Siguiendo con el tema de mi escrito de ayer, sobre la información, contrainformación y desinformación, me parece muy interesante, reproducir algunos fragmentos de un artículo publicado ayer, ya que complementa mis comentarios al respecto.
El término información, etimológicamente, viene del latín ‘informatio’: acción y efecto de dar una noticia.
Y es evidente que toda información consta de un emisor, un mensaje, un transmisor (medio) y un receptor.
Así que, si no se transmite, o no llega a su destino, al receptor, será un mero documento, pero no un mensaje.
Asimismo, y atendiendo a la etimología mencionada, la información ha de dar una noticia; y este término, etimológicamente, también viene del latín, de ‘notitia’: algo que se da a conocer, notoriedad.
Por lo que, si el mensaje no da a conocer algo novedoso, no es información, es redundancia.
Tal como he comentado, seguidamente reproduzco algunos párrafos de un artículo que muestra, a mi parecer, un comunicado sin destino, por lo que no es ni un mensaje, ni una información para el receptor del mismo (aunque pueda serlo para otros, por la publicidad que se da al propio comunicado):
‘Mensaje en un misil: Puedes pagar dinero para firmar un proyectil que el ejército de Ucrania disparará contra soldados rusos.
Las guerras son casi tan antiguas como la humanidad. Las excentricidades que acompañan las guerras, también.
‘Tómala’, escribió en una piedra un soldado griego hace 2000 años. La piedra pesaba 100 gramos y no era una piedra, era un arma de guerra: los defensores de Atenas lanzaban piedras con hondas contra las tropas persas, que intentaban someter brutalmente Grecia. ‘Tómala’, en argot bélico, quiere decir: ‘Jódete si te mato’. También en tiempos de Platón y de Sócrates.
La historiografía sostiene que este fue la primera vez que un soldado decidió enviar un mensaje a los soldados a quienes iba a matar a través del objeto que los había de matar. Desde entonces ha sido una práctica habitual: hay constancia de proyectiles escritos, en casi todas las guerras. Hay constancia, también, que el humor negro se acentúa en las trincheras.
La invasión rusa de Ucrania ha traído esta práctica ancestral a una nueva dimensión.
‘Firma tu misil. Envía tu saludo a los rusos ocupadores’, leo en una página web llamada Sign My Rocket.
(…)
Cualquier usuario de internet puede pagar a Sign My Rocket para que los militares ucranios escriban una dedicatoria en un proyectil que será disparado contra las tropas de Vladimir Putin. El mensaje lo escoge el usuario, también el tipo de proyectil, y también el tipo de pago: tarjeta de crédito, PayPal o bitcoins. Una vez finalizado ese proceso, es preciso clicar sobre el botón ‘Fire’ (dispara)
Después de unas semanas, recibirás una foto hecha por los soldados -un vídeo si pagas más- como comprobante de que el lanzamiento se ha efectuado.
Los soldados no te sabrán concretar si el proyectil ha matado a hombres uniformados del otro bando. Cada uno puede imaginar lo que quiera. Teniendo en cuenta que en Ucrania se ha llegado a matar a ritmo de la Segunda Guerra Mundial, las posibilidades de acierto son bastante elevadas.
Hay bombas para todos los bolsillos. La opción más asequible es escribir tu mensaje en un obús de artillería de 155 mm, cuesta 200 $ si solo quieres recibir una foto o 1000, si prefieres recibir un vídeo del lanzamiento.
La opción más cara es un caza soviético Mig-29, que volará por el cielo de Ucrania adornado con tu mensaje; precio, 20.000 $.
Entremedio, escoge y pide: misil Himars por 1.500 $, obuses M777 Howitzer por 5.000, o proyectiles guiados M982 Excalibur por 700.
La web asegura que todo este dinero se convierte en donaciones para el ejército de Ucrania.
Contacto por correo electrónico con Anton Sokolenko, voluntario y director de Sign My Rocket, y le pregunto: ¿Qué sentido tiene escribir mensajes en un misil, pues los misiles explotan, y el mensaje también?
La respuesta es que ‘en nuestro caso tiene mucho sentido, pues es una manera de financiar a nuestro ejército, pero simbólicamente, también lo tiene, pues muchos soldados ya escribían sus propios mensajes para conseguir aligerarse, cuando lo hacen, pues expresar la rabia, la frustración, vengar la muerte de algún compañero o la caída de una ciudad. También escriben menajes irónicos o de humor para mofarse de los rusos. (…)’
(Francesc Millán, Ara, 15 de setiembre)
Este autor también comenta que los soldados de ambos bandos se envían mensajes por las redes sociales, mensajes de todo tipo, claro. Y estos últimos sí que llegan a su destino, y son leídos; pero los inscritos en misiles u otros proyectiles, salvo el objetivo monetario y el ‘terapéutico’ (para descargar la tensión de los soldados), carece de valor comunicativo. Es diferente a la mencionada piedra escrita por el soldado ateniense, ya que la piedra, generalmente no se destruía, por lo que podía ser leída por compañeros del receptor del proyectil.
Así que, como vemos, la especie humana no ha mejorado todo lo que presumimos, pues mantenemos el mismo perfil que nuestros ancestros.
Y claro, continuamos con falsos mensajes: por no ser noticias (datos novedosos) o por carecer de receptor.
En el movimiento independentista catalán, también cometemos esos mismos errores, al repetir: ‘que las calles son nuestras’, ‘que lo volveremos a hacer’ (el referéndum), etc., ya que son mantras sin contenido real, que no aportan nada novedoso, y que distan mucho de ajustarse a una posible futura ‘verdad’.
Igualmente, esta semana, Pedro Sánchez comentó al comité federal del PSOE, ‘que continuaría gobernando con o sin el soporte del parlamento, pues ya está acostumbrado a gobernar contra un congreso que está a la contra de todo’. Obviamente, al día siguiente fue criticado en el parlamento, pero Sánchez estaba ausente, por su agenda internacional.
Pues bien, todos sabemos que sin el paso por el congreso de los diputados, Pedro Sánchez no podrá aprobar ninguna ley, ni los presupuestos generales; y eso no es gobernar. Ya que si pretendiese funcionar mediante decretos ley, debería ajustarse a la normativa de la urgencia y necesidad e, incluso en ese caso, debería someter el decreto al parlamento, en un plazo de un mes.
Así que ese tipo de pseudo mensaje, es una falsa información, por su contenido, y por los destinatarios, que no eran los miembros de la ejecutiva del PSOE, si no que era, de rebote, el propio parlamento, que sabe que no poder ser ninguneado, salvo que se actúe como un dictador (que ganas, por lo visto, no le faltan a Pedro Sánchez)
Otro ejemplo de desinformación e intoxicación, lo tenemos en las actuaciones efectuadas por ERC, a través de su caja B, lo que la infame Marta Rovira denominó operaciones de ‘contraste’, y que no han querido investigar, lo que demuestra la implicación directa de sus máximos responsables.
En definitiva, que estamos inmersos de gran cantidad de basura, que no es información, por carecer de las premisas señaladas al respecto.
Por eso, y volviendo al mensaje de mi escrito de ayer, debemos ser extremadamente críticos, para desbrozar esa basura, de los verdaderos mensajes informativos. Y, posteriormente, pedir responsabilidades a sus emisores.