado, aprecio / desprecio y activación / depresión.

(…)

El dinamismo emocional es:

Impulso a ir hacia algo bueno: atracción.
Impulso a ir contra algo: agresión.
Impulso a separarse de algo: aversión.
Impulso a separar algo de mí: repugnancia’.

(J. A. Marina y M. López Penas, Diccionario de los sentimientos, Anagrama, Barcelona 1999, pág. 58)

Como hemos visto, la complejidad se da, precisamente, por ser contrapuestos los deseos de los unionistas y los separatistas; y a mi modo de ver, en buena medida, la respuesta es emocional, en ambos colectivos; si bien, si todos, fuéramos capaces de efectuar un análisis racional, con un máximo nivel de objetividad, estoy convencido que la mayor parte de la población acordaríamos que la gestión de forma directa de nuestros propios recursos es más operativa y eficaz. Por lo que la independencia, racionalmente, parece la respuesta más objetiva.

Pero los unionistas ya no hacen el mero ejercicio racional, pues su sentimentalismo se lo impide, y prefieren su bandera, la corona, la roja del fútbol, y los toros, por encima de cualquier otro argumento, por lo que les pasa como en la siguiente fábula:

‘Los dos miopes:

Vivían en el mismo pueblo dos hombres muy miopes que sin embargo intentaban ocultar su problema con la vista. Así que cuando debían demostrar si veían bien de lejos, terminaban inventándose cosas.

Cuando estaban ju tos, los dos iban inventando todo lo que imaginaban ver. De esta forma, pensaban, que el otro no se daría cuenta de su problema.

Un día entraron en el templo y observaron que las personas miraban mucho hacia una de las paredes. Los dos miopes estaban juntos, y uno de ellos decidió ‘presumir’ de su buena vista ante el otro:

‘Vaya -dijo de pronto- ¡Qué precioso es el retablo nuevo que han colocado en esa pared!’

El otro miope, lejos de preguntar qué veía, continuó siguiendo su invención:

‘Sí, ¡qué maravilla! ¡Y es de oro! ¿De dónde habrán sacado tal preciosidad? ¡Si hasta parece una figura real!

Desde luego … ¡qué realismo!, respondió el otro miope.

Un hombre que lo observaba todo y había oído su conversación, no pudo aguantarse y comenzó a reír sin parar.

¡Ja, ja, ja! ¿Pero serán miopes que ven hasta un retablo de oro en donde sólo hay una humedad en la pared?, ¡ja, ja, ja!

Y los miopes salieron avergonzados del templo’.

(tucuentofavorito.com)

Ahora bien, como todos sabemos, el problema que tenemos no es sólo el territorial, pues hay muchos otros retos en diferentes planos: económico, social, etc.

E, incluso en temas como la modificación de las tarifas eléctricas, con la imposición de unas franjas horarias ilógicas y draconianas, vimos ayer que las manifestaciones populares para manifestar el disgusto ante las mismas, fueron minoritarias. Un compañero del corte diario de la avenida Meridiana, nos comentó que había asistido previamente a la mencionada, y que viendo la poca asistencia, los propietarios de las eléctricas, y el propio gobierno central, se debían frotar las manos.

Ciertamente, la población en general está desmovilizada, y por eso, los poderes del estado y las empresas del Ibex 35 se aprovechan.

Es cierto que, para efectuar concentraciones masivas, debe haber una potente campaña informativa previa; cosa que no es fácil, ya que los propios poderes dificultan esa campaña, la censuran. Por lo tanto, no puede hacerse la lectura fácil de que tenemos lo que nos merecemos, pero yo diría que sí que hay mucho de esto.

En definitiva, sabemos que siempre es más motivador actuar en positivo, siguiendo el impulso de ir hacia algo bueno, ya que la atracción es más fácilmente asumible. Ahora bien, en la historia no hubieran habido revoluciones, si no hubiesen sido exitosos los impulsos contra algo, pues, en esos casos, la agresión es asumida por sus esperados resultados positivos.

Y, como he comentado, si nos limitamos exclusivamente al dinamismo emocional, nunca se podrá resolver el problema territorial que tenemos; pues lo atractivo para uno, es vivido de forma agresiva por el otro.

Por lo tanto, los argumentos deben buscarse en aspectos objetivos, racionales; y este es el terreno en el que el estado español nunca ha querido ni querrá discutir en esos ámbitos, aún sabiendo que su poderosa maquinaria podría acabar imponiéndose, como pasó en Quebec y en Escocia. Pero, no, aquí prefieren seguir envueltos en su bandera, y mantener a su rey. Está claro que el republicanismo español está en horas bajísimas. Por eso no podemos esperar nada. Todo depende de nosotros.

Y dado que los nacionalistas españoles están empecinados que un referéndum pactado es imposible, y una declaración unilateral, también, lo que muestran es una repugnancia, una aversión, hacia el independentismo.

En este contexto, intentar dialogar, es como sentarse ante un tablero, y unos jugar con las piezas y reglas del ajedrez, y los otros con las piezas y reglas de las damas.

Y lo triste sería que, aún así, los dialogantes se mostraran satisfechos, pues nos recordaría el siguiente chiste de Jaimito:

‘Mamá, mamá, hoy casi saco un 10.
¡Muy bien, Jaimito! Pero ¿por qué casi?
Porque se lo dieron a mi compañero de al lado’

Por lo tanto, los independentistas debemos seguir persistiendo, ya que, si desistimos, aunque sea temporal y transitoriamente, habremos perdido, no habrá servido para nada todo lo que hemos hecho estos diez últimos años, y seguirá la represión sobre los miles de independentistas encausados.

Sabemos que todo tiene un riesgo, como, por ejemplo, he citado de México (afortunadamente, en Europa no tenemos ese nivel de violencia), pero debemos tener claro que si nos volvemos indiferentes, dejamos de participar activamente, y ‘pasamos’ de la política, la política nos la seguirán haciendo los de siempre.

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